24 de diciembre de 2017

Muerte De Teseo -


Al regresar a Atenas, Teseo se encontró el reino en franca rebeldía contra él.
Un pariente suyo llamado Mnesteo se había apoderado del trono, con el beneplácito del ejército y de parte de sus súbditos.
Amargado por los acontecimientos.
Teseo se exilió en la corte del rey de Esciros, Licomedes, quien envidioso de la gloria del ateniense y quizá sobornado por Mnesteo, despeñó a Teseo por un acantilado cuando más confiado se hallaba.

Su cuerpo terminó por estrellarse contra la arena de la playa.
Los restos del héroe fueron inhumados en Esciros y, recogidos más tarde por Cimón cuando conquistó la isla, fueron transportados a Atenas y colocados en la urna del Teseión.

Se contaba que en plena batalla de Maratón, que terminó con una espléndida victoria de los griegos sobre los persas (490 a.C), un guerrero de talla prodigiosa y de inigualable valor había contribuido al triunfo ateniense.

Todos coincidieron en señalar que el misterioso personaje que luchaba en cabeza del ejército era Teseo. La Mitología griega inicia así la tradición de los héroes que aparecen para decidir el curso de una batalla ni más ni menos a lo que después sucedió con Santiago «matamoros» en la Edad Media española.


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Ultimas Hazañas Del Heroe (Teseo)



A los cincuenta años, Teseo continuaba deseando ardientemente la compañía del bello sexo y entonces se le ocurrió raptar a Helena, que a la sazón contaba apenas diez años y naturalmente todavía no era esposa de Menelao ni había sufrido el segundo rapto más famoso y trascendental.

También acompañado de Pirítoo, inició la aventura.
Ambos amigos se dirigieron a Esparta y se trajeron cautiva a Helena.
Los dos se habían prendado de ella y la echaron a suertes: la fortuna sonrío a Teseo.
Pero entonces los hermanos de Helena denominados los Dióscuros, Castor y Pólux, la recuperaron poco después y en venganza se apoderaron de la madre de Teseo, Etra, que pasó al servicio de Helena, quien se la llevó a Troya al ser raptada por Paris, hasta que los griegos la liberaron al ocupar la capital del reino de Príamo.

Teseo consoló a su amigo al no sonreírle el azar y le prometió ayudarle a conquistar otra mujer, por difícil que esto fuera. Pirítoo se encaprichó nada menos que de Perséfone, reina de los Infiernos.

Nada acobardó a los dos héroes, que descendieron a las profundidades de los dominios de Hades y, fatigados por el largo camino, se sentaron a descansar en una piedra de forma que cuando quisieron levantarse no pudieron.
Hércules pudo salvar a Teseo, pero le fue imposible hacer lo propio con Pirítoo.


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Teseo y La Trágica Historia De Fedra

La bella Antíope vivió feliz muchos años con Teseo y le dio un hijo llamado Hipólito, que iba a tener un fin desgraciado.

Al cabo de un tiempo se cansó de la amazona y la repudió.
Entonces contrajo nuevo matrimonio con Fedra, hermana menor de Ariadna, en el aspecto político, para terminar de una vez para siempre con las tensas relaciones entre Atenas y Creta, y en el sentimental, porque no había olvidado nunca a su primer amor, un amor que físicamente no había podido consumar, y Fedra ¡se parecía tanto a su hermana! Además tenía la ventaja entonces de que era más joven.

Por su parte, Fedra recordaba a Teseo de niña, conocía todos los detalles de su vida y sabía que ahora era un rey muy poderoso que tenía un hijo de Antíope llamado Hipólito…

Fedra, ambiciosa, casó entusiasmada con Teseo, pero pronto se dio cuenta de que su augusto esposo buscaba en ella un parecido mora, con su hermana que ella no podía ofrecer, y pronto vino la rutina y el cansancio.
Fedra entonces buscó la forma de vengarse…

La ocasión la encontró en el pobre Hipólito, que se había convertido en un apuesto mancebo.
Fedra se enamoró apasionadamente de su hijastro y, tras declararle sus sentimientos, intentó una y otra vez entregarse a él. Hipólito, que había consagrado su vida a Artemis, recibió con asco la proposición y rechazó todos los requerimientos.
Fedra, despechada, terminó por ahorcarse.
En una carta dirigida a su esposo contó la historia al revés, afirmando que había tomado aquella decisión porque Hipólito había intentado mancillar su honor (viene a ser un nuevo reflejo en la Mitología Clásica de la historia de la mujer de Putifar, capitán de la guardia del Faraón, y del casto José, vendido por sus hermanos a los egipcios… Pero historias como la de Fedra ¡han habido y seguirán habiendo tantas!).

Al leer la carta de su esposa, Teseo montó en cólera y maldijo a su hijo, quien pronto sufrió un accidente y murió destrozado bajo su propio carro, cuando los caballos de éste se asustaron ante la presencia de un toro que se dirigía contra ellos y provocaron el vuelco.

Sin embargo, Hipólito recobró su dignidad gracias a que Artemis hizo saber a Teseo la verdadera historia.
El héroe comprendió entonces su error y cuán profundos eran el respeto y amor de su hijo, que desde entonces pasó a ser considerado como modelo de piedad filial.
Algunos mitólogos ven en Antíope a una diosa lunar y en Fedra a una Aurora.
Hipólito sería la estrella matutina, que poco antes de despuntar el día brilla en el firmamento, donde su madre la Luna es todavía reina y señora.
Pero el lucero del alba excita pronto los deseos apasionados de la Aurora y es lanzado del firmamento por el Sol, desapareciendo en la bruma marina.

En las escuelas psicoanalíticas modernas el «complejo de Fedra» se ha venido a añadir a los de Edipo y Electra  complejo de la mujer madura que llega a una edad la en que ya no puede concebir, pero si amar, junto a una serie de trastornos fisiológicos y psíquicos.
Complejo llamado así en recuerdo de aquella esposa de Teseo que las circunstancias hicieron que no pudiera gozar plenamente del amor como ella

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Teseo Soberano de Atenas, Nuevas Aventuras Del Héroe



El júbilo de todos por la vuelta del héroe se trocó en desolación.

Teseo quedó consternado al conocer el trágico fin de su progenitor.

Nuevo soberano de Atenas y de la comarca del Ática, ordenó que tributaran solemnes honras fúnebres a Egeo durante varias semanas.
Luego en acción de gracias por el feliz éxito de su viaje, instituyó la fiesta de las Panateneas, en honor de Atenea.

Se cuidó también de hacer cumplir un voto ofrecido a Apelo, disponiendo también de sacrificios anuales en su honor.
Los atenienses hicieron remontar hasta su gobierno los orígenes de la democracia.
Le atribuyeron la reunión en una sola polis o ciudad a los habitantes de la montaña, el llano y el litoral, dando impulso a la gran Atenas, orgullo de la Historia.
Hecho esto, habría constituido las primeras asambleas populares para deliberar sobre los asuntos políticos, reservándose él tan sólo el poder ejecutivo.

En este sentido, pues, habría sido el primer republicano.

Nada hay que atestigüe estas trascendentales innovaciones, pero como la gloria del nacimiento de la democracia nadie se la puede quitar a Atenas, era natural que consolidada ésta, mucho más tarde sus artífices quisieran remontar sus orígenes al de su héroe más singular.

Después de dejar fortalecido el poder en Atenas, Teseo sintió nostalgia de las proezas pasadas y se lanzó de nuevo al mundo de la aventura.
Muchas son las hazañas atribuidas al héroe después de su segundo regreso a Atenas; las más importantes y en general coincidentes en las diversas versiones son las realizadas junto con su amigo Pírítoo, rey de los lapitas, pueblo tesalio dedicado a la caza que interviene en no pocos pasajes mitológicos.

Se cuenta que Pirítoo, que había oído hablar de Teseo con admiración, quiso poner a prueba al héroe y le robó parte de sus rebaños.
Teseo lo descubrió y cuando iban a llegar a las manos, la atracción del lapita por el joven soberano ateniense fue tal, que le solicitó el perdón Y deseó ser su esclavo.
Teseo, atraído a su vez por la sencillez de Pirítoo, descendiente al parecer del propio Zeus,  hizo entonces su íntimo amigo.
Naciendo así un nuevo amor mutuo, rayano en la homosexualidad, de la que, como ya dijimos en su lugar, no debe escandalizarnos.

Precisamente Teseo asistió a la boda de su gran amigo Pirftoo con Hipodamia, doncella de extraordinaria hermosura.
Al banquete fueron invitados los centauros, por estar emparentados con los lapitas.
Uno de ellos. Euriro, bebió más de la cuenta y preso de los vapores etílicos intentó propasarse con la recién desposada.
Teseo, Pirítoo y los lapitas pudieron detener al insolente y, tras Cortarle las orejas y la nariz, lo echaron violentamente del banquete.
Los centauros, compañeros de Eurito, quisieron vengarlo y se entabló una terrible lucha inmortalizada por Fidias en uno de los frontones del bellísimo templo del Partenón de Atenas dedicado a Atenea. Teseo y Pirítoo, tras ímprobos esfuerzos, fueron los artífices de la victoria y los centauros terminaron por batirse en retirada.

Siguiendo los pasos de Hércules, su admirado modelo, Teseo también luchó contra las Amazonas.

Ayudado por su fiel Pirítoo raptó a la reina Antíope, quien se enamoró de Teseo a pesar de su exacerbado feminismo y accedió a vivir con él en Atenas.
Las Amazonas no se conformaron con la traición de la que entonces era su soberana, pues después de la derrota de Hipó1ita ante Hércules les era difícil digerir un segundo triunfo masculino y atacaron a su vez a la ciudad de Atenas.
Tras sangrientos combates, las supervivientes tuvieron que regresar nuevamente derrotadas a su país.

Los mitólogos modernos, contrariamente a la tradicional creencia de que las amazonas se rebanaran un pecho para tensar mejor el arco (concretamente el seno derecho), opinan que a la palabra amazona hay que darle el sentido del prefijo con un carácter aumentativo, no el significado de sin.
En este caso, amazona querría decir dotada de muchos senos.
Cosa que cuadraría con la interpretación de que estos seres serían una representación de las nubes que galopan incesantemente y de cuyos pechos manan las aguas que riegan y fertilizan la tierra.

Las amazonas no permitían que entre ellas vivieran los varones y únicamente sostenían relaciones con ellos una vez al año (en este caso iban a buscar a los vecinos a los que hacían prisioneros y luego mataban) para perpetuar la especie, conservando de estas uniones forzadas tan sólo a las niñas, que eran educadas de acuerdo con sus principios morales y guerreros.
El mito tiene un trasunto en la Mitología Germánica en las Valquirias y pasa al Nuevo Mundo en su exploración y conquista, confundiéndose con el de El Dorado y tantos otros, dando nombre al río más caudaloso de la tierra: el Amazonas.

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Teseo Entra de Incógnito En Atenas (Su Historia)


Las hazañas de Teseo habían llegado a oídos de los atenienses, considerando a éste como digno sucesor de Hércules en el mundo de los héroes, pero nadie pensaba que podía ser hijo de su propio rey y heredero del trono.

Un día, cuando vieron entrar por la puerta de la ciudad a un joven que vestía larga túnica blanca y portaba una hermosa cabellera rizada, algunos ciudadanos se burlaron del aparente afeminamiento del forastero.

Cuando Teseo pasó junto al templo de Apolo Délfico, que estaba en construcción, los insultos de los obreros arreciaron contra el héroe.
Teseo no hizo ningún comentario, pero cuando vio un carro muy pesado tirado a duras penas por dos bueyes llegó hasta él, desunció a los animales y tomando el carro con ambas manos lo lanzó con fuerza a mucha distancia de allí.
Los obreros enmudecieron y los transeúntes comenzaron a rodear a aquella singular figura, que se dirigió a palacio.

Egeo, rey de Atenas, se hallaba casado entonces con la famosa y autoritaria Medea, cuyo anterior esposo había sido Jasón, el caudillo de la expedición de los Argonautas.
En realidad era Medea la que gobernaba el país.
Los reyes recibieron amablemente a Teseo y le invitaron a la mesa, pero Medea, sospechando que iba a suceder algo extraordinario, receló del joven y se dispuso a desembarazarse de él en el banquete ofrecido en su honor, envenenándole con una copa de vino.
Teseo tuvo entonces una especie de premonición y dejó caer la copa de sus manos, derramándose su contenido.
Entonces Egeo reconoció a su hijo primogénito, al darse cuenta de que la espada que llevaba era la misma que había escondido en Trecén y, sacando fuerzas de flaqueza, desterró a Medea y a su hijo Medo (históricamente éste sería el caudillo epónimo del pueblo de los medos) y asoció a Teseo en el gobierno.

Desde este momento todos los esfuerzos del héroe se encaminaron a reforzar el trono de su padre; en primer lugar luchó contra los Palántidas, primos de Teseo, quienes aspiraban a suceder a Egeo.
Teseo les venció y la guerra se dio por terminada.
Marchó después en busca de un furioso toro que desbastaba el territorio de Ática.
Este animal era e! mismo que Hércules ya había dominado en uno de sus trabajos.
Teseo lo sorprendió en la llanura de Maratón, lo capturó vivo, se paseó con él por las calles de Atenas cogiéndole por los cuernos y finalmente lo ofreció en sacrificio a Apolo Delfiniano.