El reportero español Juan José Revenga visitó Haití para investigar sobre el Vudú.
En un artículo para Internet narra cómo es una ceremonia en Abomey, poblado ubicado en la República de Benin, en el continente Africano.
En el texto señala que existe un sacerdote quien dirige la ceremonia.
En el momento que éste arriba al lugar donde se lleva a cabo el rito, los presentes comienzan a gritar y golpearse el pecho mientras entonan canciones africanas.
Posteriormente matan algunos animales y entregan su sangre al altar, lugar donde viven los espíritus que rigen su mundo.
El siguiente momento es protagonizado por los fantasmas de los muertos, llamados Engun-gus, unos muñecos decorados con pedrería (con un hombre escondido) que bailan alrededor de los asistentes.
El temor de los seguidores les impide tocar a estas figuras, pues se tiene la creencia de que si lo hacen, pueden perder sus almas en manos de los fantasmas.
En el mismo texto, Revenga narra cómo se celebra un rito en las tierras Haitianas.
Allí también hay un sacerdote llamado Hungan que dirige una ceremonia que se efectúa en las montañas. Se colocan cientos de velas y santos en primer lugar.
Comienzan a sonar los tambores. En el sueño se dibuja un círculo mágico con el nombre del espíritu que se desea invocar esa noche.
Los participantes entran en trance y el sacerdote hace que les cambien sus ropas para que el espíritu pueda reconocerlos. Suenan campanas que sirven para llamar a los muertos.
Las tradiciones del Vudú se han traspasado de generación a generación a través de la tradición oral, es decir, no existen libros en los que se señalen los dogmas o preceptos en los que se basa esta religión. Sin embargo, hoy por hoy, más de 60 millones de personas en el mundo la practican, tanto en la zona de África, como en ciertas partes del Caribe y América
Para comprender el “Vudú” primero hay que comprender la cultura que lo creo:
La palabra vudú (o vodun) viene del dialecto Yoruba que significa “misterio”. Esta religión proviene de Africa del Oeste de donde fue llevada a Haití por los esclavos. Ya en la isla se mezcla con el cristianismo francés y se crea el vudú. Esta creencia se encuentra basada en la adoración de “loas” o “espíritus”; muchos de ellos resultado de una mezcla con los santos cristianos.
Dentro de esta religión existen los “Bokor” quienes están en comunicación con los “loas”. Estos Bokores son quienes tienen el “poder” de convertir a una persona en zombi.
Haiti es el pais más pobre de América, continuamente subyugado a tiranías, colonialismos y fuertes intereses políticos, su crecimiento tanto cultural como económico se ha visto retrasado desde 1804, fecha en la que la rebelión de los esclavos acabó con el colonialismo de Francia convirtiendo a Haiti el primer pais que abolió la esclavitud.
La leyenda dice que los esclavos hicieron un pacto con el Diablo para conseguir su independencia y de este modo Haiti se convirtión en el primer pais consagrado al Diablo.
La creeencia en la magia en ese pais es tal que existen parrafos en su legislación que hablan de las penas que se deberán imponer a las personas que por ejemplo “zombifiquen” a alguien.
¿Qué es “zombificar” a alguien?
Los anteriormente citados “Bokor” son la mano maléfica de la magia haitiana, según cuentan tiene el poder de crear zombis, el proceso sería el siguiente:
Por medio de la ingestión de un determinado polvo que suelen mezclar con la bebida, el afectado pierde sus constantes vitales, la muerte parece perfecta pues su estado de catalepsia es absoluto, en un pais en el que los servicios médicos son insuficientes una muerte inexplicada no es asunto de médicos forenses. Esto unido al hecho de las altas temperaturas que hay en ese pais hace que por norma general un cadaver sea enterrado en las 24 horas siguientes a su fallecimiento, esto aumenta mucho las posibilidades de enterrar a alguien “vivo”.
Pasadas 48 horas el efecto de las drogas que el “fallecido” ingirió dejan de tener efecto, por lo cual el zombifícado recupera sus constantes vitales, es en ese momento cuando el brujo “Bokor” le desentierra, una vez desenterrado el zombi es alimentado con una pasta de atropina y escopolamina, que son disociadores alucinógenos que impactan sobre los neurotransmisores y las endomorfinas del cerebro. De este modo se aseguran que aunque su cuerpo sigue vivo su mente nunca vuelva a una consciencia absoluta.
Se podría decir que se resucita el cuerpo pero no su alma, los daños cerebrales son tan fuertes que el afectado no tendrá voluntad propia, se limitará a seguir las ordenes que le de su Bokor.
Su función a partir de ahora será la de servir como esclavo y su destino casi seguro será alguna plantación de caña de azúcar.
El estado de zombi resulta evidente, según afirman presuntos testigos, sobre todo en la mirada: “La cara era inexpresiva y la mirada fija. Los párpados eran blancos, como si los hubieran quemado al ácido” (Hurston, 1939); “la cosa más horrible era la mirada, o mejor dicho, la ausencia de mirada. Los ojos estaban muertos, como ciegos, carentes de expresión” (Seabrook, 1971).
Fuentes Mundos Profeticos
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