28 de junio de 2013
Plantas Medicinales - Alharma (Peganum Harmala)
La Alharma es una planta herbácea perteneciente a la familia de las zigofiláceas.
Es una planta muy ramificada, con las ramas ligeramente en zigzag, muy poblada de hojas y toda ella lampiña.
Las flores salen de una en una, están sostenidas por cortos cabillos, con un cáliz de cinco sépalos muy angostos, lineares, y algunos dientes a cada lado.
El fruto es una cápsula globulosa un poco deprimida
que se abre por tres valvas, con semillas angulosas.
Las hojas poseen un sabor herbáceo.
Se cría en lugares incultos, ribazos y escombreras,
generalmente en los páramos de la España seca, desde la cuenca del Ebro hasta la meseta central y Andalucía.
La alharma florece a partir del mes de abril en el sur del país y algo más tarde en la cuenca del Ebro y en el centro de España.
Esta floración se suele prolongar durante todo el verano.
De la recolección con fines medicinales interesan exclusivamente las semillas, que se recogen a finales del verano y se guardan en recipientes herméticos para evitar que se degraden
los principios activos contenidos en ellas.
En las semillas de la alharma, localizadas principalmente en la cáscara, se hallan tres alcaloides llamados harmina, harmalol y harmalina.
Algunos autores hablan de un cuarto alcaloide, hallado durante el proceso de extracción de los tres anteriores, llamado peganina, que es estructuralmente idéntico al encontrado en otras plantas de familias distintas.
Desde tiempos inmemoriales -sobre todo en parte de muchos pueblos árabes- las semillas de alharma se han empleado bajo diversas formas para procurarse una fugaz embriaguez.
Se cuenta en numerosos libros que estas semillas se empleaban para conseguir un estado de suma alegría y euforia, siendo usadas por todo tipo de magos, curanderos y chamanes para ensalzar el espíritu.
Esto nos da prueba de las virtudes de esta planta, siendo la excitación su propiedad más notable.
Pero cuando se trata de cualquier droga no hay que olvidar la posibilidad de que se presenten efectos secundarios, que pueden resultar resultar sumamente peligrosos si la cantidad ingerida es superior a la permitida.
Esto no es difícil si tenemos en cuenta que las semillas pueden ser más o menos ricas en principios activos y que en algunos casos un puñado de semillas puede llevar cantidad de droga suficiente para matar a un individuo.
Por tanto, su empleo debe estar siempre sujeto a prescripción médica.
Las semillas no se deben utilizar nunca de forma casera, ya que la diferencia entre la dosis activa y la dosis tóxica es muy pequeña.
En el caso de que sean prescritas por un facultativo, este será el encargado de establecer la dosis a usar.
Excitante. Emenagogo. Tóxico
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