La verdad es que todavía no sabemos cual es exactamente la naturaleza y la función de los sueños en el organismo humano.
Lo único que puede decirnos la ciencia, tras sus múltiples investigaciones, es que los animales de sangre frió no sueñan nunca, mientras que todos los animales de sangre caliente ( salvo contadisimas excepciones, como el ornitorrinco) si sueñan.
Estos sueños ocupan una parte importante del tiempo que permanecemos dormidos, y que va desde un 1 a un 20 %, aunque la norma suele establecerse en un 15%. Eso representa, por termino medio, una hora o mas de sueños diaria.
Que no es continuada, sino que se distribuye en varios fragmentos o sueños distintos a lo largo de todo el tiempo que permanecemos dormidos.
Las modernas investigaciones revelan que a lo largo de 6-8 horas que dormimos cada día, pasamos por diversas fases alternas de dueño profundo y sueño ligero.
Tras numerosas investigaciones con personas cuya mente era controlada mediante electrodos mientras dormían, los científicos han podido determinar que, mientras dormimos, pasamos por una serie de fases alternas (normalmente cinco) de sueño profundo y ligero, entre las que hay otras fases mas cortas de sueño intermedio.
Dentro de estas fases, una de las intermedias, llamada REM (de rapid eye movement, movimiento rápido del ojo, puesto que en esta fase movemos mucho los ojos aunque tengamos los párpados cerrados), y pese al relajamiento general del cuerpo, nuestra actividad cerebral es máxima.
Se llama a esta fase la de sueño paradójico, y es ahí precisamente donde se producen los sueños.
Según esto, pues, por la noche no soñamos una sola vez, no tenemos un solo sueño, sino varios, normalmente cuatro o cinco, que pueden prolongarse cada uno por espacio de hasta unos veinte minutos.
Cabe preguntarse: ¿que significa esto? ¿Es realmente necesario soñar?
La ciencia se apresura a advertirnos que no solo es necesario, sino que es imprescindible: mucho mas que el propio dormir. Se ha demostrado que la ausencia de sueños (la ausencia total de sueños), conduce al individuo a alucinaciones, neurosis y convulsiones, como si el sujeto intentara alcanzar los sueños que ha perdido.
En Lyon se realizaron, durante los años sesenta, una serie de importantes y sistematicos estudios con animales respecto a la naturaleza del sueño, y se llego a localizar el punto del encéfalo que al parecer es responsable de los sueños.
Cauterizado este punto en una serie de animales, de modo que no pudieran soñar, estos no tardaran en sufrir desordenes y alucinaciones y a los pocos meses (generalmente antes de tres) morían.
Así pues, soñamos mas de mil veces al año.
Sin embargo, ¿cuantos de estos sueños recordamos al despertar?. La realidad es que olvidamos la mayor parte de ellos, y que tan solo algunos permanecen en nuestra memoria cuando abrimos los ojos.
¿Por que? Jung dio una explicacion a esto, basada en sus experimentaciones y que aun no ha podido ser rebatida: porque existe un censor dentro de nosotros que hace que los olvidemos. Porque, al parecer, la finalidad de los sueños no es que los recordemos, puesto que pertenecen a nuestro mundo inconsciente, sino tan solo provocar una serie de acciones en las glandulas de secreción interna y modificaciones quimicas en el organismo, al igual que el sueño restablece nuestro cuerpo, los sueños existen para restablecer nuestra psique.
Fuentes Consultadas
Editorial Planeta
Fuentes Citadas
Wikipedia
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