Arbusto que puede llegar a medir los cinco metros de altura; no tiene pinchos, la corteza es de una tonalidad rojiza, aunque se ve alterada con algunas manchas blancas de forma
alargada generadas por desgarraduras de la piel, producidas a su vez por arañazos o golpes.
Se localiza en los bordes de los ríos y en general en cualquier sitio húmedo, sobre todo de la mitad norte de la Península Ibérica, siendo prácticamente desconocida en la mitad sur.
Las hojas son de un llamativo color verde y se disponen de forma alterna, adquiriendo una forma elíptica, con los nervios secundarios fácilmente visibles en el dorso de la misma.
La floración se produce en los meses de abril a julio, generando unas flores pequeñas, verdosas, aunque también las podemos encontrar blanco-rosadas, que parten de las axilas de las hojas y se agrupan en número variable.
Muchas de ellas no lograrán su cometido, por lo que al llegar la maduración encontraremos un número bastante inferior al de flores.
Los frutos botánicamente son drupas que van cambiando de coloración, pasando desde el verde hasta el negro y previamente por el amarillo, rosa y rojo oscuro.
En su interior encontramos tres huesos comprimidos.
Apenas tiene sabor.
La recolección se realiza en los meses de abril a julio, coincidiendo con la época de floración; se recolectan las ramas que tienen ya tres o cuatro años, en torno a un centímetro de diámetro.
La corteza se debe arrancar lo más pronto posible, ya que cuanto más tiempo transcurra más difícil será esta operación.
El secado debe ser asimismo lo más rápido posible.
La corteza de frángula contiene compuestos antraquinónicos en una proporción de hasta el 4%, destacando entre otros el frangulósido A y el B, que le confieren acción laxante o purgante fuerte, dependiendo de la cantidad de planta tomada.
Se utiliza también como colagogo, al provocar la salida de bilis de la vesícula biliar y de los canalículos extrahepáticos; está principalmente indicado en el caso de disquinesias biliares.
Habitualmente se ha empleado como purgante asociado a tratamientos antihelmínticos.
Vía tópica se emplea como cicatrizante para el tratamiento de heridas difíciles.
Pero nunca se debe emplear en estados de embarazo, lactancia, menstruación, hemorroides, abdomen agudo y en caso de úlcera gastroduodenal, ya que como efecto secundario puede provocar cólicos intestinales.
Tampoco debe emplearse nunca la corteza fresca, pues produce náuseas, cólicos y espasmos
gastrointestinales.
- Decocción. Siete gramos de planta se ponen a hervir durante quince minutos en un vaso de agua; después se mantiene en contacto durante seis horas, bebiendo este líquido antes de ir a dormir, pues el efecto se produce al día siguiente.
- Polvo. Se emplea un gramo al día como laxante y tres o cuatro gramos como purgante.
Laxante. Purgante. Cicatrizante
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