Este trastorno podría llevar el nombre de un famoso cuento infantil ¿recuerdan? “El patito feo”, así es, el célebre patito que era rechazado, porque lo consideraban “feo” por su color grisáceo en comparación con los demás patitos, sin embargo él no era un pato, sino un cisne y que al crecer se vuelve muy hermoso y mucho más bello que los otros patos. Bueno después de recordar viejos cuentos de la infancia, explicaré en qué consiste este trastorno.
Este síndrome también es denominado dismorfobia o mejor conocido como Trastorno Dismórfico Corporal, dicho trastorno se encuentra en el grupo de los Trastornos Somatoformes.
El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) se puede definir como el trastorno somatoforme que se caracteriza por una preocupación disruptiva con algún defecto imaginado en la apariencia (fealdad imaginada”).
Todos en algún momento hemos fantaseado con modificar alguna parte de nuestro cuerpo que nos desagrada, para mejorar nuestra apariencia, pero las personas con TDC que son individuos de apariencia normal, se imaginan que son tan feas (creen que lucen deformados, incluso hasta “horrorosos” o “monstruosos” cuando en realidad se ven bien) y por ello son incapaces de interactuar con los demás por temor a que la gente se ría de su fealdad.
Como dato curioso les comento que este trastorno fue descrito por primera vez por Morselli (1886) que la define como “sentimiento subjetivo de fealdad o defecto físico que el paciente cree que es evidente para los demás, aunque su aspecto está dentro de los límites de la normalidad”. Y sin embargo esta patología fue considerada como trastorno mental hasta 1987.
Las imágenes de la actividad cerebral de estas personas aparentemente son normales, pero al momento de procesar los detalles visuales ocurre una disfunción fisiológica que los hace verse a sí mismos cono “feos”
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A continuación se describen los criterios diagnósticos del TDC basados en el DSMIV-TR:
- Preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico.
Cuando hay leves anomalías físicas, la preocupación del individuo es excesiva.
- La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
- La preocupación no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., insatisfacción con el tamaño y la silueta corporales en la anorexia nerviosa).
Las principales obsesiones son con la piel, cara, genitales, arrugas, dientes, pecho, glúteos, cicatrices, asimetría facial, vello facial, labios, nariz.
Los hombres se preocupan generalmente de los genitales, mientras que las mujeres suelen preocuparse más con su cara, pelo y pecho.
Por lo que recurren a la cirugía estética con el fin de aliviar la sensación de fealdad que sienten y suponen que de esta manera mejorarán su apariencia.
Sin embargo cuando la persona no cuenta con los recursos suficientes adopta el concepto “hágalo usted mismo”, es decir, una intervención de tipo quirúrgico realizada de forma casera y por la misma persona con el fin de cambiar su aspecto.
Así el Dr. David Veale del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Londres y psiquiatra consultor en el Priory Hospital North London en un trabajo publicado en la revista Psychiatric Bulletin, relata algunos casos:
- Un hombre preocupado por su piel usó un papel de lija como forma de dermoabrasión para remover cicatrices e “iluminar” su piel.
- Una mujer preocupada por la fealdad de múltiples áreas de su cuerpo decidió hacerse una liposucción pero, como no pudo costearla, utilizó un cuchillo para cortar sus muslos intentando sacar hacia afuera sus adiposidades.
- Un hombre preocupado por tener la tez enrojecida, repetidamente se extrajó sangre con una jeringa y una aguja y posteriormente se sometió a donar sangre en una clínica de transfusión.
El objetivo era lucir “más pálido”.
Algo que debe resaltarse es que las personas con TDC no quedan satisfechas con los resultados al someterse a una cirugía estética a diferencia de las personas que lo hacen por vanidad.
En base a un artículo publicado en el diario "La Jornada” en el que Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) revelaron que el 4 por ciento de la población del país padece de dismorfobia, sin embargo reconocían que el porcentaje de mexicanos con este padecimiento puede ser mucho más alto debido a que está subdiagnosticado, ya que antes de tratarse con especialistas en psicopatología los afectados usualmente primero acudieron con cirujanos plásticos, dermatólogos, etc., en busca de corregir defectos físicos.
En el país, las mujeres son las más afectadas por este trastorno, y en la mayoría de los casos inicia en la adolescencia.
Un trastorno algo complejo ¿no lo creen?, más que la trama del cuento ¿no?, pues bien yo termino con la siguiente frase:
“La belleza reside en el corazón de quien la observa” (
- Albert Einstein
Fuentes:Anayanzin Antonio Cañongo
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