En lo social, Umbanda no prohíbe a sus creyentes fumar, bailar, beber con moderación etc., porque se basa en la premisa, que DIOS entrego "graciosamente" sus enseñanzas, bendiciéndonos con todos los elementos que la maravillosa naturaleza posee, encomendándonos cuidar con amor ese patrimonio y servirnos de él en la medida de nuestras necesidades terrenales.
Y en ésta cosas
del ser libres, suele pasar que algunas personas se
valgan de Exu, utilizándolo para practicas
maléficas, cosa que aprovechan muy bien otras
religiones, para meternos a todos en la misma bolsa.
Pero como decía anteriormente, inexorablemente,
por la ley de acción y reacción, mas
tarde o más temprano, aquellos que utilizan
a nuestros amados Exu para fines espurios, más
tarde o más temprano, pagarán sus deudas
kármicas.
La importancia del
tratamiento a los Exu es fundamental, porque cuando
un Umbandista ofrenda a Exu, le está pidiendo
que las pruebas a soportar en la vida, no le sean
tan excesivas . Y nadie mejor que ellos, si son tratados
con el respeto y cariño que se merecen, para
encontrar las soluciones que se ajusten a nuestras
necesidades, limpiando el camino que nos permitirá
transitar una mejor calidad de vida. Algo que podemos
conseguir, simplemente encendiendo una vela en su
honor.
Ser médium de
incorporación dentro de la Ley de Umbanda,
no es sólo hacer obligación una vez
por año, o asistir a algunas Giras de Exu .
Para llevar bien altas las banderas de la religión
es primordial estar siempre conectados con su esencia,
respetar las tradiciones y jamás olvidar que
nuestro cuerpo y mente, son la morada de los espíritus
que convocamos. Por consiguiente, el médium
que recibe a Exu deberá purificar su cuerpo
antes de la incorporación comiendo muy liviano,
no ingiriendo bebidas alcohólicas y abstenerse
de sexo veinticuatro horas antes de su incorporación.
Su materia, es el vehículo de unión
y como tal, tiene que ser tratado como un santuario
y conservado en perfectas condiciones de pulcritud.
El pensamiento del
médium debe estar limpio de envidias, agresiones,
soberbias y egoísmos. Jamás la vulgaridad
podrá comprender lo sublime, razón,
por la que el practicante necesita trabajar permanentemente
en su actitud personal, ser recto, comprensivo y dedicado
al servicio de ayudar a sus hermanos, olvidando muchas
veces sus propias necesidades. Todo buen Umbandista
se desprenderá de las mezquindades humanas,
emulando a las entidades, que siendo tan superiores,
cuando nos ocupan, obsequian su caridad, con humildad
y respeto y son tan prudentes en sus lecciones, que
hasta las imparten de un modo indirecto dejándole
el mérito a quien las aplica.
Las Primeras Incorporaciones
El miedo a lo desconocido
suele ser el más injusto de los consejeros
y anula la posibilidad de actuar adecuadamente. Por
tal razón, cuando el médium aún
no tiene claro los conceptos, es posible que en medio
de una gira, su ansiedad lo lleve a cometer incorrecciones
y consciente o inconscientemente fuerce esa incorporación
olvidando que, un espíritu en sus primeras
manifestaciones es como un bebe dando los primeros
pasos. Si ya decidiera saludar, beber, hablar etc.,
no nos cabe mas que pensar que es la materia la que
está sicopateando.
Son entonces las sesiones
de desarrollo, las que posibilitan al alumno a recibir
correctamente esa manifestación energética.
En ellas, se prepara a la persona que integra una
corriente mediumnica a perder miedos y vanidades.
Son las cualidades morales del médium las que
alejan a los espíritus obsesores. Fingir o
teatralizar hace que el verdadero ser de luz atrase
su llegada. Y es plausible, que la verdadera corriente
energética que el médium desestimó
al dejar volar su fantasía, entre en rebeldía
contra la materia haciéndolo trastabillar o
caer, como un modo de expresar que esa persona debe
ser mejor adoctrinada.
Cuando se dan estas
situaciones, es obligación del ministro religioso,
enseñar, tanto al médium a controlar
su ansiedad, como a ese espíritu, a adaptarse
a la materia que haya elegido para comunicarse con
la tierra, mientras juntos van creciendo y desarrollando
su potencial, para cumplir con la misión que
a cada uno le compete.
Fuentes Consultadas
Jose Maria Lemos
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