La alquimila alpina es una planta herbácea
que pertenece a la familia de las rosáceas.
Sus hojas se encuentran partidas en varios
gajos, normalmente 5 ó 7, que llegan hasta su
centro.
Tienen un color verde oscuro y son totalmente
lisas, sin vello en su cara superior mientras
que por el reverso están recubiertas por un fino
vello que se encuentra muy bien repartido
por toda la hoja, formando una capa uniforme
que las hace relucir.
Es una planta bastante delgada.
Se cría en los peñascos graníticos o pizarrosos del Pirineo y también se puede encontraren otras montañas de la Península.
La floración de esta planta se produce en junio, julio y parte de agosto.
En estos meses se realiza su recolección, aprovechando que la planta ya ha florecido o está a punto de hacerlo.
Se suele recolectar la planta entera ya que se pueden utilizar todas sus partes.
Contiene materias tánicas y se utiliza mucho contra las inflamaciones intestinales.
Su efecto consiste en desinflamar la tripa aliviando en gran parte los dolores de vientre.
Este alivio se debe a sus propiedades astringentes y analgésicas y especialmente a su condición de antiinflamatorio intestinal.
El nombre de esta planta proviene del frecuente uso que de ella hacían los alquimistas, grandes observadores de la naturaleza en su continua búsqueda de la llamada piedra filosofal.
Esta especie se caracteriza porque suele acumular unas gotitas de agua en el centro de sus hojas, que proceden de la lluvia o el rocío.
Al salir el sol, las gotas acumuladas relucen mucho, lo que dio lugar a que los alquimistas se fijaran en ella y empezaran a utilizar el agua que destilaba.
Esta planta es también buena para los animales, pues cura satisfactoriamente las molestias
gastrointestinales y, en especial, la enteritis con dolores tipo cólico producida normalmente por la ingestión de hierbas nocivas.
A pesar de estas propiedades, en el pasado los pastores evitaban que sus rebaños ingiriesen estas plantas cuando todavía se encontraban húmedas, porque pensaban que podían inflamar el estómago de los animales; tan solo les permitían hacerlo cuando se encontraban totalmente secas.
- Infusión. Se pone agua a hervir con un ramillete de esta planta y se toma cuando todavía se encuentra caliente.
Debe consumirse 2 veces al día y evitando echar azúcar, pues esta no es nada recomendable en trastornos intestinales.
Si su sabor no resulta agradable, puede complementarse con unas hojas de menta o de marialuisa.
- Cocción. Se deja cocer durante 5 ó 10 minutos en agua y después se toma 3 veces al día antes de las comidas.
Antiinflamatorio. Analgésico. Astringente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario