17 de octubre de 2014

Relación de los Dioses Celtas con los Meses del Año


Marzo: Era el mes que se dedicaba a Camulos, el dios guerrero. 
Suponía el tiempo de los espíritus que aportaban la novedad y estaban considerados los más aguerridos. 
Por eso los druidas atribuían a los nacidos en este periodo del año una firme voluntad, que podía llegar a hacerse, en ocasiones, despótica.

Abril: Era el mes dedicado a Dea Brigantia
Una época de trabajo tenaz para todos los Celtas, que si se aprovechaba con una gran producción, más de bienes espirituales que materiales, conduciría al triunfo en todas las parcelas de la vida, hasta en las militares.

Mayo: Era el mes que se ponía en manos de Hens
Simbolizaba los altos pensamientos, los objetivos más ambiciosos y los amplios horizontes del espíritu humano. 
Un tiempo para los grandes gobernantes y los conductores de pueblos.

Junio: Era el mes dedicado a Bel o Belén.
Representaba a los espíritus juveniles, a la vez que ponía de manifiesto los más sólidos valores éticos y la confianza de todos los celtas en el futuro de la colectividad.

Julio: Era el mes dedicado a Trian o Thent. 
Simbolizaba la serena tranquilidad y el elevado pensamiento que analiza, con lo que permite una
acertada utilización de las cosas y, si fuera necesario, poder encontrar un jefe provisto del ingenio militar suficiente para mantener la paz en periodos de confrontaciones tribales. 
Etapa de diálogos provechosos y, a la vez, de saber escuchar.

Agosto: Era el mes dedicado a Ketk, el dios del viento. 
Representaba la renovación y el cambio permanente. 
Su meta se hallaba en la obtención de una astucia bien dosificada.

Septiembre: Era el mes que se dedicaba a Ketk, lo mismo que el anterior.
Simbolizaba en este caso la atracción por la magia y las ciencias ocultas, lo que situaba a todos los Celtas bajo la dependencia de los druidas.

Octubre: Este mes se hallaba dedicado a Manonnan, el dios del mar. 
Era el momento más propicio para materializar los más profundos pensamientos científicos, como podía ser predecir un eclipse de sol, un terremoto o cualquier otro cataclismo nacido de la tierra o del cielo.

Noviembre: Este mes se dejaba a la voluntad de Taranis. 
Representaba el gran talento natural, que en ocasiones se veía frustrado por la carencia de voluntad,
el fatalismo y la desmotivación. 
Sin embargo, con un pequeño esfuerzo se podrían superar estos factores negativos.

Diciembre: Un mes dedicado a Ogmios
Simbolizaba el optimismo al afrontar la vida y la alegría, que no disminuiría por muchas que fueran las complicaciones que debieran afrontar los celtas dentro de la tribu.

Enero: Mes que se hallaba bajo la protección de Abáis
Como en este periodo el pasado y el futuro quedaban unidos, el tiempo era simbolizado por el
presente sin dejar de tener en cuenta lo sucedido recientemente y lo que se esperaba en las próximas semanas.

Febrero: Mes que se encontraba a merced de Grannos. 
Se consideraba la época de las pasiones más hirvientes y de las decisiones definitivas, ésas que
podían llegar a marcar el destino de toda una familia o de la colectividad.
Los druidas tenían muy en cuenta estos presagios, para obtener las mayores ventajas de los positivos y cuidarse de reducir al máximo el efecto de los negativos. 
Como lo mismo podían afectar a un individuo aislado, a un grupo o a toda la tribu, a principios del mes realizaban las oportunas ceremonias religiosas para convertir en aliado a las divinidades que podían apoyar todo lo malo. Y solían ganarse el favor de las mismas, debido a su gran conocimiento de la meteorología, del comportamiento de los animales, de las reacciones de los árboles ante el fuego, los hielos y la sequía y de otras observaciones de la Naturaleza. 
Digamos que suplicaban por un lado el favor de los dioses, mientras por el otro observaban su entorno con la idea de «anticipar» los resultados

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