Evidentemente, los sueños en si no son manifestaciones espontáneas, sino que son manifestaciones con un origen concreto.
Muchas veces, este origen es externo.
Por ejemplo si nos dormimos con un cigarillo encendido en la mano y este cigarrillo llega a quemarnos los dedos, podemos soñar con fuego, incendios, etc, si el cuello del pijama nos aprieta demasiado, soñaremos con ahorcamiento, si tenemos un calor excesivo, en desiertos, sequía, etc, si tenemos frió, en invierno o nieve.
Otra veces, el origen es interno, si nos vamos a dormir con hambre, podemos soñar con comidas y banquetes, si tenemos sed, soñaremos con agua.
Pero también hay otros orígenes mas profundos, las enfermedades, afecciones y estados morbosos provocan sueños característicos, muy breves y casi siempre seguidos de un repentino despertar, las neurosis
van acompañadas de sueños extravagantes y muchas veces indescifrables, la fiebre provoca sueños de sed eternamente insatisfecha, las dolencias cardiacas y pulmonares desencadenan sueños penoso, casi pesadillas, las preocupaciones, finalmente originan sueños en los que participan muchas veces de forma directa las personas o sucesos que llenaban nuestra mente en el momento en que nos dormimos.
Pero los que mas nos importan aquí son los sueños que no tienen ningún origen concreto.
Se los conoce como sueños psiquicos o de la fantasía y a veces, también como visiones.
Son los sueños directos del inconsciente, la forma en que este se revela a nosotros y se deja sentir en el momento mismo en que se halla libre y no sojuzgado por nuestro consciente en los momentos en que estamos despiertos.
Fuentes Consultadas
Editorial Planeta
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