La vida diaria está salpicada de dificultades, obstáculos pequeños y grandes que aprender a sobrellevar o a superar, gracias a la resiliencia. Ninguno de nosotros llegamos a este mundo con un manual de la perfecta existencia, ese que nos da pautas para cada problema, para cada crisis y cada dificultad.
Llegamos a este mundo como caídos de una extraña chimenea llamada destino, suerte o providencia, ahí donde se nos ofrece una familia más o menos buena, una sociedad más o menos democrática en la que crecer con unas determinadas normas y valores, y un círculo social que vamos creando nosotros mismos a medida que crecemos.
Tenemos voluntad de elegir y una aparente sensación de libertad. Sin embargo, no siempre logramos ser felices. No siempre logramos vencer esa adversidad cotidiana que nos trae la vida de vez en cuando.
Como personas en crecimiento que somos, siempre vale la pena aprender de todas aquellas tendencias que nos llegan, y que pueden ofrecernos mecanismos de mejora. Y la resiliencia es una de ellas, se trata ni más ni menos que de la capacidad para afrontar los problemas y adaptarnos lo mejor posible a esos baches, a esas curvas en forma de pérdidas, fracasos, desengaños, traumas e incluso situaciones de estrés.
Hemos de tenerlo claro, ser resiliente no significa en absoluto, no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. La resiliencia es la capacidad de asumir el dolor, aceptarlo y aprender de él, sabiendo gestionar tanto nuestras emociones como nuestras respuestas, para sobrellevarlo del mejor modo posible.
No es fácil, lo sabemos, aprender a ser resiliente es un largo proceso que requiere tiempo y mucho auto-conocimiento. Pero una vez dominado y comprendido, nos sentiremos más capaces y más protegidos. Veamos pues los puntos fuertes de la teoría de la resiliencia:
Capacidad de Introspección
Comprendernos a nosotros mismos, saber escucharnos, hablar con nuestra propia voz interior conectando con esa madeja nerviosa de sentimientos y emociones… es algo básico. Pero es obligatorio detenerte y, simplemente, atender a ese rumor interior que te perfila como persona vulnerable y también fuerte. Capaz.
Motivación Esencial
La adversidad te puede abrazar con su manto frío y terrible. Deseará quitarte el aire y sumirte en un rincón solitario. Pero no debes dejarte vencer. Existen muchas otras cosas más allá del dolor, la pérdida o la frustración.
Tu proyecto, tu necesidad por seguir adelante, por ilusionarte de nuevo por la vida y por los tuyos. Todos debemos tener un plan existencial, un objetivo en el horizonte por el cual seguir sonriendo cada mañana.
Autorregulación Emocional
Está bien que sientas la rabia, la pena, el desconsuelo, la tristeza… es esencial llorar y desahogarnos. Pero una vez hayamos pasado esta etapa, toca levantarnos y regular estas emociones, racionalizándolas primero hacia la aceptación y luego a la superación.
Sufrir es necesario, pero luego vendrá la aceptación y más tarde las estrategias para asumir un nuevo aprendizaje desplegando unos medios para saltar ese obstáculo.
No es fácil, lo sabemos, aprender a ser resiliente es un largo proceso que requiere tiempo y mucho auto-conocimiento. Pero una vez dominado y comprendido, nos sentiremos más capaces y más protegidos.
Actitud Positiva y Auto-Confianza
No es solo una etiqueta. No es esa frase que tanto vende y que tantas veces te encuentras en los muros de tus redes sociales: Mantener una actitud positiva ante la vida, es una necesidad. Sabemos que en ocasiones no es fácil, que las tinieblas nos asolan sin que nadie lo espere, sin que nadie se haya preparado ante ello y que puede resultar imposible asomar una sonrisa en tales circunstancias.
Pero ten por seguro que no hay amanecer que no haya podido vencer al anochecer, y lo que hoy te parece tan negro, poco a poco irá perdiendo esa intensidad si te enfrentas a ello con fuerza y optimismo. Y sobre todo, con confianza en ti mismo.
Todos disponemos de recursos para poder afrontar la adversidad. Busca en ti, esfuérzate, quiérete y convéncete de que mereces ser feliz y de que vas a conseguirlo. En ello se esconde la clave de la resiliencia.
Fuentes:La Mente es maravillosa
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