Relatos del Nuevo Testamento, (2005), 156–157
Una buena mujer que se llamaba Tabita vivía en la ciudad de Jope. Ella era discípula de Jesucristo. Ayudaba a muchas personas y hacía muchas cosas buenas.
Hechos 9:36
Ella enfermó y murió.
Hechos 9:37
Sus amigos pidieron a Pedro que fuera a verla. Cuando él llegó, les pidió a los amigos de Tabita que salieran de la habitación.
Hechos 9:38–40
Pedro se arrodilló y oró, y luego le dijo a Tabita que se levantara. Ella abrió los ojos y se sentó.
Hechos 9:40
Pedro le ayudó a levantarse. Ella llamó a sus amigos y ellos vinieron y vieron que estaba viva. Pedro había usado el poder del sacerdocio para devolverle la vida a Tabita. Muchas personas de Jope creyeron en Jesucristo cuando supieron que Tabita había vuelto a la vida.
Hechos 9:41–42
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