Galicia camina por detrás de Irlanda, aunque casi rueda con rueda, en lo que se refiere a la cuestión Céltica.
Porque en sus tierras se conserva el amor al pasado con una fuerza sorprendente.
Monumentos, paisajes, costumbres, tradiciones, versos, cantos, fiestas y otras manifestaciones bien arriesgadas en el pueblo son Celtas.
También en esas tierras se sufrieron, o se gozaron, invasiones transformadoras, ninguna de las cuales borraron ese bello y, en ocasiones, trágico lazo con el pasado.
Pero, ¿a qué obedece este apego a lo Celta? ¿Cómo se ha mantenido la tradición en un gran número de las tierras que miran al Atlánticos, verdes y húmedas, y no en otras del interior que también conocieron los asentamientos Celtas?
Éstos y otros enigmas pretendemos despejarlos en otras entradas, al mismo tiempo que dejaremos al descubierto muchas costumbres sorprendentes.
Porque vamos a tratar sobre una civilización con más de 3.000 años de historia.
Tampoco nos olvidaremos de algunas de sus costumbres, que en ocasiones pueden llegar a resultar hasta frívolas o disparatadas, de acuerdo a la mentalidad del siglo XX, pero que constituyen algunos de los eslabones de la gran
cadena que, ojalá, sirvan para clarificar lo grandes misterios del pasado.
Lo que nos proponemos, en esencia, es despertar la curiosidad de quien nos lea, para que continúe su propia investigación.
Todos los días se realizan nuevos hallazgos arqueológicos, que abren senderos insospechados en la Historia.
También nos esperan nuestras grandes bibliotecas, en cuyos archivos pueden encontrarse joyas como las descubiertas por los investigadores irlandeses, los cuales resucitaron los grandes mitos de su país.
Conocemos mucho sobre los Celtas y los celtíberos que vivieron en España; pero, ¿no contarían ellos con una mitología tan rica como la que resucitó al héroe Cúchucainn? ¡Sería tan hermoso
comprobar que existe ese tesoro!
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