Se le considera la diosa de la fecundidad, que da la dicha de la maternidad a las mujeres infecundas y también cura a los enfermos por medio de sus aguas medicinales.
Se dice que es capataz de Egungun o se le ve muy vinculada a este, a su Esu y a Orumila.
Osun es la divinidad tutelar de Osogbo y se le asocia con el río que lleva su nombre.
En esta región se le celebra su festival o fiesta anual donde se le ofrecen disímiles platos y animales.
Cuando la gente de Epe tiene la celebración anual de Òsóòsì es concebida esta festividad para propiciar a la diosa Osun que puede hacer de la pesca una empresa segura y lucrativa.
En ocasiones muy especiales de resquebrajamiento total de la salud, es la única deidad que come junto con Òrúnmìlà en su tablero.
Cuando las sacerdotizas de la deidad son poseídas por esta y vienen llorando, todos se entusiasman de alegría, pero cuando lo hacen riendo todos los presentes quedan inertes, asustados, porque augura una gran desgracia.
Òsún es una deidad muy respetada y su culto es muy difundido en Cuba.
Cuando el sacerdote de Ifá rinde pleitecía se esmera con esta divinidad.
Se dice que es juez y no admite desobediencia, castiga tanto a los hombres como a las mujeres en sus genitales y en la sangre, su ira no tiene comparación.
Siempre hay que dar cuentas en el río a Osun para cualquier rito de importancia que se vaya a efectuar.
En las ceremonias del Ifismo Osun juega un papel de suma importancia dada su estrecha vinculación con la divinidad Igba Odù lo cual queda reservado para los sacerdotes iniciados en Odù única y exclusivamente.
Òsún, conocida como la divinidad que posee profundos y grandes poderes, se le ve muy vinculada con la riqueza y el bienestar que proporciona a sus hijos.
Cuenta la historia que un grupo de Yorubás, de la región de Ijesá, emigraban al norte buscando tierras donde instalarse, estaban a cargo de Laro, su jefe.
Una tarde en pleno tránsito, el grupo se detiene a descansar para a la mañana siguiente continuar la marcha, cuando la hija de Laro decide tomar un baño en las aguas del río que surcaba muy próximo a donde ellos se habían detenido.
Transcurrido un tiempo advirtieron que la joven había desaparecido, los últimos en verla dijeron que había entrado al río, la buscaron sin ningún resultado.
Su padre desconsolado, se sentó sobre una gran piedra, contemplando el río, a llorar la ausencia de su hija.
En ese momento un pez saltó del agua y cayó en su falda, le indicó que no llorara, que debía confiar en el espíritu del río, que si él llevaba a su pueblo unos kilómetros río arriba encontraría un lugar donde su pueblo sería bendecido y próspero.
A cambio de esto, debían cuidar de los secretos del espíritu del río y que en ese sitio hallaría a su hija.
Habiendo llegado al lugar, Laro se dirigió al río, y en ese momento, apareció su hija Ilesa, desde ese momento Laro fue llamado Ataoja (aquel al que el pez le hablo) y se asentaron en un gran bosque surcado por el Río Òsún y bautizaron a la ciudad Osogbo.
Hasta el día de hoy el Rey de Osogbo recibe el título noble de Ataoja y continúan celando de los secretos de la Òrisà del Río.
Òsún encarna el principio básico del erotismo como fuente de inducción a la actividad reproductora, presente en todas las especies, no solo en el hombre. Osun también representa, el poder mágico de la generación de la vida, el principio de fertilidad, de fecundidad.
En el África Yorubá el tener hijos es considerado bendición para la pareja y la comunidad, las mujeres que tienen problema de fecundidad se dirigen a Osun para que les ayude en el misterio de la concepción.
Osun es al mismo tiempo la encarnación de la femineidad.
Los grandes maestros aún dicen que Osun continúa teniendo posición de enorme abundancia, riqueza y honor entre los Irúnmòles, aunque no siempre fue así, la historia revelada en el cuerpo de Ifá, cuenta que en los tiempos primigenios no era de esta manera.
El grueso del Irúnmòle masculino no gustó de la presencia de Osun en el acto de la creación (tengamos en cuenta que la historia en que Obatala deja caer la gallina de cinco dedos a la tierra, es el mismo momento en que introduce a la tierra la esencia de la fertilidad, el erotismo, la reproducción, en pro de que evolucionaran todas las cosa en la tierra, para que todo florezca, para que todo crezca, debe existir la esencia de la fecundidad), no dieron la bienvenida a su actividad creadora, y no respetaron sus capacidades y su poder.
Ifá cuenta que, en el comienzo de la creación, Osun estaba tan impregnada de Iwa Pele, (buen carácter) que Olódumarè le regaló la corona de abalorios, este hecho le valió el rango de mayor entre los Orisas, pero al mismo tiempo, en lugar de calmar esa situación la complicó aún más.
El día en que todos los Orisas, fueron a echar Ifá, Orunmìla notó que trataban con cierto despreció a Osun, que la esquivaban.
Él preguntó por qué era que sucedía eso, por qué ninguno la saludaba como a un igual, a lo que ellos contestaron: "Es que, es mujer", Orunmila contestó:
Les digo que más benéfico será que la integren al gran consejo porque su capacidad es asombrosa. Los hombres de Irúnmòles no contestaron, pero tampoco obedecieron, aún más, decidieron ignorarla, y solo la requerían para las tareas femeninas tales como cocinar (en lo cual ella era experta), frente a esto ella no se molestaba.
Esto duró hasta que un día surgió en el pecho de Osun la fuerza de cien mil hombres, y floreció en ella el poder de su madre ancestral, las Aje.
Sintió como si una lechuza se anidara en su pecho, y se convirtió en Iyá Apaki (mujer en cuyo pecho habita una lechuza). Entonces dijo: Que no haría mas trabajo de mujer y que pretendía ser respetada al igual que los demás.
A lo que le contestaron con las espaldas. Ese fue el día en que Osun retiró del mundo su ase, y todo comenzó a perecer, nada salía bien.
Los animales no se reproducían, las plantas se secaban, los ríos de secaban, las semillas no germinaban, las mujeres no parían, los proyectos de los hombres ninguno salían. Frente a esto, los dieciséis hombres fueron a hablar con Olódùmarè, y él contesta: Aquí falta el decimoséptimo misterio, el que restablecerá el orden y propulsionará la creación y es Òsún quien podría ayudarlos a encontrar ese misterio, de lo contrario, la fertilidad no se restablecerá jamás en la tierra.
Allí, los Orisa masculinos regresaron a Ikole Aiye, e invitaron a Osun a formar parte del consejo mayor, ella que estaba ofuscada se rehusó por lo que le imploraron.
Ella contestó: Estoy embarazada.
Si mi hijo es niña. Olvídense, no pienso ir hacia atrás, todo se deberá hacer de nuevo porque el mundo se secará. Pero si mi hijo es varón, recuperarán mis bendiciones y restableceré el orden natural.
Así transcurrieron los meses, y todos los días los hombres hablaban a la barriga de Osun , pidiendo que fuera varón.
Cuando el día en que el hijo de Osun nació, todos corrieron a ver a la criatura. Ella dijo: Hasta el noveno día no lo verán.
Cuando llegó el día en que lo podían ver, ella les presentó a su hijo varón y todos los hombres dijeron: Se llamará Ase Tuwa, (que quiere decir por el poder de nosotros). Osun dijo: No, se llamará Akin Oso ( que quiere decir el guerrero de la discordia). Luego de una larga disputa, Òsún llevó su hijo a Olódùmarè y este dijo: Se llamará Ose?tura (el decimoséptimo Odú). Así este último provoca la combinación de los dieciséis Odú Meji, generando en esa contracción el surgimiento de los doscientos cuarenta Omo Odú, los cuales se encargan de continuar con las características de la creación en manifiesto.
Se dice que este Odú, llega al mundo en la barriga de Osun, y provoca la llegada al Aiye de Èsú, que es, a su vez, quien se comunica con todos los Orisa.
En el Odú Ose?tura se encuentra relatada la llegada de Èsú al mundo. Osun es la encarnación de la fertilidad, representa la esencia que mantiene el equilibrio en la naturaleza; tengamos en cuenta de que Òrisà Osun, es el espíritu del río de agua dulce (los ríos proveen de agua al hombre), el agua dulce es el principio de fertilidad sobre la tierra y alimentan a toda la vegetación del mundo, y a su vez la vegetación es la que produce, el oxigeno para la atmósfera.
Cuenta un Itán que Obàtálá poseía la adivinación por medio del Mérìndínlogún (dieciséis caracoles), y que Òsún habría usado sus encantos para que él le otorgare el privilegio de ser la primera Òrisà en tener ese misterio. El relato dice que, una vez que lo hubo conseguido, ella dio el misterio del Mérìndínlogún a todos los inmortales.
Esto refiere a otra característica del Òrisà, es la que se encarga del equilibrio comunal y así, del libre acceso al poder que proviene del conocimiento, la equidad de las cosas entre los hombres, y el bien social. De allí se desprende el refrán que dice Ibà Òsún Olómi, Osun Sékèké (rindo mi homenaje al espíritu del río, poseedora del agua dulce, que hace adivinación).
Òrisà Osun es invocado para la regulación de las fuerzas comunales, para el equilibrio en la vida de los hombres.
Posee el poder de la vida de engendrar la continuidad de una especie, es la encargada de la evolución de todas las especies en la tierra y que el acto evolutivo en el hombre en particular siga su curso natural (ordenado por Olódùmarè), en pro de que el hombre se mejore a sí mismo y alcance altos niveles de purificación.
Es en definitiva, la que mantiene vivo el misterio de la procreación desde el comienzo de los tiempos.
Òrisà Òsún, descendiente directa del poder de las siete madres que generaron la especie humana en el mundo, hija de las Ìyámi , madre de las madres ancestrales de la humanidad toda. Osun es la portadora de àse de Ìyámi, es considerada una Ìyámi, por el poder de controlar la gestación de todas las cosas vivas en la tierra. En el comienzo de los tiempos Olódùmarè dijo a Ìyámi Òsòròngá, tu àse será sostener el mundo.... ese àse será representado en un pájaro sujetando una calabaza cerrada.... ejércelo con prudencia ......
Ìyámi Òsòròngá es uno de los nombres con los que se conoce el poder femenino de la fecundidad de esta divinidad ancestral de toda la humanidad. Esa calabaza representa el útero de la vida, o sea, la vida intrauterina donde se gestan todas las cabezas de la creación y su símbolo es el exótico pájaro Osoronga (de vistosos colores cuyo sonido onomatopéyico reproduce su nombre propio). Las abuelas de todas las madres, y la madre en acto, Osun, desde su linaje más antiguo encarna la responsabilidad del orden natural de las cosas, como también reacciona contra la imprudencia y la negligencia del hombre cuando actúa contra el orden natural.
Oríkì Osun
(Alabando al espíritu del río)
Osun owuraolu..
Espíritu del Río, desbórdese en su bendición
Serge si elewe roju oniki
Abra los camino de la atracción, madre la saludo
Latojoku awede we mo
Espíritu que limpias completamente
Eni ide ki su omi a san rere
La usa pulsera de bronce y no afecta el agua te alabamos
Alose k?oju emuji o san rere
La que porta la cetro de todos los placeres te alabamos
Alade koju emuji o san rere
La que porta la corona de todos los placeres te alabamos
O male odale o san rere..
Espíritu que transportas libremente por la tierra te cantamos en alabanza
Ase
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