A pesar de que los druidas considerasen que la escritura mataba la verdad al retener o «esclavizar» el espíritu de la misma, dejaron inscripciones en algunas tumbas.
Pero muchas de éstas las realizaron utilizando otras lenguas, como pueden ser la latina o la ibérica. Por fortuna se han encontrado algunas en Irlanda, donde aparecieron numerosas y muy interesantes textos en los que se emplearon los símbolos ogámicos.
Éstos corresponden a un alfabeto muy singular, que impedía formar escritos extensos.
Las inscripciones resultan muy cortas, y casi todas aparecen realizadas sobre madera o piedra.
Se sabe que fue empleado hasta el siglo VI de nuestra era, cuando ya se estaban escribiendo cuentos y leyendas celtas con el alfabeto latino.
Los ogams se componen de grupos de rayas, entre una y cinco, que gráficamente
pueden representarse de esta manera:
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