Es uno de los dioses fomoireos, al igual que Balar. Hijo de Llyr y Iwerydd, tenía un hermano Manawyddan ad Llyr. En un principio fue considerado un dios acuático, encargado de las tempestades y mareas.
Dios de gran tamaño, que podía atravesar los mares andando; de hecho se trasladó a Irlanda a pie para combatir contra los Tuatha de Danann. Su gran tamaño permitía que su cuerpo sirviera de puente entre las dos orillas de cualquier río, por muy grande que éste fuera, puente que además podía soportar el paso de un ejército.
Portaba siempre un caldero con el que podía resucitar a los muertos, pero no era esta su única cualidad ya que también fue considerado protector de los bardos y músicos al ser él un arpista consumado.
Como rey de las regiones infernales luchó contra los Tuatha de Danann que pretendían robarle sus posesiones mágicas.
Durante esta lucha fue herido por una flecha envenenada, ante los dolores que padecía pidió que le decapitaran para evitarle sufrimientos, pero olvidó ordenar que una vez ejecutada su petición introdujeran su cabeza y su cuerpo en su caldero mágico para así poder resucitar. Su cabeza continuó hablando durante ochenta y siete años, hasta que fue enterrada, mirando al sur, en una colina de Londres. Se suponía que esta tumba protegía el suelo inglés de las invasiones, protección que duró hasta que el rey Arturo la desenterró con lo que provocó que sucesivas olas de invasores llegaran hasta el territorio de Britania.
Este dios llegó a ser asimilado por la cultura cristiana, que lo convirtió en un santo patrón de Gran Bretaña con el nombre de San Brandan.
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