El Mandala representa el área sagrada dentro de la que pueden surgir experiencias espirituales.
La relación que se establece a través de la contemplación de la geometría del mandala incita a un estado de meditación que ayuda a explorar los rincones de la psique.
Es como comenzar un viaje hacia tu esencia, te abre puertas hasta ahora desconocidas y hace que brote tu sabiduría interior. Integrarlas a tu vida te dará la sensación de calma y plenitud.
Para meditar con tu Mandala, basta con ponerlo en frente tuyo, a la altura de tus ojos a una distancia de aproximadamente 80 cm.
En un ambiente tranquilo, en completo silencio o con música relajante.
Fija tu mirada en el centro del mismo pero a la vez observando el "todo", intentando pestañear lo menos posible con la vista algo fuera de foco.
Deja que tus pensamientos fluyan sin aferrarte a ellos. La persona que está meditando tiene que situarse en el centro del mandala y sentir que se relaciona integralmente con el intrincado diseño del Universo.
Al cabo de dos o tres minutos podrás observar cómo los colores y las formas comienzan a "brillar". Al continuar unos minutos más, empezarás a sentir cómo la energía actúa en todo tu cuerpo, incluso alterando estados de conciencia.
Verificarás una purificación directa a través del lagrimeo de tus ojos, debido a la fuerza de los intensos colores y de las formas.
El tiempo para meditar con tu Mandala es relativo; los efectos terapéuticos comienzan a producirse casi inmediatamente desde que tenemos un contacto visual profundo con el mismo.
Sería conveniente meditar unos quince minutos diarios; cuanto más tiempo, mejores resultados dará.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario