Quien es Iroko
Iroko es un Orisha relacionado a los deseos, ya sean buenos o malos. Orisha del caminante, se consagra a través de Obatalá. Iroko es el espíritu que vive en la raíz para algunos y para otros en el follaje de la Ceiba (palo borracho). Todos los Orishas se veneran en Irokó, otro de sus nombres son Aragbá e Iroké. Se dice que se le hace rogación al pie de él durante un año para tener hijos y se le ofrece un carnero cuando nazca. También se dice que es un camino de Obbatalá.Familia de Iroko
Iroko es viejo y su pareja se llama Abomán y su hermana Ondó
Ofrendas a Iroko
Se le realizan inmolaciones al pie de la Ceiba, a la que se le ata un paño rojo. Las inmolaciones que se le realizan son de toretes jóvenes que aún no se hayan apareado, estos son paseados por los santeros, mientras llevan velas encendidas e inmolan gallina, gallos, pollos, pato y guanajos, todos blancos.
Patakies
Iroko, que desde su altura todo lo observa, y que en sus ramas poderosas
alberga a pájaros de toda clase, como el mayimbe y sunsundamba —el aura
tiñosa, su mensajera— y la lechuza, que es justa y caritativa con sus hijos, vio
venir en la lejanía del espacio infinito a Yemayá, Madre Universal, envuelta en
perlas azules y perlas cristalinas como el mar de las Antillas, quien no corría,
sino volaba, abrazando estrechamente a dos niños, dos meyis: los Ibeyis, hijos
amantísimos de Ochún y Changó, que eran buscados por su padre para
regañarlos por sus travesuras infantiles, y por haberle escondido el hacha
bipene a la hora de irse a guerrear contra su enemigo, su hermano Oggún.
Al ver a su hija fatigada y al remolino que la perseguía y del cual se escapaban
Rayos y truenos, Iroko abrió su tronco y la cobijó en su seno. Cuando Changó,
Jadeante, llegó a su tronco, le suplicó que le dijera dónde se encontraban sus
Hijos desobedientes para castigarlos. Pero Iroko, que conocía bien el mal genio
De Changó, se hizo la disimulada y cantó, primero, muy alto, como un huracán;
Después se fue dulcificando hasta susurrar una bella canción, que hablaba de
Los triunfos bélicos del orisha, dueño de rayos y centellas. Éste se durmió, Iroko
Abrió su vientre y Yemayá y los Ibeyis lograron escapar.
Cuando Changó se despertó, cegado por la ira, le lanzó fuegos, pero éstos
Fueron devueltos hasta enceguecerlo. No tuvo más remedio que pedirle perdón
A Iroko y ésta, madre de madres, le pidió que perdonara a sus sagrados hijos
Ya que de ellos siempre obtendría el aché. Maferefún Iroko, gbogbo orishas
Fuentes Consultadas
Cuba Yoruba
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario