Uno de los miembros más respetados de la mitología irlandesa fue Tuan Mac Cairril, humano y no dios, sobrino de otro héroe Partolón.
Las fuentes cristianas se encargaron de transmitir las visicitues de este personaje, por cuya boca conoceríamos la historia mítica de Irlanda, ya de Tuan llegó a vivir cerca de quinientos años, más de cien la primera vez que fue hombre, noventa como ciervo, treinta como jabalí, cien como águila, veinte como pez y otros cien de nuevo como hombre.
En la versión más antigua de la leyenda, la segunda vida como hombre de Tuan duró lo que una vida normal, pero cuando la historia fue adaptada por autores cristianos, la hicieron alargarse durante varios siglos.
Hijo de Carell, nieto de Muredach Munderc, aunque en ocasiones aparece en la genealogía de Starn, hijo de Sera, de este modo se le relaciona con Partolón, ya que éste es hermano de Starn.
Tuan Mac Cairril fue el único familiar de Partolón que sobrevivió a la peste, viviendo sólo durante veintidós años como único habitante de Irlanda, hasta la llegada de la raza de Nemed.
Cuando los nuevos pobladores arribaron a la costa de Irlanda, Tuan se escondió de ellos, llegando hasta una extrema vejez refugiado en el bosque, una noche se durmió y cuando despertó se había convertido en un ciervo.
Esta transformación le confirió un nuevo vigor, lo que hizo que se proclamara jefe de los rebaños de Irlanda; sin embargo, el tiempo fue pasando y las fuerzas se le fueron agostando. Al llegar a un debilidad extrema buscó refugio en sus tierras del Ulster, vagando por los alrededores de su antigua casa.
Tras varios días de ayuno, el proceso de transformación se repitió con el mismo esquema.
Se transformaba en un animal, bajo cuya forma vivía hasta que la decrepitud le hacía adoptar una diferente; así fue jabalí, águila y salmón, con su última apariencia fue pescado y comido por la mujer del pescador, que nueve meses más tarde dio a luz a Tuan Mac Cairril de nuevo como hombre.
Gracias a estas metamorfosis pudo asistir a la llegada de los sucesivos pobladores de Irlanda, anteriores a los habitantes históricos actuales de la isla, y gracias a la longevidad de su existencia se conocía la historia más antigua de Irlanda.
Esta leyenda demostraba uno de los principios de la religiosidad celta, basada en la creencia de que el alma podía sobrevivir al cuerpo y adueñarse de otro cuerpo sin más.
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