Sus poderes para favorecer la evolución interna.
En gemoterapia, la turmalina negra es valorada por su potencia como escudo en contra de las energías que pueden ser negativas, siendo conocida además por sus condiciones para favorecer el crecimiento espiritual.
Para muchos la “piedra de la verdad”, la turmalina negra es considerada por los expertos como la gema con mayor variedad de elementos y propiedades eléctricas, lo que la transforma en el mejor escudo de defensa contra las energías negativas.
También es muy utilizada en meditación, para favorecer cambios hacia niveles de conciencia más elevados, expandiendo el entendimiento y permitiendo la evolución interior.
En este punto, los gemoterapeutas practican sesiones de meditación que incluyen sostener una turmalina negra entre las manos frente al corazón o la frente durante el lapso de un minuto.
Sin embargo, su accionar se potenciaría con el tiempo, por eso es llamada la “piedra de la verdad”, como un elemento que nos aclara las cosas con el correr de los días y las horas.
De acuerdo a los cultores de estas meditaciones, es posible a través de ellas aumentar la intuición y conectar los cuerpos físico, mental y emocional.
Ante esto, se la emplea en casos de depresiones y neurosis.
Como neutralizadora de energías ambientales, en gemoterapia se aconseja la colocación de una turmalina negra en todos los ambientes donde se pasa la mayor parte del día. Desde lo físico, y siempre en el terreno de la gemoterapia, la turmalina negra actuaría positivamente sobre piel, huesos, ligamentos, cartílagos y articulaciones, entre otras aplicaciones.
La turmalina negra, destructora de las ilusiones de la materia y del ego, aportaría la claridad y la capacidad para comprender la realidad, permitiendo descubrir la verdadera cara de las personas y de los acontecimientos de la vida.
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