23 de diciembre de 2017

Prometeo - Mitologia Griega -


Hijo del Titán Japeto y de Climena. 
Según dice la leyenda, Zeus desató el diluvio universal con el fin de arrasar con todos los seres humanos. Prometeo le dijo a su hijo Decaulión que construyera un arca donde pudiera salvarse él y su esposa, para continuar así la especie humana. 
A Prometeo se le debe la medicina, la medida del tiempo, la navegación, el fuego (que se lo robó a los dioses). 
Zeus no le tenía nada de simpatía y un día decidió ordenar a Hefesto que encadenara a Prometeo a la cima de una montaña muy alta donde un águila le comería en la mañana el hígado y luego en la noche le crecería de nuevo el mismo órgano para que a la mañana siguiente volviera el águila a continuar el torturante ciclo. 
Sin embargo, Prometeo sabía un secreto de Zeus y fue por éste que Zeus lo liberó. 
El secreto era que si Zeus tenía un hijo con Tetis éste sería más poderoso que su padre. Entonces Zeus decidió dar a Tetis en matrimonio a Peleo, y de ellos nació Aquiles, héroe de Troya.

Cuenta la leyenda griega que la primera generación mística (las divinidades primordiales) creó la raza de los Titanes. Estos, en la persona de Cronos (Saturno), el dios del tiempo, destronaron al Cielo (Caelus, Urano).
Después, Zeus (Júpiter), hijo de Cronos, sucede a su padre y vence a la antigua estirpe en una guerra sangrienta que lleva a los olímpicos al poder.
Siguiendo la lógica de esa evolución, la raza que sucediera a los olímpicos, en términos de tiempo, debería, en igual forma, combatirlos y destronarlos. Pero esta raza son los hombres. Y la lucha sigue empeñada hasta hoy sin que, evidentemente, la humanidad venza a la divinidad.
El mito de Prometeo es la síntesis de la lucha hombre-divinidad. Representa una humanidad activa, industriosa, inteligente y ambiciosa, que trata de igualarse a las potencias divinas.
Prometeo no es un dios olímpico; es un titán (hijo de Japeto y Climene). Su crimen fue, justamente, el haber tratado de crear una raza que superase a los olímpicos; en ese empeño, enseño a sus criaturas el modo de dominar la naturaleza y de conocerse cada vez más, a sí mismas.
En sus esfuerzo por penetrar los misterios de la naturaleza, el hombre está obligado a abandonar el ocio: progresar cuesta sacrificios y representa enfrentarla, tanto en lo íntimo como en lo demás y en lo exterior. representa, también, la envidia y la represión de los dioses, temerosos de que la civilizaciones mortales aventajen al reino olímpico.
El psicoanálisis interpreta de distinta forma el mito de Prometeo en su eterna lucha con la divinidad. Creado por el espíritu, como todos los otros seres, el hombre, sin embargo, se distingue de las demás formas de vida por poseer inteligencia, una conciencia que lo individualiza y lo hace capaz de enfrentar a las fuerzas que lo dominan. Según el concepto psicoanalítico, Prometeo representa el despertar de la consciencia, la madurez del hombre libre que ha dejado de ser criatura dependiente, el principio de la intelectualización (idea contenida en su propio nombre, que en griego significa “pensamiento previsor”).
El mito tiene tres etapas. La primera corresponde a la creación del ser consciente, e incluye el robo del fuego, elemento básico para la elaboración de las culturas y civilizaciones que la consciencia humana ya podía emprender. La segunda etapa se refiere a la seducción del hombre por la mujer: Pandora. La tercera parte del mito cuenta el castigo (y la posterior liberación) del titán Prometeo.
Al dar fuego a los hombres, Prometeo los libera definitivamente de la dependencia divina. Sin el fuego, no sería posible transformar el medio ambiente, ni adaptarlo a las necesidades físicas de cada pueblo, de cada región. Al rededor del fuego se reunían los hombres primitivos, haciendo de ese elemento un importante factor de sociabilidad.
El fuego no es sólo el instrumento de transformación de las substancias, de cocción de los alimentos, de creaciones artesanales. El fuego representa, también, lo espiritual (luz), la sublimación (calor). Pero también agente de destrucción. Maravillados por sus propias invenciones, los hombres se imaginaron iguales a los dioses y dejaron de hacer sacrificios a los inmortales.
En ese momento, para castigar a los hombres, los olímpicos envían a Pandora, el símbolo de los deseos terrenales.
Castigada la humanidad, Zeus decide castigar a Prometeo, el orgulloso intelecto creador.
Pero, finalmente, viene la salvación: Hércules, también criatura de Prometeo, hombre-héroe, lo libera y mata al águila que le corroía el hígado inmortal. Prometeo se reconcilia con Zeus y entra en el Olimpo. Las consecuencias de esa culpa son olvidadas. El fuego deja de ser un poder destructivo para constituirse en el un elemento purificador, con el cual se realizan los sacrificios divinos.

Prometeo significa todas las tendencias que nos empujan a saber,porqueno es lo mismo entender que saber; saber, es saber hacer. Y nos empuja a
     saber tanto como nuestros padres, más que nuestros padres, tanto como
     nuestros maestros, más que  nuestros maestros; nuestras líneas vitales…

     Tú, que no estás sujeto a ningún límite, determinarás, por ti mismo, tu
     propia naturaleza y conocimiento, según tu libre y universal voluntad...

     Prometeo permanece indisolublemente ligado a la humanidad, al haber
     recibido de él sus conocimientos y técnicas.  Fue el trágico Esquilo el  primero
     que presentó la figura de Prometeo como la encarnación de la libertad
     humana enfrentada con orgullo... al destino.




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Poseidon - (Neptuno En Los Romanos) Mitologia Griega -


Poseidón, el gran dios del mar que reinaba sobre los mares y todos los medios acuáti­cos, era hijo de Cronos y de Rea, y hermano mayor de Zeus. 
Era uno de los 12 dioses mayores que habitaban en el Olimpo, aunque casi siempre estaba en su palacio bajo las aguas y sólo visitaba el Olimpo cuando quería ver a los otros dioses.

Cronos y los otros titanes habían reinado hasta que Zeus inició una guerra contra ellos. Pero tras la victoria de los jóvenes dioses Zeus, Hades y Poseidón, el mundo quedó dividi­do entre ellos. 
Zeus dominó el cielo y Po­seidón el mar. Siendo el rey de todos los dioses, Zeus dominaba además la tierra, el territorio neutral en el que el dios del mar se hacía notar a través de los terremotos. 
El iracundo Poseidón era temido como «el que sacudía la tierra», según palabras de Homero, e instigaba las mareas más abruptas y las tormentas en alta mar.

Poseidón no aceptó de buena gana que su hermano fuese el soberano de todos los dioses. En una ocasión llegó a conspirar contra él, con la ayuda de Hera y Atenea, para intentar derrocarle. 
Los tres maquinaron la forma de encadenarlo, pero la nerei­da Tetis vino a rescatarlo y llamó al gigan­te de 100 brazos Briareo, de extraordinaria fuerza, para que acudiese al Olimpo. Allí se situó junto al trono de Zeus en actitud amenazante y consiguió sofocar la rebelión.

El temible y caprichoso dios del mar, con el que los navegantes debían llevarse bien, fue adorado en todo el mundo griego y romano. 
Se han conservado numerosas imágenes suyas como una figura imponente con su barba y su tridente, arma que utilizaba para pescar y que había sido un regalo de los cíclopes, que también le dieron a Zeus los rayos y a Hades el casco que lo hacía invisible. 
Sin embargo, según algunos, Poseidón había sido al principio un dios de la tierra, pues su nombre significa «esposo de la tierra», pero posteriormente había sustituido a deidades marinas como Nereo y Proteo. 
Se cree que en cierta ocasión también fue adorado con la forma de un caballo, al igual que Hera lo fue en la de una vaca y Atenea en la de una lechuza. 
A Poseidón se le atribuía la creación de varios animales, como el caballo, el toro y el delfín.

El dios regalaba sus excepcionales caballos a los mortales de vez en cuando. 
Así, le regaló a Pelops los equinos con los que ganó la carrera por su futura esposa Hipodamia y, junto a otros dioses, le dio a Peleo los caballos parlantes e inmortales Janto y Balio tras su boda con la diosa Tetis. 
El mismo Poseidón tenía una cuadriga tirada por caballos de mar que le permitía viajar por las olas a gran velocidad. 
Su esposa Anfritrita, hija de la deidad marina Nereo, vivía a su lado en un palacio de oro bajo el mar. 
Estaban rodeados de un extenso séquito de ninfas. 
Su hijo Tritón, una especie de sirena masculina y sus hijas Rodé y Bentesicime también vivían con ellos.

Al igual que su hermano Zeus, Poseidón no era un marido fiel, pues sedujo y forzó a numerosas diosas, ninfas y mortales con las que tuvo incontables descendientes. 
Ya antes de su boda con Anfritrite había tenido un amorío con su hermana Deméter e incluso había concebido al gigante Anteo con su abuela Gaya. 
El infame cíclope Polifemo también era hijo suyo y además se le atribuye la paternidad del gran héroe Teseo. 
Poseidón hizo invulnerable al efecto de las armas a su hijo Cieno, aunque eso no sirvió para evitar que Aquiles lo matase, cosa que hizo utilizando la correa de su propio casco. Poseidón transformó después a su hijo en un cisne.

Una de las muchas víctimas de la lascivia de Poseidón fue Medusa. 
Aunque la apariencia con la que nos la han transmitido era aterradora, parece ser que Medusa había sido bella con anterioridad. 
Tanto que Poseidón había perdido el control y la había forzado en un santuario de Atenea, que se enfadó tanto que decidió castigarla y llenarle el cabello de serpientes. 
Cuando Perseo mató a Medusa poco después, la gorgona estaba embarazada de su relación con Poseidón. 
Tan pronto como fue decapitada nacieron de la sangre derramada los hijos de Poseidón Crisaor y Pegaso, el caballo alado.

Otras víctimas de la lujuria de Poseidón fueron la bella princesa Córnix, que escapó del dios en el último momento cuando Atenea la trasformó en un cuervo y la hija del rey de Tesalonia, Canis, a cuya petición Poseidón la convirtió en un hombre tras la violación.

Al igual que el resto de dioses, Poseidón podía adoptar la forma que quisiese y explotar esa habilidad para sus escarceos amorosos. 
Así, se disfrazaba de caballo, de toro, de ave, de carnero o de delfín.

Las relaciones de Poseidón con los mortales no fueron exclusivamente sexuales. 
Con Apolo, por ejemplo, construyó la muralla de la ciudad de Troya para el rey Laomedón, que después no quiso pagar al dios del mar el precio acordado en oro. Poseidón se vengó inundando la ciudad y exigiendo que la hija del rey fuese sacrificada ante un monstruo marino. Heracles la rescató y también fue engañado por el rey. 
Como tenía fama de implacable, el resentimiento de Poseidón alcanzó incluso a los descendientes del rey y por eso se convirtió en el más ferviente defensor de los griegos, junto a Apolo, durante la Guerra de Troya. 
No obstante, tras la guerra tampoco los griegos se libraron de su ira porque entonces mató al «pequeño Ájax», hijo de Oileo, que había mancillado el santuario troyano de Atenea forzando allí a la princesa Casandra. 
Odiseo también fue víctima de la ira de Poseidón tras dejar ciego a su hijo Polifemo.

Entre Poseidón y Minos, rey de Creta, estalló otro conflicto cuando el rey le pidió un toro para sacrificarlo en su honor. 
El dios le regaló un toro blanco tan bello que el rey decidió quedárselo, lo que provocó la furia de Poseidón, que hizo que la mujer del rey, Pasifae, se enamorase del animal y copulase con él para concebir al Minotauro, criatura monstruosa con cuerpo de hombre y cabeza de toro. 

Los problemas de Poseidón con los atenienses fueron de carácter distinto. 
Había competido con Atenea por el dominio del Ática, donde está Atenas, ofreciendo a sus habitantes el regalo más útil. 
Poseidón clavó su tridente en la tierra sobre la Acrópolis y produjo un pozo de agua negra. Pero Atenea hizo crecer un olivo en el mismo punto y fue declarada ganadora y protectora de la ciudad. 
Poseidón no soportaba la derrota y causó entonces una terrible inundación en el Ática, pero Zeus intervino poco después para que se reconciliase con los atenienses. 
Desde entonces fue adorado de la forma que él quiso y la ciudad dependió de las embarcaciones y del comercio marítimo.

Después de dos mil años de cristianismo, Poseidón, sobre todo bajo su nombre romano de Neptuno, ha permanecido como uno de los dioses griegos más conocidos. 
Zeus ha tenido durante el periodo cristiano una existencia más oscura y Hades incluso ha sido olvidado. 
Desde el Renacimiento, Poseidón (Neptuno) ha consolidado su posición de privilegio en la iconografía occidental. 
Aparece en incon­tables fuentes monumentales del periodo neoclásico. 
En la era moderna, apareció un nuevo rito por este dios: los marinos y los pasajeros que cruzan el Ecuador por primera vez reciben el «bautismo de Neptuno», una ceremonia en la que la tripulación se viste como Neptuno y vierte agua de sal sobre los no iniciados para luego beber con ellos.


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Palas Atenea (Minerva Romanos) - Mitologia Griega -


Atenea o Palas Atenea formó parte de los habitantes del Olimpo junto al dios supremo Zeus. 
Era una de las diosas griegas más importantes y presentaba un gran número de rasgos característicos. Era la diosa de la guerra, de la sabiduría y de la ciencia, además de patrona de diversas actividades.

Atenea también tenía una afinidad especial con las ciudades, sobre todo con Atenas, donde era adorada en muchos templos como la deidad tutelar principal.

La sabiduría y la versatilidad de la virginal Atenea eran una consecuencia directa de su extraordinario nacimiento. 
En cierta ocasión Zeus había concebido un hijo con oceánide Metis «sabiduría» o la diosa de la tierra, Gaya, y el dios de los cielos, Urano, habían dicho que el dios que naciese del embarazo de Metis sería muy superior a él). 
El dios supremo montó en cólera y devoró al atemorizado Urano, lo que le provocó tiempo después que tuviese un intenso dolor de cabeza. 
Hefesto, el artesano de todos los dioses, tuvo que utilizar sus herramientas para abrir la cabeza de su padre, de donde salió Atenea completamente vestida y ya adulta. 
De este modo, podría decirse que era la favorita de su padre y que en cierto sentido se parecía a él.

El valor era el rasgo más característico de Atenea. 
Su figura alta y delgada siempre estaba acompañada por el casco y la lanza. 
Llevaba el aegis o piel de cordero que le entregó su padre para cubrir sus hombros. 
Estaba decorado con borlas y la cabeza de Medusa, la Gorgona con su rostro terrorífico, cuya mirada podía convertir a cualquiera en piedra . 
Un buho que simbolizaba su sabiduría solía acompañarla a todos los sitios. 
Homero la comparaba a veces con esta ave, lo que apoya la teoría de que se la adorase a través de un buho o una lechuza. 
De hecho, esta figura aparece en gran cantidad de monedas acuñadas en Atenas.

El vínculo de la diosa con esta ciudad quedó establecido tras la competición con Poseidón por la provincia de Ática, en la que se encontraba Atenas. 
El dios del mar utilizó su tridente para crear un pozo que manase desde la Acrópolis, pero Atenea plantó un olivo para impedirlo. 
Los dioses y diosas que mediaron en el conflicto creyeron que este último era un regalo mejor. 
De este modo los habitantes eligieron a Atenea para que fuese su patrona y le pusieron a la ciudad su mismo nombre. 
Los templos más importantes en la Acrópolis son el Erechtheum (Erecteo) y el Parthenon (Partenón), que literalmente significa «la casa de las vírgenes» debido a la condición virginal de la diosa, y están dedicados a ella. 
El Partenón contiene una impresionante estatua de casi 12 m de alto de la diosa, obra del escultor Fidias. 
Sus túnicas eran de oro puro. 
El olivo sagrado ofrecido a la ciudad ocupa un lugar de honor en el complejo. 
El árbol empezó a crecer milagrosamente después de la destrucción de la Acrópolis a manos de los persas en el año 480 a.C. 
Incluso hoy día permanece uno de los olivos a la entrada del templo.

Según otra historia de los primeros años de la ciudad, Hefesto quería hacer el amor con Atenea como recompensa por haberla ayudado a venir al mundo, pero la diosa escapó de su abrazo y Hefesto eyaculó sobre el suelo, surgiendo de ahí Erichthonius (Erictonio), que Atenea confió a las hijas de Cecrops, uno de los primeros reyes de Atenas. 
Pero esto tuvo consecuencias terribles cuando, tiempo después, Erictonio se convirtió en rey de la ciudad.

Al contrario que Artemisa, Atenea no era tímida ni escrupulosa, y no quería vivir sola en los bosques y las montañas alejada de todo el mundo. 
De hecho, intervenía a menudo en la vida de los seres humanos, existiendo innumerables mitos e historias sobre este aspecto. 
Pocos dioses se involucraron tanto en la Guerra de Troya, en la que ayudó de manera infatigable a los griegos. 
Primero les animó a entrar en conflicto con los troyanos y luego les protegió, les rescató e incluso luchó a su lado. 
Su hermano por parte de padre, Ares, el dios de la guerra que apoyaba a los troyanos, no podía hacerle frente, lo cual no resultaba sorprendente, ya que Ares era el dios de la guerra sin planificar mientras Atenea era la diosa del arte de la guerra. 
No obstante, su apoyo a los griegos no fue ilimitado e incondicional, ya que cuando el joven Áyax violó en su altar a Casandra, hija del rey troyano, tras finalizar la contienda, les retiró su apoyo por haber derribado su estatua. 
Fue un final trágico para el joven y sólo Odiseo permaneció en el corazón de la diosa al ser un héroe que usaba su inteligencia en lugar de su fuerza.

También Heracles recibió la ayuda de Atenea con sus doce trabajos. 
Otros héroes como Jasón, Bellerophon (Belerofonte) y Perseo se vieron favorecidos por sus medidas. 
Perseo acabó con la Gorgona Medusa gracias a su ayuda. 
Medusa había insultado a Atenea, que la convirtió en una criatura horrorosa y despreciable, tan repugnante que el que la miraba se convertía en piedra. 
Perseo le cortó la cabeza y se la ofreció a su guardiana, que desde entonces la llevó en su aegis y la representó en su escudo.

Orestes era hijo de Agamenón y de Clitemnestra, a la que había matado para vengar la muerte de su padre, de la que era culpable. 
Por este motivo fue perseguido por las Erinyans (Erinias) y, con la ayuda de Atenea, consiguió refugiarse en Atenas. 
La diosa se aseguró de que fuese enjuiciado en el Areopagus y emitió su voto a favor de él. 
De esta manera preservaba la tradición ateniense de administrar justicia a través de un jurado. 
Otra tradición de la ciudad era garantizar asilo político y para refugiados. 
En la mitología, el mismo rey Edipo se benefició de esta medida.

Minerva, la diosa romana de las artes, la industria, la ciencia y la sabiduría, era adorada en toda Italia. 
Quizá fuese una diosa etrusca en su origen. 
En un periodo muy temprano, fue igualada con Atenea y, aunque carecía de la vertiente guerrera de ésta, los romanos empezaron a representarla con atuendo militar. 
Al igual que Atenea, Minerva se convirtió en diosa de la guerra y de la sabiduría. 
Roma, la propia diosa que dio nombre a la ciudad, era representada con su misma apariencia.




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Hermes (Mercurio Romanos)- Mitologia Griega -


Hermes era hijo de Zeus y de la ninfa Maia, hija de Atlas, uno de los 12 dioses del Olimpo. 
Tenía múltiples funciones, pues era mensajero de su padre, guía de las almas de los muertos en el Averno, símbolo de la prosperidad entre los humanos y protector de los viajeros, los mercaderes y los ladrones. 
Era ingenioso, diestro y astuto, como un joven sin problemas a la hora de gastar bromas o mentir sin que le descubriesen. 
Su aspecto era el de un joven atractivo con un sobrero alado y unas sandalias también aladas que le daban una extraordinaria movilidad. 
En su mano llevaba una vara que le servía para hacer magia o para hipnotizar a la gente.

Hermes llegó al mundo en Arcadia, donde Zeus visitó a su madre en la cueva del monte Cilene. 
Inmediatamente después de su nacimiento, el joven precoz inventó un instrumento musical, la lira, tensando cuerdas sobre el caparazón de una tortuga. 
Esa misma noche, en Macedonia, robó 15 de las vacas de Apolo y las llevó al Peloponeso borrando sus huellas. 
Sacrificó dos de ellas a los dioses y luego regresó a la cueva a descansar en su cuna.

Apolo le buscó y le encontró gracias a Bato, el pastor locuaz que traicionó a Hermes y fue convertido en basalto por los dioses. 
El pequeño Hermes afirmó no haber robado nada, pero después de acudir a Zeus se llegó al acuerdo de hacer un intercambio. 
Hermes se podría quedar con el ganado si le regalaba la lira a Apolo. 
En adelante los dioses serían amigos y Hermes hizo de protector de pastores, rebaños y manadas.

Como patrón de los viajeros, Hermes viajaba también a menudo, pues era responsable del correo. 
En la antigua Grecia, el hermaiherm, pilar fálico de piedra rematado con la cabeza de Hermes servía como punto de entrega del correo en las carreteras y en las calles. 
Venían de las pilas de piedras que los viajeros depositaban una a una en puntos concretos del camino. 
Tiempo después en las ciudades, los hermaiherm fueron también ubicados frente a las puertas de las casas y de los gimnasios, ya que éste era un dios especial para los atletas.

Hermes tuvo todo tipo de romances. 
El más importante de sus descendientes fue el dios Pan, nacido de su relación con una ninfa. 
De su romance con Afrodita nació el bello Hermafrodito, que después adquirió también rasgos femeninos debido a una ninfa, y Príapo, poseedor de un gigantesco falo. 
Según otras versiones, Príapo sería hijo de Dioniso. El pastor Dafnis fue otro de sus hijos. Las mortales le adoraban, entre ellas Herse, hija del rey ateniense Cecrops. Su hermana Aglauro, terriblemente celosa, sólo permitió que el dios se acostase con su hermana a cambio de dinero. Como castigo, Hermes la convirtió en una estatua de basalto. Otro de los amores del dios fue la habilidosa Apenosien, que al principio era demasiado rápida para él pero que al final fue superada después de haber escapado una vez.

Como mensajero y hombre diestro, Hermes hizo trabajos para los dioses y otros importantes seres inmortales. Apoyó a su padre en sus aventuras fuera del matrimonio, ya fuese para eliminar al monstruo de 100 ojos Argo, guardián de lo (ver lo) o para llevar a los toros a la playa donde quería seducir a Europa. El rey troyano Príamo viajó con Hermes hasta la tienda de Aquiles, donde le rogó al héroe que le entregase el cuerpo de su hijo Héctor. 
Odiseo, no menos astuto que Hermes, recibió del dios unas hierbas que le hacían inmune a las tretas de Circe (ver Circe).

Hermes hizo también una gran labor como guía de las almas en su tránsito hacia el otro mundo. 
Todos llegaban de la mano de Hermes Psicopompos («guía de las almas») hasta la laguna Estigia, donde debían pagar un óbolo para subir en la barca que llevaba Caronte hasta el reino de Hades.

Mercurio, el dios romano que se igualaba con Hermes, fue originalmente el dios del comercio y por ello se le representaba con un monedero en sus manos.




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Hefesto ( Vulcano Romanos) - Mitologia Griega -


Hefesto, el dios impedido y deformado de la artesanía, la herrería y el fuego según los griegos, era hijo de Zeus y Hera. 
Según el poeta Hesiodo, Hefesto era hijo de Hera únicamente, al igual que Atenea era hija de Zeus nada más. 
Hefesto era uno de los 12 dioses del Olimpo que convivían con Zeus. 
Era un trabajador muy diestro y sus hermosas creaciones para los otros dioses y para los más privilegiados mortales eran famosas. 
Su culto era especialmente intenso en la isla de Lemnos, donde se supone que tuvo su forja. 
Los romanos creyeron que ésta se encontraba en el corazón del monte Etna, en Sicilia.

Hefesto trabajó sobre un yunque con la ayuda de los cíclopes. 
Su conexión con Lemnos se entiende debido a que Zeus le expulsó del Olimpo durante una pelea do­méstica con Hera, en la que él había defendido a su madre. 
Después de un largo viaje por el aire llegó a esa isla.

No era la primera vez que había sido expulsado del Olimpo, ya que antes Hera había hecho lo mismo, avergonzada de la deformidad de su hijo. 
Hefesto llegó entonces al Océano y allí le salvaron las diosas Tetis y Eurinome. 
A su cuidado, el joven se empezó a interesar por la artesanía y a hacer todo tipo de joyas. Hefesto se vengó de su madre tiempo después haciéndole un trono de oro con cadenas invisibles. 
Hasta que Dioniso lo emborrachó, Hefesto no quiso liberar a su madre. 
Tras la reconciliación, el herrero recibió como esposa a Afrodita, que con el tiempo sería castigada como lo había sido Hera, ya que Hefesto descubrió que le engañaba con Ares, dios de la guerra. 
Hizo una red invisible que situó sobre su lecho y allí fueron descubiertos los dos adúlteros, momento que Hefesto aprovechó para invitar a todos los dioses a ver el espectáculo. 
En esta ocasión, tanto el marido como los amantes se convirtieron en motivo de mofa.

Hefesto hacía reír a menudo a los otros dioses. Homero describe cómo el dios impedido hizo en cierta ocasión de escanciador: «Una irrefrenable risa se extendió entre todos los dioses cuando vieron a Hefesto sin aliento renqueando por toda la sala» (la Ilíada, Libro I). Por otro lado, en este mismo libro el poeta le describe como un magnífico y habilidoso trabajador que realiza obras en los palacios de los dioses del Olimpo y en su propio hogar. A petición de Tetis hizo una armadura fabulosa para su hijo Aquiles, la cual llegó a manos de Héctor duran­te la Guerra de Troya. 
La descripción de la armadura que hace Homero difícilmente iguala a la belleza del escudo que Hefesto forjó para el gran héroe griego.




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Dioniso (Baco Romanos) - Mitologia Griega -


Dioniso, hijo de Zeus y Semele, es el famoso dios del vino, sobre todo si lo toma­mos en la forma de Baco, aunque su significación en la cultura griega es mayor. 
Como dios de la vegetación y del éxtasis, Dioniso fue uno de los dioses más impor­tantes del panteón durante el periodo He­lenístico (325-30 a.C.)

Dioniso era originalmente adorado en Tracia y en Frigia, donde cumpliría la misma función que Deméter. 
Hasta más tarde no empezó a introducirse su figura en la mitología griega. En la obra de Homero, que vivió sobre el 800 a.C, todavía se le trata como un dios menor, aunque posteriormente su culto es de los más exaltados. 
Sus principales discípulas, las Ménades («locas») o Bacantes, eran famosas por el fervor de su devoción. 
Con giros frenéticos alcanzaban el éxtasis vestidas con pieles de ciervo, mientras vagaban con antorchas y cayados llamados thyrus que estaban rematados con madera de pino y envueltos en hiedras y viñas. Incluso a veces devoraban animales vivos.

Dioniso fue concebido por Zeus y Semele, hija de Cadmo, fundador de Tebas. 
Zeus le hizo el amor en forma humana, pero después de sufrir el engaño de la celosa Hera, la joven quiso ver al dios en su forma verdadera. 
Zeus sabía las terribles consecuencias que acceder a su deseo podía conllevar, pero no se negó a ello. Cuando Semele vio a Zeus en todo su esplendor quedó abrasada , pudiendo el dios salvar a Dioniso del vientre de su madre justo a tiempo. 
Hizo una hendidura en su pierna e insertó al pequeño dios en ella. 
De esta manera nació Dioniso poco tiempo después. Ino, hermana de Semelé, se apiadó de él y lo cuidó un tiempo .

Dioniso fue criado por las ninfas y por Sileno, un anciano robusto que montaba en un burro o tenía que apoyarse en los sátiros muy a menudo, dado su estado de embriaguez. Pese a estar borracho con mucha frecuencia, Sileno era un hombre sabio con el don de profetizar el futuro. 
El anciano fue parte del séquito del dios cuando ya era adulto. 
El resto lo formaban las ninfas, los sátiros y las Ménades.

Los sátiros siempre han sido representados con pezuñas y cuernos, e incluso Dioniso tuvo aspecto de animal durante un tiempo. 
Cuando Hera le impuso condiciones de vida complicadas, Zeus -quizá Hermes- le transformó en una cabra y le puso a salvo con las ninfas en el monte Nysa. 
Según otras versiones, fue en esta montaña donde Dioniso descubrió el secreto del vino y de la viticultura que luego extendió por todo el mundo.

Hay otras versiones sobre el nacimiento y los primeros años de Dioniso, que aseguran que el muchacho era hijo de Deméter o de Perséfone, lo cual indicaría su papel en ciertos misterios y ritos religiosos para iniciados. En este caso, Zeus debería haber tomado la forma de una serpiente. 
Después de la muerte de Dioniso a manos de los titanes según las órdenes de Hera, Zeus le dio su corazón a Semele para que se lo comiese, tras lo cual nació de nuevo y empezó la historia de Zeus y la joven. 
Uno de los epítetos que se le dedica al dios es el de «dos veces nacido», lo que se explicaría también por haber sido concebido en el vientre de Semele y haber nacido de la pierna de Zeus.

Como recién llegado entre los dioses, Dioniso no fue muy bien recibido. Hera le odiaba, pero otros dudaban de su divinidad. Licurgo, rey de los Edones, intentó matarle, pero Tetis, la diosa del mar se apiadó de él y dejó ciego a Licurgo. 
Penteo, rey de Tebas, lugar donde nació Dioniso, no le reconocía como divinidad. Dioniso llegó entonces a la ciudad disfrazado de joven apuesto acompañado de las Ménades y Penteo le mandó a prisión. 
Pero las cadenas que le sujetaban se cayeron y las puertas de la cárcel se abrieron para el dios, que le dijo a Penteo que las Ménades y las tebanas representarían orgías espectaculares en el monte Cithaeron (Citerión) bajo su encantamiento, lo que despertó la curiosidad de Penteo. 
Para poder ser testigo de tales excesos debería disfrazarse de mujer y esconderse en lo alto de un árbol, donde fue descubierto por las Ménades que, en pleno éxtasis, creyeron ver un Icón y, siguiendo a Agave, su madre y una de las Ménades más fanáticas le bajaron del árbol y le destrozaron. 
Agave volvió en sí después y enterró a su hijo, tras lo cual se exilió junto a sus padres, Cadmo y Armonía.

Esta historia encierra parte del miedo y de la aversión que muchos aristócratas griegos adoradores de los viejos dioses del Olimpo sentían por el nuevo dios y sus discípulas enloquecidas. 
En diversas ciudades se narraban historias de gente que, debido a su fanática adoración de Dioniso, se había vuelto loca y sufría ataques peligrosos. 
Es exactamente lo que les sucedió a las hijas del rey Midas.

Dioniso le dio a la humanidad el vino, regalo que provocó diversas reacciones. 
Según el mito ateniense, había instruido en la viticultura a ícaro y a su hija Erígone. 
Pero cuando sus vecinos se emborracharon temieron que se les estuviese envenenando y mataron a ícaro. 
Erígone se suicidó al ver lo que le había ocurrido a su padre y, como resultado, Dioniso castigó con la locura a los atenienses, provocando que muchas mujeres se ahorcasen como había hecho Erígone. 
Cuando los atenien­ses fueron conscientes de la injusticia cometida, decidieron celebrar un festival en honor de las dos víctimas colgando retratos en los árboles.

En Aetolia (Etolia), Dioniso fue muy bien recibido. 
El rey Eneo, cuyo nombre se parece a la palabra oinos, que significa «vino» en griego, le ofreció a su esposa Altea. 
De su unión nació Deianeira, futura madre de Heracles. Dioniso, agradecido, le regaló al rey el don de la viticultura.

Dioniso se casó con Ariadna, hija del rey cretense Minos, que había ayudado antes a Teseo a acabar con el Minotauro. 
Según algunas versiones, Ariadna había quedado abandonada en la isla de Naxos al marcharse Teseo, con el que había huido de Creta, y Dioniso se apiadó de ella. 
Otras versiones cuentan que Dioniso la reclamó como esposa y Teseo tuvo que ha­cer el camino de regreso a Atenas en solitario.

El culto a Dioniso se extendió gradualmente por toda Grecia y más allá, pues sus túnicas frigias y su carácter exuberante recordaban a todo lo foráneo. 
Durante los meses de invierno en Atenas se celebraban diversos festivales por Dioniso, siendo los más famosos el Major Dionysia y el Minor Dionysia. 
La Anthesteria, celebración de febrero, era un festival floral en el que se consumía el vino nuevo y se traía a Dioniso en un barco -carrus navalis para los romanos. 
Este es el origen de la fiesta de carnaval que precede a la Cuaresma en el cristianismo y que retiene elementos de la locura de las Ménades.

Durante los festivales dionisíacos de marzo había comedias, tragedias y juegos de sátiros en el teatro de Dioniso situado al pie de la Acrópolis. 
La tragedia -del término griego tragoidia que significa «canción de cabra»- se desarrolló a partir de canciones y bailes que representaban los granjeros disfrazados de cabras. 
Así, el culto a Dioniso dio origen a un género literario que se lee y se representa no sólo en su formato original, sino que se ha ido modernizando hasta llegar a ser lo que es hoy día con las tragedias de los autores contemporáneos.

Con todo el énfasis de la embriaguez y el éxtasis, Dioniso representaba un aspecto peculiar de la civilización griega que contrastaba con la personificación sensible, intelectual, artística y controlada del dios Apolo. 
Dioniso también era adorado en Delfos, centro del culto a Apolo. En invierno, cuando éste salía para morar con una tribu que vivía en el Norte helado, se celebraban las festividades dionisíacas. 
En primavera, con el regreso de Apolo, Dioniso moría para renacer al año siguiente.

El Orfismo, en el que se asocia a Orfeo con Dioniso, fue el comienzo de la adoración de este último, que se desarrolló en el refinamiento teológico del culto que emergió en Grecia alrededor del siglo vi a.C. 
Al principio los sacerdotes de Dioniso persiguieron a los practicantes de este culto, pero finalmente el Orfismo se mezcló con el culto dionisíaco.

Baco, el dios romano del vino, era representado sobre los sarcófagos durante el Imperio Romano como figura salvadora que surge entre los muertos y promete la vida eterna. Cuando el cristianismo sustituyó a los viejos dioses, la figura del dios del vino se vio reemplazada por otro personaje victorioso frente a la muerte que era Jesucristo. 
Muchos otros ritos «satánicos» posteriores, en los que los participantes llegan a un estado de éxtasis a través del alcohol y las drogas, mantienen semejanzas con los ritos dionisíacos y bacanales en los que el dios se aparecía a sus discípulos en forma de cabra.




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Ares (Marte Para Los Romanos) - Mitologia Griega -


Ares, hijo de Zeus y de su esposa Hera, fue el dios griego de la guerra. 
Era uno de los 12 dioses del Olimpo y, al contrario que la do­tada e inteligente Atenea, que también diri­gía los asuntos de la guerra, se trataba de un dios sin modales, violento y agresivo, sin ningún aspecto positivo para la humanidad. Incluso su padre le dijo que le odiaba más que al resto de los dioses y que la única razón para tolerarle era que fuese hijo suyo y de su esposa Hera.

Fue en el Argo donde embarcaron los Argonautas hacia la lejana tierra de Colchis, al este del mar Negro. 
La embarcación podría haber sido muy similar a esta réplica moderna de un barco ateniense.

Ares no se casó, pero sí tuvo muchas re­laciones extramatrimoniales. 
Su relación más famosa es la que mantuvo con Afrodita, la diosa del amor y de la belleza, a través de la cual concibió a Armonía, esposa de Cadmio, y a los gemelos Deimos (temor) y Fobos (miedo). 
La historia señala que Hefesto, marido de Afrodita, advertido sobre el enga­ño al que estaba sometido, fabricó una red casi invisible para ponerla sobre su lecho. 
Cuando Ares y Afrodita yacían sobre él, quedaron atrapados y fueron humillados ante todos los dioses.

Ares era adorado en la ciudad-estado griega de Esparta, en la que todo se relacionaba de alguna manera con la guerra. 
Pero también se le respetaba en Atenas, ciudad de la cultura pues la colina en la que se situaba la alta corte de justicia ateniense se llamaba el Areópago o «colina de Ares». 
De acuerdo con el mito, un hijo de Poseidón había violado a una mortal, Alcipe, en ese lugar. Ares le castigó hasta la muerte y allí mismo fue juzgado y absuelto por el consejo de los dioses, motivo por el cual la colina llevó su nombre desde entonces.

Ares apoyó a los troyanos durante el con­flicto con Grecia, si bien su actuación en el campo de batalla fue discreta. 
El mortal Diomedes le hirió y le hizo huir, pero también fue derrotado después de enfrentarse a Atenea. 
El gran héroe Heracles no fue menos e hirió a Ares en alguna ocasión.

En el Argo se embarcaron los más destacados héroes de Grecia. Este relieve de un barco fue realizado en el siglo vin a.C. en Anatolia, cuya costa norte fue recorrida por los Argonautas.

Marte, el dios romano de la guerra que era el equivalente de Ares, era mucho más significativo para los romanos, ya que era el padre de Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad. 
De hecho, fue parcialmente responsable del enorme éxito del nuevo imperio, que se estableció gracias a sus ejércitos perfectamente organizados y su obsesión por la supremacía militar. 
Los romanos le dedicaron el Campus Martius o Campo de Marte en el corazón de la ciudad. También el mes de marzo recibió ese nombre en su honor.




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Aquiles - Mitologia Griega -


Aquiles, hijo de la diosa Tetis y del mortal Peleo, fue uno de los grandes héroes de la mitología griega. 
De todos los que lucharon en la Guerra de Troya fue el más reconocido. 
Su papel en la guerra fue decisivo para la victoria de los griegos, pero eso no significaba que pudiese asistir a la caída de Troya. 
Pese a sus cualidades sobrehumanas, Aquiles era mortal. Su muerte fue anticipada y, al contrario que otras figuras como Heracles (Hércules), no le esperaba la edificación, sino una vida de desesperanza en el mundo de las sombras. La extrema fortaleza, crueldad, arrogancia y belleza de Aquiles se convirtió en el prototipo de todos aquellos que quisieran pagar por vivir una vida ilustre, peligrosa y acelerada. 
Este tipo de vida siempre conlleva una muerte prematura, tal y como muestran los ejemplos de Alejandro Magno, conquistador macedonio que admiraba al propio Aquiles, e incluso otros más recientes como el de James Dean, Jimi Hendrix, Ayrton Senna o Barry Sheen.

Al principio, tanto Zeus como Poseidón cortejaron a la encantadora Tetis, hija de Nereo, dios del mar, pero como debido a una antigua predicción el hijo de Tetis superaría a su padre, se convirtió en esposa de Peleo, rey de Fitia en Tesalea. Durante su magnífica ceremonia de bodas se sembraron las semillas de la Guerra de Troya cuando Eris, diosa de la discordia, arrojó una manzana dorada sobre los invitados. Iba destinada a Hera, la diosa más bella, pero Atenea y Afrodita iniciaron una pelea con ella para dilucidar quién merecía la manzana, siendo Paris, príncipe de la corona de Troya, el que juzgó finalmente a petición de todos, con un resultado desastroso.

Tetis sabía que su hijo se convertiría en un destacado héroe, pero también sabía que no llegaría a alcanzar la madurez. 
Con todo el amor que le podía dar, hizo cuanto pudo para cambiar su destino, hasta bañar a su hijo en las aguas de la laguna Estigia que conducía al Averno para hacerle inmortal. Y casi lo consiguió, pero cuando sumergió a su pequeño en el agua, el talón por el que le sujetaba quedó fuera del agua yeso provocó que siguiese siendo mortal. Finalmente fue el «talón de Aquiles» el elemento fatal para el héroe. 
De acuerdo con otra interpretación, ante el estupor del padre del pequeño, Tetis, trató de hacer inmortal a Aquiles acostándole sobre el fuego durante la noche y frotando su cuerpo con ambrosía a diario.

Aquiles fue educado por el sabio centauro Cirón, que ya había instruido a otros héroes. Entre otras cosas, Aquiles recibió una formación intensiva en la carrera, algo que le iba a ser de gran utilidad en el campo de batalla. Uno de los epítetos más corrientes en la Ilíada de Homero es el de «pies ligeros».

Debido a que Tetis sabía que Aquiles corría el peligro de morir en la batalla. le envió a la corte del rey Licomedes en la isla de Scyros, donde se ocultó bajo la apariencia de una joven durante unos días. Sin embargo, esto no evitó que aun así tuviese un hijo, Neoptolemo, con Deidamiata, hija de Licomedes.

La estancia de Aquiles en el refugio no duró demasiado. Cuando los griegos decidieron partir hacia Troya para rescatar a Helena. Artemisa rechazó proveerles del viento necesario a menos que el comandante griego, el rey Agamenón de Micenas, le ofreciese a su hija Ifigenia. Agamenón convenció a Ifigenia para que acudiese al puerto de Aulis, donde se encontraba la flota, con la promesa de casarla con Aquiles. La llegada del héroe tuvo que ser planificada con astucia por Odisea, que llevó a cabo la tarea con gran entusiasmo. Escondió algunas armas entre las joyas que había en las habitaciones de las mujeres en el palacio de Licomedes. 
Entonces se acordó que habría un sonido de trompetas para dar la señal de alarma, momento en el cual una «dama», que sería Aquiles disfrazado, tendría que acudir a recoger las armas ...

Aquiles confirmó su reputación de guerrero despiadado e indestructible casi de inmediato en cuanto llegó a Troya. Los troyanos sentían el miedo cada vez que le veían aparecer en su cuadriga con su auriga, Automedonte. Dos caballos inmortales, Xanto y Balio, que podían incluso hablar, tiraban de la cuadriga. Incluso antes de empezar el asedio de la ciudad, Aquiles mató a Cieno, uno de los hijos de Poseidón, que era inmune a las armas ordinarias, por lo que Aquiles optó por estrangularle con la cinta de su propio casco.

Troilo, uno de los hijos de Apolo y Hecabe, reina troyana, murió en una emboscada que le tendió Aquiles mientras escoltaba a un grupo de troyanas, entre las que estaba Polixena, cuando se dirigían a coger agua más allá del recinto amurallado de la ciudad. Este hecho, no obstante, fue uno de los más heroieos en la historia de Aquiles.

Durante los diez largos años de asedio de Troya, los griegos llevaron a cabo diversas incursiones y saquearon las pequeñas localidades que rodeaban la ciudad-estado. Aquiles jugó un papel principal en estos ataques. Durante una de las incursiones raptó a la bella Briseis, a la que convirtió en su amante. Agamenón, comandante en jefe de las tropas griegas y beneficiario de gran parte del botín de guerra tomado por Aquiles, también tenía una amante. Criseis le parecía mejor que su esposa Clitemnestra, a la que había dejado en casa, si bien Criseis era hija de uno de los sacerdotes más importantes de Apolo, y para evitar la ira del dios, Agamenón tuvo que devolverla a su padre. Aquiles fue uno de los que más insistieron en ello y Agamenón entonces reclamó a Briseis como amante. Como comandante en jefe no podía tolerar que nadie gozase de más favores sexuales que él.

Aquiles tuvo que entregar a Briseis en contra de su voluntad, pero rechazó seguir adelante con el asedio. Se había herido su orgullo y el héroe inclusó pidió a su madre que implorase a Zeus que la fortuna de la batalla sonriese a los troyanos, como así ocurrió. El asedio de Troya duró diez años, con los griegos cada vez más presionados. Los troyanos incluso llegaron a enfrentarse a ellos en su propio campamento situado junto al mar, momento en el que Aquiles rehuyó el combate con el enemigo. No obstante, cuando los troyanos amenazaron con incendiar los barcos de los griegos, sí aceptó que su mejor amigo y compañero de fatigas, Patroclo, entrase en combate en medio de toda la confusión. Patroclo se vistió con la armadura de Aquiles y se convirtió en el héroe de la batalla, ya que los troyanos le tomaron por Aquiles, que ya se había encargado antes de ponerles de rodillas. Pero aunque pudiese parecer el propio Aquiles, no lo era, y Héctor, príncipe de la corona troyana, le mató y se hizo con la armadura del héroe griego.

Aquiles montó en cólera cuando supo la noticia de que su mejor amigo había muerto. Incluso su madre, la divinidad que le visitaba en su propia tienda, era incapaz de consolarlo. Aquiles sólo quería vengarse y cuando Tetis le dijo que estaba escrito que moriría poco después de la muerte de Héctor, contestó: «Moriría en este lugar y en este momento, ya que no puedo salvar a mi amigo. Ha caído lejos de casa y en un momento de necesidad mi mano no ha estado allí para ayudarle» (la IJíada, XVIII, 98100). Tetis supo entonces que no podría detener a su hijo, por lo que llamó a Hefesto para que le hiciese una nueva armadura a Aquiles.

Vestido con su nueva armadura, el héroe se subió a su cuadriga y se encaminó hacia el campo de batalla, donde provocó un baño de sangre entre los troyanos. Buscó a Héctor tres veces en los alrededores del recinto amurallado hasta matarlo y arrastrar su cuerpo desnudo con su cuadriga. Cada día arrastraba su cuerpo por donde pasaba y sólo después de un tiempo pudo Tetis convencerle de que devolviese el cuerpo de Héctor a su padre, Príamo, que guiado por Hermes, el mensajero de los dioses, y con un importante rescate, llegó personalmente hasta la tienda de Aquiles para presentarle sus respetos. Eljoven quedó conmovido por la pena del anciano y le entregó el cuerpo de su hijo, diciéndole que podía enterrar a Héctor en paz en un lugar adecuado. Esta historia del resentimiento de Aquiles por la pérdida de Briseis, la entrega del cuerpo de Héctor y su enterramiento quedó descrita de manera magistral en la Ilíada.

Poco antes de su muerte, Aquiles se vio envuelto en una batalla contra un ejército de Amazonas que llegaron para ayudar a los troyanos. Consiguió derribar a su reina, Pentesilea, con su lanza, pero se enamoró de ella al ver su cuerpo muerto sin la protección de la armadura.

Poco después de esa aventura fue herido con una flecha lanzada con el arma de Paris, un gran guerrero cuyo arco en esta ocasión estaba guiado por Apolo, al que no le gustaba demasiado Aquiles. El dios se aseguró de que la flecha acertaba en su única parte vulnerable, el talón.

Tetis y las otras hijas de Nereo lloraron la muerte de su hijo durante 17 días. Incluso las musas acudieron a su funeral para entonar un himno de lamento frente a su pira. Después de la cremación, sus cenizas fueron depositadas en una urna dorada que había sido forjada por Hefesto y situada en la misma tumba en la que fue enterrado Patroclo, junto al mar.

Después se desencadenó una cruenta batalla entre los griegos para dilucidar quién debía ser el heredero de la armadura de Aquiles. Áyax, que había sido el que había recuperado el cuerpo del héroe en el campo de batalla, lo reclamó para él, pero finalmente fue Odisea quien se hizo con la preciada pieza provocando con ello el suicidio de Áyax. Odisea presentó después la armadura a Neoptolemo, el hijo de Aquiles, para forjar un vínculo más fuerte entre todos los griegos antes de empezar la fase más dura de la Guerra de Troya.

Poco después, el mismo Odisea se encontró con la sombra de Aquiles en el mundo de las almas, una escena que Homero describe en la Odisea. El héroe había cambiado de idea y ya no proclamaba aquello de que había que vivir deprisa y morir joven.

«No me consueles en mi muerte, rey Odisea», le dijo a su visitante del mundo de los vivos. «Preferiría ser siervo en una casa pobre en el mundo de los vivos que rey de reyes entre los muertos» (la Odisea, XI, 488491).

De acuerdo a otra narración de los hechos, la sombra de Aquiles, que poco antes de que los griegos salieran de Troya había reclamado a Polixena, hija de Príamo, sobrevivió junto a Patroclo en la isla de Leuce, una zona paradisíaca del Averno reservada para los grandes héroes. No obstante, esta suposición parece justificar que el héroe pudiera haber preferido una vida con luz plena en el mundo de los vivos en vez de ser una sombra en el mundo de los muertos.


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El Mito De La Quimera - Mitologia Griega -

La Quimera es otro animal fantástico de la mitología griega. 
Era hija de Tifón (hijo menor de Gea) y Equidna (la víbora).

Es una mezcla entre la cabeza de un león, busto de cabra y cola de serpiente, aunque también se la ha representado con varias cabezas, una de cabra y otra de león. 
Lo más aterrador de esta criatura es que expulsaba fuego por la boca, por lo que resultaba casi invencible y sumamente peligrosa.

El rey de Caria, Amisodares la crió y su lugar de residencia era Pátara.

La Quimera asotaba con su fuego y cometía pillaje, robándose los rebaños en la ciudad de Licia. 
Por esto, el rey Yóbates le pide a Belerofonte (héroe griego, hijo de Poseidón) que la mate. Además, el rey tenía la doble intención de deshacerse de Belerofonte pues su hijo se lo pide en una carta.

Belerofonte que era favorito de los dioses, fue a luchar con la Quimera acompañado del caballo alado Pegaso (hijo de la Gorgona y Poseidón). 
Se cuenta en la leyenda que Belerofonte, haciendo uso de su astucia, puso un trozo de plomo en la punta de su lanza.

Al enfrentarse con el fuego de la Quimera, hizo que se calentara el plomo y éste matara a la bestia.

El nombre de Quimera también fue utilizado para llamar a una ninfa siciliana que se enamoró del hermoso Dafnis.


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Las Sirenas - Mitologia Griega -


Las Sirenas a diferencia de la costumbre popular, dentro de la tradición griega eran genios marinos, mitad mujeres y mitad aves. 

Su ascendencia no está clara. 
Según las versiones más comunes del mito, son hijas de Melpómene (musa de la tragedia) y de Aqueloo (dios del río homónimo y primogénito de los dioses-ríos). 
Pero otras versiones las hacen hijas de Aqueloo y Estérope, o Terpsícore (musa de la poesía y la danza) o también del dios Forcis. 
Según la versión de Libanio, nacieron de la sangre de Aqueloo, que fue derramada por Heracles (Hércules).

La primera mención que se conoce de las Sirenas es en La Odisea, cuando Odiseo se enfrenta a su canto en el mar. 
Aquí aparecen sólo dos, pero otras tradiciones hablan de tres: Pisínoe (Parténope), Agláope (Leucosia), y Telxiepia (Ligia) o incluso de cuatro: Teles, Redne, Molpe, y Telxíope.

De las sirenas se sabe que su especialidad era la música. 
Se cree que una tocaba la lira, otra cantaba y la otra tocaba la flauta.

Para el poeta y mitógrafo Ovidio, las sirenas no siempre tuvieron esa forma, sino que en un principio eran mujeres muy hermosas compañeras de Perséfone (diosa del mundo subterráneo y compañera de Hades), antes de que fuera raptada por Hades. 
Cuando sucedió el secuestro, ellas le pidieron a los dioses que les dieran alas para poder ir en busca de su amiga. 
Otra versión dice que su transformación fue un castigo de Démeter por no defender a su hija de Hades e impedir el secuestro. 
También se dice que Afrodita les quitó su belleza, por que despreciaban las artes del amor.

Hay una leyenda que cuenta que después de la metamorfosis, rivalizaron con las musas, y éstas muy ofendidas, las desplumaron y se coronaron con sus despojos.

De acuerdo con el mito más difundido, vivían en una isla del Mediterráneo que tradicionalmente es ubicaba frente a la costa italiana meridional, más específicamente frente a la Isla de Sorrento y con la música que tocaban atraían a los marinos, que aturdidos por el sonido, perdían el control del barco que se estrellaba contra los arrecifes. Entonces las Sirenas devoraban a los imprudentes navegantes.

Varios héroes pasaron por su isla incólumes, gracias a ardides o a la ayuda de algún dios. 
En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la isla de las sirenas, pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente (héroe griego) hizo uso de su talento con tanta armonía y tan melodiosamente, que no las escucharon por lo que se salvaron de su terrible destino. 
Butes (uno de los argonautas) no pudo soportar la tentación y se lanzó al mar, pero Afrodita lo rescató.

De igual manera, Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando a la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran. 
Al escuchar los cantos de las sirenas quizo soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron. 
Cuenta la leyenda, que las sirenas devastadas por su fracaso, se lanzaron al mar y murieron ahogadas.

Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y se suponía que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. 
Fue así como pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan en los ataúdes y sarcófagos.




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