En ambos casos se utiliza una conexion mágica, simbólica, entre el poder de la vida y la individualidad del ser.
En el primer caso, se toma un poco de tierra de la huella reciente que ha dejado la persona que se pretende.
Se pone la tierra en un macetero y se planta encima una flor de crecimiento rápido.
Según el lugar y el momento en que se encuentre la persona que realice el hechizo sera la flor escogida.
Pero, junto con ella florecera el amor de la persona en cuestión.
La otra posibilidad se refiere a llevar la tierra de la huella reciente junto a un árbol y enterrarla cuidadosamente junto al tronco, mientras se murmura lo siguiente. "Árbol, señor silencioso y paciente. Su alma cautiva te traigo, para que su amor crezca hacia mi, como yerme crece la hierba".
Es importante que en los días siguientes a la realización de cualquiera de los dos rituales, se dedique, por lo menos dos o tres minutos diarios a mentalizar la imagen de la persona procurada.
Imaginando situaciones que estén de acuerdo con lo que pretende que se concrete.
Si lo que desea es un buen amante las escenas deben imaginarse tal cual.
Si lo que pretende es la paz de lo cotidiano, el momento del abrazo mirando el atardecer.
Imagineselo intensamente.
Fuentes Consultadas
Gustavo Maldonado
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