El Complejo de Alejandro es un resentimiento del hijo hacia el padre, ya que el padre no deja "avanzar" al hijo hacia sus logros profesionales.
Este complejo viene de Alejandro Magno que en una ocasión cuando su padre, Filipo de Macedonia, vino a celebrar sus triunfos bélicos él exclamó: "Mi padre no me deja ya nada por conquistar".
Como anécdota comentar que Federico el Grande sufría este complejo, y según sus biografías, hay marcado un antes y un después del momento en que recibió la corona.
Ya que antes de recibirla sufria ataques neuróticos y después no.
Las relaciones familiares dan lugar no solo a conflictos, sino también a numerosos complejos psicológicos.
El complejo de Alejandro es uno de esos complejos que sufren mujeres y hombres cuando sienten la necesidad de superar a su padre.
En qué consiste el complejo de Alejandro
Siempre hemos pensado que un personaje de la talla de Alejandro Magno tenía que tener una gran seguridad en sí mismo.
Sin embargo, no es del todo cierto, ya que este complejo psicológico lleva su nombre por él.
Resulta que Alejandro Magno consideraba a su padre Filippo de Macedonia un auténtico rival, un competidor al que debía superar a toda costa.
El complejo de Alejandro a veces se relaciona con el complejo de inferioridad, ya que el hijo o la hija se sienten incapaces de superar los logros de su progenitor.
Esto crea una frustración vital que se traduce en numeroso trastornos emocionales, en una nefasta relación familiar y, por supuesto en una baja autoestima que puede ocasionar graves problemas.
Y es que la figura del padre es la de un conquistador, la de un triunfador, el éxito personificado que ejerce una enorme presión en el hijo.
En su afán por superar los logros del padre, la persona que sufre el complejo de Alejandro va aumentando su inseguridad, una inseguridad que a menudo esconde tras un complejo de superioridad y actitudes despóticas.
Estamos ante un tipo de complejo que se produce en el ámbito familiar y que va destruyendo las relaciones familiares. Sin embargo, el aspecto más preocupante del complejo de Alejandro es ese desgaste de la autoestima en un intento de emular y superar al progenitor que no siempre termina en éxito.
La “Psicología de los complejos” surgió oficialmente en 1913, cuando el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) la utilizó para designar una ampliación del psicoanálisis de Freud.
Conceptualmente, un complejo es la imagen de cierta situación psíquica que tiene una fuerte carga emocional y que es incompatible con la actitud normal de la conciencia.
Los complejos interfieren las intenciones y la voluntad consciente y su origen se halla, frecuentemente, en los traumas emocionales, provocando un conflicto moral entre el yo y el inconsciente personal.
Para Freud, el complejo era una cantidad de energía vinculada a un deseo inconsciente (por ejemplo, el complejo de Electra, o el de Edipo).
Jung aceptó lo expuesto por Freud pero fue aún más lejos, ya que les otorgó vida autónoma dentro del inconsciente personal.
Uno de los complejos definidos es el de Alejandro, que hace referencia al resentimiento del hijo contra el padre.
Hay que tener presente la fama adquirida por Filipo II, padre de Alejandro, que pudo, lógicamente, desencadenar en el héroe macedonio un cierto temor ante las escasas posibilidades de superación de su antecesor.
Se cuenta la anécdota de que Alejandro Magno, al enterarse de los triunfos de su padre en las campañas militares, exclamó con ira: “Mi padre no me deja ya nada por conquistar”.
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