Eres, sin duda alguna, el signo más espiritual de todos.
Te resulta fácil separarte del mundo y brindarte en aras de una vida más espiritual.
Comparte el sino de los grandes cruzados, de los que buscan restablecer el equilibrio espiritual a través de su propia esfuerzo, en una lucha en la que desean el beneficio de todos antes que el propio.
Y esa es también tu debilidad: tu capacidad de dejarlo todo en aras de sueño e ideales despreciando aquello que es urgente e inmediato.
Sueles abandonar a los que te necesitan en nombre de algo más alto, y no comprendes que cuanto tienes es, en efecto, tan sagrado como esos sueños que te ciegan.
La vida con los pies en la tierra: eso es lo que debes trabajar y ser.
Vivir entre los hombres como si estuvieran entre los ángeles.
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