Es un pequeño tratado de proverbios y aforismos, siendo uno de los libros básicos del pensamiento humano y la obra literaria más traducida del chino, y la más difícil de traducir, con gran influencia en la filosofía y la cultura oriental.
Es un libro moral y pragmático que debe leerse una y otra vez, porque sólo así podemos percibir su sentido de la vida (más profundo, más sabio).
El libro presenta enigmas y paradojas que ocultan uno de los pensamientos más avanzados y universales de la humanidad.
Según el “Tao Te King”, “el hombre sabio deja que las cosas sigan su curso natural”.
Aunque este mensaje parece muy sencillo, se basa en esta obra filosófica, difícil de comprender, la cual no debemos leer superficialmente, porque sería muy fácil trivializarla y podríamos convertirla en una fuente de citas lapidarias, utilizadas para lucirse en una charla.
Para comprenderlo tenemos que acercarnos a su concepto fundamental, el Tao.
El “Tao Te King”, junto a “ El libro de la perfecta vacuidad” (autor Lie Yukou) y el ”Zhuang Zi” (que tiene el nombre de su propio autor), completa el tríptico sagrado del Taoísmo.
En la China actual, el Taoísmo se funde con otras prácticas.
Se dice que los chinos practican su religión según el momento por el que transcurre su vida: en las fiestas nacionales son Confucianos; al enfermar practican el Taoísmo y antes de morir se pasan al Budismo (creyentes en la reencarnación).
El Tao conlleva la armonía con la naturaleza
El Tao: Un agujero negro.
La palabra Tao podemos traducirla como “vía o camino que conduce a la meta”.
De origen taoísta, ha pasado a otros pensamientos como el confucionismo, el budismo zen japonés y la religión china moderna.
El Tao es como un vaso que nunca se llena, parecido a un abismo del que todo procede. Es un principio absoluto que existía antes que el cielo y la tierra, entidad que no puede verse, oírse ni expresarse.
El Tao es un universo que se crea a sí mismo sin la existencia de un Dios creador.
Una especie de agujero negro al que podemos denominar “realidad autosuficiente”, “puerta de todos los prodigios” y “misterio de todos los misterios”.
El Tao no es sólo un concepto metafísico, sino también el sendero que debe seguir cada persona y, especialmente, los buenos gobernantes.
Si nos preguntásemos ¿Cómo dirigir al pueblo sabiamente y hacer felices a los súbditos? La respuesta del “Tao Te King” se parece al sueño de todo liberal: el mejor rey es quien no hace nada o prácticamente nada, dejando que los acontecimientos sigan su curso, es decir, respetando el fluir permanente del Tao y, por tanto, de las fuerzas del mundo natural por él creadas.
El Tao no tiene un significado concreto, es un espacio vacío donde todo se manifiesta, no conocemos su origen, no es temporal ni limitado, es el orden natural, la fuente primaria cósmica de la que proviene todo lo que existe.
Para percibirlo, el hombre debe fluir en armonía con la naturaleza, captar sus ritmos e integrarse con ellos. Percibir que el tiempo se detiene, pasear por el campo y entregarse al silencio exterior…
Ahí encontramos el Tao, en el temperamento más sereno, íntimo y estable de la naturaleza.
Quien quiera recorrerlo necesita una preparación interna: la práctica espiritual, la perseverancia, el recogimiento y el silencio.
Así se logra ver lo invisible, escuchar el silencio, sentir lo nunca sentido, entrar en una dimensión sin espacio ni tiempo: el Tao.
Ello no significa que debamos alejarnos del mundo sino más bien simular una especie de pasividad: hay que saberlo todo, estar informado de todo y, sin embargo, permanecer indiferente, como si nada se supiera.
Muchas frases del “Tao Te King” revelan este significado contradictorio: “quienes hacen demasiado echan a perder su causa; quienes aprietan demasiado acaban por aflojar”.
Fuentes Desarrollo Personal y Profecional
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario