Cualquiera que pueda ser un buen simulador, un hipócrita, se convertirá en tu líder en lo político, se convertirá en tu sacerdote en lo religioso.
Todo lo que necesita es hipócrita, todo lo que necesita es una fachada para esconderse detrás.
Tus políticos viven vidas dobles, tus sacerdotes viven vidas dobles: una da a la puerta delantera, la otra a la trasera.
Y la vida que entra por la puerta de atrás en su vida real.
Aquellas sonrisas de la puerta delantera son simplemente falsas, aquellos rostros que parecen tan inocentes están simplemente estudiados.
Si queres ver la realidad del político tendrás que verle desde su puerta trasera.
Aquí aparecerá en su desnudez, como es, lo mismo ocurre con el sacerdote.
Estos dos tipos de gente astuta han dominado la humanidad, pues muy pronto se dieron cuenta de que si quieres dominar la humanidad tienes que debilitarla, tienes que hacer que se sienta culpable, hacerla sentir que no tiene valor, tienes que hacer que se sienta despreciable.
Destruye su dignidad, quitale toda su gloria, humillala.
Y han encontrado unos caminos tan sutiles de humillacion que ni siquiera necesitan figurar, dejan que tu mismo te humilles. Te han enseñado un tipo de suicidio lento.
Comentario
¿Reconoces a este personaje?. Cada uno de nosotros, incluso el mas inocente y sincero, tiene un político oculto en alguna parte de su mente.
En realidad, la mente es política.
Por su misma naturaleza esta hecha para planear y proyectar e intentar manipular situaciones y gente, a fin de que pueda obtener lo que quiere.
Aquí la mente se representa como una serpiente cubierta de nubes y "hablando con lengua de doble filo".
Pero lo importante a observar en esta carta es que los dos rostros son falsos.
La cara dulce, inocente, la que pide: "Confía en mi", es una mascara malévola y toxica, la que dice: " Ya harás las cosas mas a mi manera", también lo es.
Los políticos no tienen rostros reales. Todo el juego es una mentira.
Observate a ti mismo para ver si has estado jugando a este juego. Lo que veas puede ser doloroso, pero no tanto como seguir jugando, pues al final no defiende los intereses de nadie y menos los tuyos.
Todo lo que pueda lograr de esta manera acabara volviéndose polvo entre tus dedos.
Gaia Ediciones
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