Antes de hablar de Ikú es necesario aclarar que en el culto Yuruba se creen las siguientes cosas:
1 - Hay dos muertes, la física y la espiritual.
2 - El ser humano tiene los siguientes aspectos: Ori (el alma), Ará (cuerpo físico) y Emí (“aliento” o energía vital).
Aclarado eso, tenemos que Ikú es el encargado de la muerte de Ará, de la muerte física.
Él se encarga de llevarse a una persona una vez que ha cumplido su tiempo designado de estancia en la Tierra, por lo que es conocido como el “Señor de la Muerte”.
Ikú cumple pues con el equilibrio necesario en el nacimiento y muerte de los seres humanos, aunque no siempre fue así, ya que el mito dice que inicialmente Ikú podía matar a los hombres cuando le placiera, desequilibrando así el orden de las cosas que Olodumare (dios supremo) estableció.
Eso era de aquel modo en tanto que Ikú tenía cómo llevarse a los hombres por sí mismo; pero, desde que el hombre conoció el “secreto para espantar a la Muerte”, Ikú no puede llevarse a ningún ser humano sin el auxilio de otra deidad.
Dice al respecto el sacerdote yoruba Ifá Osamaro: ‹‹Desde entonces, la Muerte no pudo matar al hombre directamente porque él es de otro modo una divinidad medrosa. Se ha estado apoyando en sus hermanos más agresivos y vengadores como Ogún, la divinidad del hierro, quien mata mediante accidentes fatales; Sango, la divinidad del trueno, quien mata mediante el rayo; Sanpona, quien mata mediante epidemias tales como la viruela, la varicela y el sarampión; la divinidad de la Noche, quien mata mediante brujería, etc.
Cuando estas divinidades mortales se muestran lentas en la búsqueda de comida para la Muerte, el Rey de la Muerte utiliza a Enfermedad, su esposa, para que busque comida para la familia.››
Finalmente, los yorubas creen que los hombres buenos son entregados a Ikú mediante una muerte apacible y libre de tormento, en tanto que los malvados sufren muertes terribles como ahogamientos, asesinatos, o accidentes.
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