Muchisimas veces hemos dicho: "Pues yo soy asi" o " Las cosas son asi".
Con esas palabras estamos diciendo, en realidad, que eso es lo que creemos que es verdad para nosotros.
Generalmente, lo que creemos no es otra cosa que la opinion de alguien mas, que nosotros hemos incorporado a nuestro sistema de creencias.
Y seguramente, se adecua a la perfeccion a todas las otras cosas que creemos.
¿Es usted una de las tantas personas que cuando se levantan y ven que esta lloviendo, protestan por ese dia infame?.
Pues no es un dia infame, no es mas que un dia de lluvia.
Si nos ponemos la ropa adecuada y cambiamos de actitud, podemos divertirnos muchisimo, de la forma en que es posible divertirse en un dia de lluvia.
Si realmente creemos que los dias de lluvia son infames, entonces cada vez que llueva nos deprimiremos.
Nos pasamos peleando el dia peleando con el tiempo, en vez de experimetar plenamente lo que esta sucediendo en ese momento.
No hay ni "buen" ni "mal" tiempo: solo hay tiempo, y nuestras maneras individuales de reaccionar ante el.
Si queremos una vida jubilosa, debemos tener pensamientos jubilosos.
Si queremos una vida prospera, debemos tener pensamientos de prosperidad.
Si queremos una vida llena de amor, debemos poner amor en nuestros pensamientos.
Aquello que, verbal o mentalmente, enviemos hacia afuera, sera lo que de la misma forma vuelva a nosotros.
Fuentes Consultadas
Editorial Urano
26 de septiembre de 2012
- Abeto (Abies alba) - Fitoterapia -
El abeto es un árbol de gran porte que puede
llegar a alcanzar los 60 metros de altura; de
tronco recto y corteza relativamente lisa, grisácea,
con la copa piramidal, se mantiene verde todo el año.
Las ramas las tiene ordenadas por pisos,extendidas.
El abeto tiene flores machos y hembras, pero
sobre el mismo pie.
Forma piñas rollizas, de no más de 5 cm. de
anchura, prolongadas y erguidas sobre las ramas, con las escamas que recubren las semillas.
Estas piñas no se desprenden del árbol, como hacen las de los pinos, sino que se descomponen en las ramas después de madurar y van soltando piñones y escamas, dejando así pelado el eje de la piña.
Se cría formando abetales en la mayor parte del Pirineo, sobre todo en sus vertientes más
septentrionales.
Florece en primavera y las piñas maduran durante el otoño siguiente.
De la recolección interesan yemas, hojas, corteza y resinas.
De las yemas se saca una resina y una esencia compuesta de limoneno y pineno.
De las hojas obtenemos glucósidos, piceina y también una esencia.
En la corteza encontramos celulosa, minerales y taninos.
Y por último en la resina tenemos el compuesto
más característico de este árbol, que es la esencia de trementina: ésta se acumula
en lagunas o vejigas corticales durante la primavera y el otoño; se presenta líquida y, aunque viscosa, es casi tan fluida como el aceite.
Destilando esta trementina -generalmente en vapor de agua a temperatura no demasiado
elevada- se obtiene la esencia, además de otros compuestos.
La trementina de abeto ha gozado siempre de mucha fama entre las gentes de pueblo.
Tiene propiedades balsámicas, expectorantes y antisépticas de las vías respiratorias y urinarias.
En uso externo: Es rubefaciente, es decir, que aplicado sobre la piel la enrojece e inflama, aprovechándose esta virtud para aplicar sobre ella otros medicamentos que penetren mejor en la piel.
Hay que recordar que, al tratarse de una esencia, se deben guardar las debidas precauciones.
por la posible aparición de irritaciones
y alergias.
Infusión: A partir de las yemas o de las hojas.
Tintura: De 10 a 20 gotas de la tintura, tres veces al día.
Extractos: Se pueden encontrar tanto el extracto seco como el fluido, y ambos tienen
idéntico uso.
Además se puede usar de forma externa en baños, inhalaciones, linimentos, ungüentos o
emplastos.
Balsámico. Antiséptico. Rubefaciente
Fuentes Consultadas
Plantas Medicinales
llegar a alcanzar los 60 metros de altura; de
tronco recto y corteza relativamente lisa, grisácea,
con la copa piramidal, se mantiene verde todo el año.
Las ramas las tiene ordenadas por pisos,extendidas.
El abeto tiene flores machos y hembras, pero
sobre el mismo pie.
Forma piñas rollizas, de no más de 5 cm. de
anchura, prolongadas y erguidas sobre las ramas, con las escamas que recubren las semillas.
Estas piñas no se desprenden del árbol, como hacen las de los pinos, sino que se descomponen en las ramas después de madurar y van soltando piñones y escamas, dejando así pelado el eje de la piña.
Se cría formando abetales en la mayor parte del Pirineo, sobre todo en sus vertientes más
septentrionales.
Florece en primavera y las piñas maduran durante el otoño siguiente.
De la recolección interesan yemas, hojas, corteza y resinas.
De las yemas se saca una resina y una esencia compuesta de limoneno y pineno.
De las hojas obtenemos glucósidos, piceina y también una esencia.
En la corteza encontramos celulosa, minerales y taninos.
Y por último en la resina tenemos el compuesto
más característico de este árbol, que es la esencia de trementina: ésta se acumula
en lagunas o vejigas corticales durante la primavera y el otoño; se presenta líquida y, aunque viscosa, es casi tan fluida como el aceite.
Destilando esta trementina -generalmente en vapor de agua a temperatura no demasiado
elevada- se obtiene la esencia, además de otros compuestos.
La trementina de abeto ha gozado siempre de mucha fama entre las gentes de pueblo.
Tiene propiedades balsámicas, expectorantes y antisépticas de las vías respiratorias y urinarias.
En uso externo: Es rubefaciente, es decir, que aplicado sobre la piel la enrojece e inflama, aprovechándose esta virtud para aplicar sobre ella otros medicamentos que penetren mejor en la piel.
Hay que recordar que, al tratarse de una esencia, se deben guardar las debidas precauciones.
por la posible aparición de irritaciones
y alergias.
Infusión: A partir de las yemas o de las hojas.
Tintura: De 10 a 20 gotas de la tintura, tres veces al día.
Extractos: Se pueden encontrar tanto el extracto seco como el fluido, y ambos tienen
idéntico uso.
Además se puede usar de forma externa en baños, inhalaciones, linimentos, ungüentos o
emplastos.
Balsámico. Antiséptico. Rubefaciente
Fuentes Consultadas
Plantas Medicinales
- Abedul (Betula Verrucosa) -
Se trata de un árbol conocido desde culturas
arcaicas, si bien hasta entrado el siglo XII no
se le atribuyeron propiedades curativas pues
con anterioridad solo se aprovechaba su madera.
Puede llegar a alcanzar los treinta metros de
altura; la corteza tiene un tono blanquecinoplateado.
Podemos encontrar ejemplares de este árbol
en casi todo el norte de España así como en
algunas zonas altas -por encima de los 1000
metros respecto al nivel del mar- de la mitad
sur de la Península.
En Portugal, curiosamente, se cultiva a una
altura más baja.
Las ramas jóvenes tienden a encontrarse caídas, penduleantes, con un extremo que presenta unas verrugosidades que las hacen ásperas al tacto y a las que debe el nombre latino de "Betula verrucosa".
Dentro del mismo árbol encontramos flores masculinas y flores femeninas, separadas y
bien diferenciadas; son de un color verde amarillento y curiosamente la floración se produce antes de salir las hojas, en los meses de abril y mayo, pudiéndose observar unos
amentos masculinos que, tras cumplir la misión polinizadora, caen al suelo; los femeninos,
por su parte, se conservan para formar los frutos.
La recolección se efectúa en los meses de primavera, recogiendo las hojas- que es la
parte a utilizar- y procediendo a efectuar el secado a la sombra, por debajo de los 40ºC y
en lugares bien ventilados.
Se emplea prácticamente toda la planta: la flor, la savia, la yema, las hojas y la corteza de
las ramas jóvenes.
En las hojas encontramos gran cantidad de flavonoides (como la miricitrina) que son los
responsables de su marcada acción diurética, empleándose en casos de afecciones urinarias
como cistitis, pielonefritis, litiasis, oliguria e hidropesía.
Si nos fijamos detenidamente en las hojas, observaremos la presencia de aceite esenciales; un ejemplo es el betulinol, que contiene una cierta acción febrífuga por lo que su empleo como antitérmico da buenos resultados.
La esencia de por sí actúa como antiséptico y cicatrizante, por lo que se puede emplear en determinados tipos de infecciones.
El principio aromático de esta esencia es el ácido betulábico.
En la corteza encontramos taninos, cuya proporción puede variar entre el 10 y el 20 % y
que le confiere acción astringente y colerética, empleándose en disquinesias biliares.
La savia tiene acción diurética y antirreumática, por lo que se utiliza en procesos de gota y reumatismo.
Infusión de las hojas: Se añaden 35 gramos de hojas a un litro de agua, dejándolas en
contacto con el agua hervida y fuera del fuego durante diez minutos; al alcanzar los 40ºC se añade un gramo de bicarbonato sódico, aumentando así su efectividad.
Se pueden tomar un total de tres tazas al día.
Antiséptico. Diurético. Astringente
Fuentes Consultadas
Editotial Efat
arcaicas, si bien hasta entrado el siglo XII no
se le atribuyeron propiedades curativas pues
con anterioridad solo se aprovechaba su madera.
Puede llegar a alcanzar los treinta metros de
altura; la corteza tiene un tono blanquecinoplateado.
Podemos encontrar ejemplares de este árbol
en casi todo el norte de España así como en
algunas zonas altas -por encima de los 1000
metros respecto al nivel del mar- de la mitad
sur de la Península.
En Portugal, curiosamente, se cultiva a una
altura más baja.
Las ramas jóvenes tienden a encontrarse caídas, penduleantes, con un extremo que presenta unas verrugosidades que las hacen ásperas al tacto y a las que debe el nombre latino de "Betula verrucosa".
Dentro del mismo árbol encontramos flores masculinas y flores femeninas, separadas y
bien diferenciadas; son de un color verde amarillento y curiosamente la floración se produce antes de salir las hojas, en los meses de abril y mayo, pudiéndose observar unos
amentos masculinos que, tras cumplir la misión polinizadora, caen al suelo; los femeninos,
por su parte, se conservan para formar los frutos.
La recolección se efectúa en los meses de primavera, recogiendo las hojas- que es la
parte a utilizar- y procediendo a efectuar el secado a la sombra, por debajo de los 40ºC y
en lugares bien ventilados.
Se emplea prácticamente toda la planta: la flor, la savia, la yema, las hojas y la corteza de
las ramas jóvenes.
En las hojas encontramos gran cantidad de flavonoides (como la miricitrina) que son los
responsables de su marcada acción diurética, empleándose en casos de afecciones urinarias
como cistitis, pielonefritis, litiasis, oliguria e hidropesía.
Si nos fijamos detenidamente en las hojas, observaremos la presencia de aceite esenciales; un ejemplo es el betulinol, que contiene una cierta acción febrífuga por lo que su empleo como antitérmico da buenos resultados.
La esencia de por sí actúa como antiséptico y cicatrizante, por lo que se puede emplear en determinados tipos de infecciones.
El principio aromático de esta esencia es el ácido betulábico.
En la corteza encontramos taninos, cuya proporción puede variar entre el 10 y el 20 % y
que le confiere acción astringente y colerética, empleándose en disquinesias biliares.
La savia tiene acción diurética y antirreumática, por lo que se utiliza en procesos de gota y reumatismo.
Infusión de las hojas: Se añaden 35 gramos de hojas a un litro de agua, dejándolas en
contacto con el agua hervida y fuera del fuego durante diez minutos; al alcanzar los 40ºC se añade un gramo de bicarbonato sódico, aumentando así su efectividad.
Se pueden tomar un total de tres tazas al día.
Antiséptico. Diurético. Astringente
Fuentes Consultadas
Editotial Efat