Los años Celtas estaban divididos en cuatro estaciones, cada una de las cuales se hallaban precedidas por unos días de fiesta.
Tiempo que la mayoría de la gente dedicaba a los festines y a los juegos, mientras los druidas cumplían las obligaciones sagradas, realizaban ofrendas a los dioses por medio de sacrificios de animales y, en caso excepcionales, de seres humanos.
Ahora sabemos que el fin primordial del calendario de Coligny era anunciar al pueblo la llegada de las fiestas más que indicar el cambio del tiempo.
El primero de estos acontecimientos se celebraba con el comienzo de febrero, época en la que nacían los corderos de primavera y las ovejas producían una mayor cantidad de leche.
Era el tiempo de la diosa Imbolc, a la que se consagraban los rebaños y se le solicitaba la fertilidad, tanto de las mujeres y de los animales como de la tierra.
La segunda festividad celta llegaba durante la primera semana de mayo.
También se asociaba con la fertilidad, tan necesaria para los campos que acababan de ser sembrados y para los rebaños que estaban siendo llevados a los mejores pastos.
Época denominada Beltaine, sobre la que regía Belenos, el dios del fuego.
Los druidas lo aprovechaban para pasear a los mejores animales alrededor de las fogatas, con la intención de purificarlos y, a la vez, prolongar el efecto sobre todo el ganado de la tribu.
En la mitad de julio daba comienzo la festividad de Lugnasa, que era la más agraria de todas. También quedaba bajo la protección del dios Belenos.
Sin embargo, durante el verano esta divinidad recibía diferentes nombres en los países celtas: Lug, en Irlanda; Lugus, en las Galias, y Lleu, en Escocia.
La cuarta y última fiesta celta se situaba el 1 de noviembre, se llamaba Samain y se celebraba el 31 de octubre.
Pasaba por ser la más solemne, debido a que se celebraba el fin del mundo, el momento que de la confusión surgió el orden que permitió el nacimiento de los seres humanos y de todo lo bueno que
poblaba la tierra.
También se creía que era un tiempo propicio para que los muertos abandonasen sus lugares de reposo y diesen un paseo por el mundo de los vivos.
Esto sometía a toda la gente a grandes peligros.
Lo obligado era intentar calmarlos en esa primera noche de su deambular incontrolado, porque de no hacerlo seguirían creando malas influencias durante mucho tiempo.
Se podía lograrlo ofreciéndoles sacrificios. No hay duda de que esta tradición ha perdurado, con sus mensajes de magia y terror, en las noches de Halloween.
Lista de las Fiestas mas Importantes
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