23 de julio de 2013

Plantas Medicinales - Arándano (Vaccinium Myrtillus)


El arándano es una pequeña mata que no suele alcanzar los tres palmos de altura.
Tiene ramas rastreras de las que nacen tallos
angulosos verdes muy ramificados y cubiertos
de hojas alternas, ovales y caducas.
Las flores nacen aisladas y tienen forma de
vesícula, entre verdosas y rosáceas.
Los frutos son bayas azules.
Se cría formando extensas colonias en los
bosques y brezales de tierras sin cal, sobre
todo en las montañas de la mitad septentrional
de la Península.
Sus propiedades astringentes se conocen
desde la Edad Media, siendo ampliamente utilizado como antidiarreico general.
Florece de abril a junio, madurando sus frutos bien entrado el verano.
De interés médico son sus hojas y frutos: las hojas deben recogerse cuando la planta alcanza su máximo desarrollo; los frutos se recolectan un poco más tarde, cuando ya han adquirido el color azulado, casi negro, señal de que ya están maduros.
Es importante arrancar las hojas sin dañarlas para que no oscurezcan durante el proceso de secado, que se debe hacer lo más pronto posible.
Los frutos -de sabor agridulce y muy ricos en vitamina C- se pueden comer recién recolectados.
En cuanto a sus propiedades, podemos decir que es una planta muy astringente, que además tiene virtudes como antiséptico y antidiabético, aunque esta última propiedad todavía se discute.
En medicina popular se ha empleado contra múltiples dolencias, aunque en la mayoría de los casos sin fundamento.
Sí se sabe que las hojas ejercen una acción astringente, antidiarreica y antiséptica, posiblemente
debido a la presencia de taninos catéquicos.

En cuanto a los frutos, poseen acción antiinflamatoria, antihemorrágica y acción vitamina P, esto es, mejoran la microcirculación, aumentan la resistencia y controlan la permeabilidad capilar.
Se sabe que contribuyen a la regeneración del sistema vascular de la retina, aumentando la agudeza visual.
El arándano está absolutamente indicado en varices, hemorroides, edemas por insuficiencia
venosa, fragilidad capilar y diarreas -todo esto en cuanto al fruto.
Las hojas se emplean para curar diarreas y en caso de diabetes.
Externamente, se puede aplicar en micosis superficiales (infecciones por hongos) eczemas y estomatitis.

- Infusión. A partir de las hojas.
Se añade una cucharada pequeña de hojas troceadas a una taza de agua hirviendo.
Se pueden tomar 3 ó 4 tazas al día.

- Decocción. Igual que la infusión, pero dejando hervir el agua con las hojas durante 5 minutos.
Con los frutos se puede hacer igualmente infusión y decocción.
Pero la mejor manera de administrarlos es solos, recién arrancados del arbusto.
Si se quiere se puede añadir azúcar.
En algunos países de Europa central se añade cantidad de azúcar suficiente para que se produzca una lenta fermentación; de esta manera se prepara el vino de arándanos.
En cualquier farmacia se encuentra esta planta en múltiples formas farmacéuticas.

Astringente. Hipoglucemiante. Antiinflamatorio


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