30 de septiembre de 2014

Matrimonio Celta


La idea que los historiadores griegos y romanos ofrecieron de los matrimonios celtas resulta tan singular como pintoresca, ya que los pintaban como un desvarío sexual, en el que se practicaba la poligamia de una forma generalizada. 

Una idea que compartió Julio César, ya que escribió que una mujer podía estar «casada» con diez o doce hombres a la vez. 
Todos éstos acostumbraban a ser hermanos, padres e hijos. 
Pero los descendientes correspondían a uno solo de estos hombres, precisamente al que había contraído matrimonio con la mujer y fue el primero que la introdujo en la casa que iba a ser
su hogar y, luego, el que la «estrenó carnalmente».

Como es tradicional en todas las festividades de origen Celtico,las uniones conyugales solian asociarse a las fiestas de Beltane (1 de Mayo) que significa el fuego de Bel, en referencia al dios Bel, Beli o Belenus, el dios del fuego, una fiesta muy relacionada con la primavera y los ritos de Fertilidad.

Ademas de Beltane, Lughnasadh (1 de agorto, era epoca de casamiento e incluso era costumbre celebrar bodas durante la Luna Llena.

Lughnasadh marca el comienzo de la epoca de la cosecha.

Algunas leyendas celtas, como la protagonizada por la reina de Connaught, se refieren a mujeres que se acostaban con tres hermanos para asegurarse la maternidad y, después, se casaba con uno de ellos, el cual estaba al tanto de lo sucedido. 
No obstante, este concepto del matrimonio corresponde a una época determinada y a ciertos países. Porque lo normal era que las familias celtas se formaran en base a la fidelidad y a la dignidad de los esposos. 

Otra cosa muy distinta hemos de verla en si la mujer, con el consentimiento de su marido, se acostaba con sus cuñados o con un huésped al que se quería agradar.
La esclava celta Clothree le hizo este comentario a Andrea, su señora:

Las romanas estáis obligadas a seguir un cortejamiento decidido por vuestras familias, que os terminará por dejar a merced de un vil esposo, lo que no es tu caso; mientras que las celtas podemos elegir al hombre que nos gusta, con el que desde muy niñas hemos compartido juegos, trabajos, sufrimientos y gozos.

Me refiero a los carnales y a los otros. Luego sabemos lo que vamos a encontrar en el momento que decidimos casarnos con el «compañero al que amamos desde siempre».

Ante este razonamiento no nos queda más remedio que poner en duda la idea de que el matrimonio celta fuese poligámico, hasta el extremo que escribió Julio César. 

Es posible que éste conociera algún caso excepcional, que nunca puede confirmar una opinión tan disparatada.

El historiador Geraldo de Cambria dejó escrito que algunos jefes escoceses de origen celta practicaban un «matrimonio de prueba». 
Éste consistía en pagar una dote por la mujer que elegían, con la que vivían en régimen matrimonial, pero sin casarse con ella hasta que les hubiese dado un hijo. 
En el caso de que no tuvieran descendencia, se rompía el trato y la mujer volvía con su familia.
Costumbre que se mantuvo hasta bien entrada la Edad Media.

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