La palabra mandala proviene del sánscrito, idioma ceremonial utilizado en los rituales hindúes y significa círculo mágico o círculo concéntrico de energía.
Los mandalas son diagramas llenos de significado oculto, son dibujos circulares compuestos por formas geométricas, bellísimos tesoros artísticos con representaciones esquemáticas y construcciones simbólicas dinámicas del macrocosmos y el microcosmos, utilizadas en el budismo y el hinduismo.
Son un medio de expresión artística con un fin elevadamente espiritual.
Los mandalas vibran y transmiten energía a quien lo observa o posea, su forma interna siempre es un espiral, y su danza giratoria expansiva desde el centro a la periferia nos magnetiza actuando como imán para nuestro espíritu.
¿Para qué se usan?
Los amuletos de mandalas en un tono brillante canalizan y aumentan la energía positiva para la materialización de objetivos, son una herramienta para trabajar la creatividad, la memoria, la relajación, favorecen la concentración, activan la intuición, aportan fuerza vital y paz interior.
Estos iconos fabricados de color plata son un vehículo a la buena suerte por excelencia.
Como amuletos sagrados, los mandalas desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días son utilizados por los brujos, místicos y sabios, para su protección, equilibrio personal y para elevar el nivel de conciencia llegando a una meditación más profunda, para expandir sus capacidades mentales y ayudar en sus sanaciones y trabajos energéticos.
Por ello los mandalas nos recuerdan la inmensidad del Universo y las potencialidades espirituales del ser humano.
Llevando siempre un mandala la persona tiene actitud objetiva frente a la vida y su color plata posee un valor latente capaz de potenciar los colores vecinos. Irradia en el ambiente armonía y balance además de transmutar la energía negativa en positiva.
Fuentes Consultadas
Amuletos y Talimanes
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