Olofin u Olofi es la tercera manifestación de Olodumare , del Yoruba Òlófín (dueño del palacio). Su palacio es el cielo y su corte real, los Orishas, Olofin es el que está en contacto indirecto con los hombres a través de los Orishas, es él quien los dirige y supervisa sus labores. Nada se puede conseguir sin su mediación, vive retirado y pocas veces baja al mundo como energía.
Olofin es el que repartió el ashé a cada Orisha (su relación con las energías de la naturaleza) y tiene los secretos de la creación. Olofin le permitió bajar a la tierra a
Cuando el mundo solo estaba habitado por los Orishas y los hombres creados por Obbatalá, estos viajaban del Cielo a la Tierra sin ningún obstáculo. Un día una pareja subió al palacio de Olofin a pedirle el ashé de la procreación, después de mucho pensar el hacedor asintió pero con la condición de que el niño no traspasara los límites de Layé, la Tierra. El matrimonio estuvo de acuerdo.
Meses después nació el niño, el que fue creciendo bajo la vigilancia de los padres que toleraban todas sus malacrianzas. Un día a escondidas caminó a campo traviesa y llegó al espacio de Orun, el Cielo. Allí se burló de los Orishas, hizo todo tipo de travesuras, y le faltó el respeto a quienes lo regañaban.
Olofin que observaba lo que sucedía, tomó su bastón y lo lanzó con tanta fuerza que Orun quedó separado de Layé por la atmósfera que se extendió entre los dos. Desde ese día, los hombres perdieron la posibilidad de subir al palacio del Creador.
Cuando el mundo solo estaba habitado por los Orishas y los hombres creados por Obbatalá, estos viajaban del Cielo a la Tierra sin ningún obstáculo. Un día una pareja subió al palacio de Olofin a pedirle el ashé de la procreación, después de mucho pensar el hacedor asintió pero con la condición de que el niño no traspasara los límites de Layé, la Tierra. El matrimonio estuvo de acuerdo.
Meses después nació el niño, el que fue creciendo bajo la vigilancia de los padres que toleraban todas sus malacrianzas. Un día a escondidas caminó a campo traviesa y llegó al espacio de Orun, el Cielo. Allí se burló de los Orishas, hizo todo tipo de travesuras, y le faltó el respeto a quienes lo regañaban.
Olofin que observaba lo que sucedía, tomó su bastón y lo lanzó con tanta fuerza que Orun quedó separado de Layé por la atmósfera que se extendió entre los dos. Desde ese día, los hombres perdieron la posibilidad de subir al palacio del Creador.
Meses después nació el niño, el que fue creciendo bajo la vigilancia de los padres que toleraban todas sus malacrianzas. Un día a escondidas caminó a campo traviesa y llegó al espacio de Orun, el Cielo. Allí se burló de los Orishas, hizo todo tipo de travesuras, y le faltó el respeto a quienes lo regañaban.
Olofin que observaba lo que sucedía, tomó su bastón y lo lanzó con tanta fuerza que Orun quedó separado de Layé por la atmósfera que se extendió entre los dos. Desde ese día, los hombres perdieron la posibilidad de subir al palacio del Creador.
Cuando el mundo solo estaba habitado por los Orishas y los hombres creados por Obbatalá, estos viajaban del Cielo a la Tierra sin ningún obstáculo. Un día una pareja subió al palacio de Olofin a pedirle el ashé de la procreación, después de mucho pensar el hacedor asintió pero con la condición de que el niño no traspasara los límites de Layé, la Tierra. El matrimonio estuvo de acuerdo.
Meses después nació el niño, el que fue creciendo bajo la vigilancia de los padres que toleraban todas sus malacrianzas. Un día a escondidas caminó a campo traviesa y llegó al espacio de Orun, el Cielo. Allí se burló de los Orishas, hizo todo tipo de travesuras, y le faltó el respeto a quienes lo regañaban.
Olofin que observaba lo que sucedía, tomó su bastón y lo lanzó con tanta fuerza que Orun quedó separado de Layé por la atmósfera que se extendió entre los dos. Desde ese día, los hombres perdieron la posibilidad de subir al palacio del Creador.
Fuentes
Cuba Yoruba
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