En esta ocasión revisamos los textos bíblicos para entender el nombre de este complejo psicológico que se evidencia en la piel.
Aunque el personaje de Job sea más conocido por su paciencia, el Job bíblico soportó como prueba de fe muchas penalidades, entre ellas la ulceración de su piel.
Y es que este curioso complejo de Job nos lleva a los problemas dermatológicos de las personas con una baja autoestima que se sienten ofendidas o agraviadas. Las personas que sufren el complejo de Job piensan que no valen nada y que por eso el resto de la gente los puede tratar mal, ofenderlos o ningunearlos. Ocurra o no ocurra la afrenta, el caso es que cuando se sienten ofendidos aparecen los problemas en la piel.
Lógicamente este complejo puede derivar en otros complejos físicos relacionados con el aspecto, pero el lado más preocupante del complejo de Job es la escasa valoración de una misma que tiene la persona que lo padece. Ella cree que es lógico que los demás arremetan contra ella, ya que es una persona que no vale gran cosa.
Estamos hablando en el caso de este y de otros muchos complejos de un problema de baja autoestima que desaparece cuando se encuentra el equilibrio.
Superar el complejo de Job pasa por mejorar la autoestima y hacerse más fuerte, lo suficientemente fuerte como para pensar que no ofende que quien quiere, sino quien puede.
Fuentes :Laura Vélez
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