Rituales Funerarios
Los primitivos Celtas intentaron comunicarse con las fuerzas infernales para conocer lo que sucedía más allá de la muerte.
Los druidas les habían enseñado a una serie de rituales funerarios, por medio de los cuales se
pretendía calmar a los enemigos del otro mundo.
También se efectuaban los entierros en fosas, la más profunda de las cuales llegó a medir treinta metros, en las que se introducían los objetos personales, además de otros elementos, porque se creía que el difunto los iba a necesitar en sus continuos desplazamientos hasta encontrar un destino definitivo.
Los cadáveres de los jefes celtas de las Galias y Hallstatt llevaban túmulos y, en ocasiones, se utilizaban grandes carros como féretros, los cuales se cubrían con pieles, joyas, recipientes que podían contener hasta cuatrocientos litros de hidromiel y bandejas con asados de vaca y cerdo.
Esto prueba que las gentes creían que los muertos celebraban un gran «Banquete de Reconciliación».
Pero todos los rituales anteriores fueron reemplazados, pasada la Edad de Hierro, en Gran Bretaña por la exhumación de los cadáveres.
Se prefería dejarlos en una zona alta, hasta que se descompusieran, porque se creía que éste era el periodo que el espíritu tardaba en completar su ciclo por el más allá.
Una vez el esqueleto quedaba totalmente descarnado, los huesos eran enterrados en fosas sin que fuera necesario realizar ninguna otra ceremonia.
En Irlanda, País de Gales y Bretaña se suponía que las fuerzas infernales habitaban en el fondo de la tierra.
Antes de abrir las fosas que iban a servir de tumbas, se celebraban ceremonias de desagravio en lugares poco frecuentados.
En éstos se cavaban otras fosas, en un número similar a las que se pretendían realizar en el cementerio, para introducir en las mismas animales domésticos, que habían sido sacrificados allí mismos, alimentos y objetos de gran valor.
Los ritos eran considerados ofrendas a los dioses del mundo de los muertos; a la vez, se aprovechaba la ocasión para suplicarlos que siguieran manteniendo frescos los almacenes donde se guardaba el grano y los productos a los que perjudicaba un calor excesivo.
En muchas tribus Celtas de la Europa central y Bretaña se consideraba que los perros se hallaban unidos de alguna forma a las fuerzas infernales, acaso porque habían visto a muchos de estos animales enterrando huesos o escarbando en la tierra buscando madrigueras de topos y otras
bestezuelas.
La creencia llevó a que se sepultaran varios perros en el santuario de Munthan Court, en Sussex,
lo mismo que se hizo en una fosa situada en Caerwent.
Los arqueólogos encontraron sus restos junto a los de varios seres humanos, que seguramente
fueron sus amos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario