Entre los Ijebú y los Egbá, Oro es mucho más sagrado e importante que el mismo Egungún. En los tiempos antiguos los miembros de la sociedad Oro eran también los ejecutores de los criminales. Cuando la gente era condenada a morir por la corte Ogboni, eran los miembros del culto Oro quienes tenían que llevar a cabo la sentencia. Cuando Oro salía de noche, los que eran miembros del culto debían permanecer dentro de la casa y de salir estaban corriendo riesgo de muerte. Otros de las energías de la misma clase son los Igbis (árboles), por eso el monte o los bosques son tan particulares para el culto a Egungún. En el caso de los Igbis, son personificados por seres humanos enmascarados que llevan una imagen en la cabeza.Entre los Òyó, la gente de Iseyin y Jabata son los principales adoradores de Oro. Cada año tienen 7 días para su adoración. Durante todo el día las mujeres se quedan encerradas en la casa, excepto unas pocas horas que se les permite procurarse algunas provisiones. El séptimo día ni siquiera esto se les permite y se mantienen rigurosamente encerradas. Para la que no lo cumpla significa una muerte segura y esta pena se ejecuta no importa cual sea el título, la riqueza o la posición que tenga la mujer que se aventure a mirar a Oro.
El Culto a Oro, se mantiene vivo entre los Babalawos en Cuba, quienes son los encargados de Jurar a los hombres que deseen poseer el fundamento de Oro, aquellos que pretendan ser Orìatés, deberán según las verdaderas tradiciones pertenecer al culto Oro, lo cual les permitirá a la hora de dirigir un Ituto (ceremonia mortuoria) hacerlo con sapiencia. Los jurados ante el fundamento de Oro, luego de recibirlo y pasar por rigurosos rituales, se denominan Omo Oro y se les realiza un Itá con no menos de tres Babalawos por medio de Orunla y reciben el Odú que los caracteriza dentro de
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