Las Hadas del elemento Agua.
"(...) En el fondo de la cavidad, sobre un pedestal bajo, esculpido como un árbol frondoso, había un pilón de plata, ancho y poco profundo y al lado un jarrón también de plata.
Galadriel lleno el pilón hasta el borde con agua del arroyo y soplo encima, y cuando el agua se sereno otra vez les hablo a los hobbits.
- He aquí el Espejo de Galadriel-dijo-. Os he traído aquí para que miréis, si queréis hacerlo.
El aire estaba muy tranquilo y el valle oscuro, y la Dama era alta y pálida.
- ¿Que buscaremos y que veremos?- pregunto Frodo con un temor reverente.
- Puedo ordenarle al espejo que revele muchas cosas - respondió ella - y a algunos puedo mostrarles lo que desean ver. Pero el espejo muestra también cosas que no se le piden y estas son a menudo mas extrañas y mas provechosas que aquellas que deseamos ver.
Lo que veras, si dejas en libertad al espejo, no puedo decirlo.
Pues muestra cosas que fueron y cosas que son y cosas que quizá serán. Pero lo que ve, ni siquiera el mas sabio puede decirlo. ¿Deseas mirar?"
El palo de Copas representa el elemento Agua.
Simboliza el mundo interior del hombre y hace referencia al lado espiritual del ser humano.Todas las cuestiones relacionadas con las intimas preocupaciones, con los sentimientos y deseos, con el temperamento y el carácter e incluso con los caprichos y las emociones, están fielmente simbolizados por los naipes del palo de Copas.
El agua ha sido siempre motivo de admiracion.
Un ejemplo de esto es el mito de Narciso, aquel apuesto joven al que tanto le gustaba contemplar su propia belleza en las aguas de un lago.
Pero el agua ha sido también un constante argumento para el temor de los hombres y en ella ha proyectado muchos de sus fantasmas e inquietudes.
Para los griegos, tras la muerte venia el mundo subterráneo del Tártaro y allí el hombre volvía a encontrase con mas agua, que simbolizaba las intimas preocupaciones humanas.
Primero había que cruzar la laguna. Estigia con ayuda del viejo barquero llamado caronte.
Mas allá, cerca de los campos gamonales, un ciprés señalaba el Lete, la fuente del olvido, a la que muchos se abalanzaban sedientos y donde dejan todos sus recuerdos.
El ser humano siempre ha sido muy sensible a las contradicciones y a los impulsos de su carácter.
Domina sus pasiones y a veces se deja dominar también por ellos.
En ocasiones nuestro temperamento nos pierde y otras veces son los sentimientos los que nos juegan malas pasadas.
Somos volubles como el agua y como ella fluimos y nos estancamos.
Aprenderíamos mucho de nosotros mismos si observaramos las mil formas de manifestarse el agua con la misma atención que lo hacían nuestros antepasados.
Fuentes Consultadas
Sandra Ramirez
Editorial El Ateneo
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