Mas allá de considerarlas como una mancia o sistema de adivinacion, tenemos que tomarlas en el sentido místico-mágico que a través de los siglos las generaciones (operadores conscientes, o no, de este rol), conocedoras de muchos de los símbolos en ellas representados, tuvieron como parte de sus vivencias y formaban parte de su habitual sentir, de su idiosincrasia.
Podríamos decir, entonces, que traen consigo una fuerza de bautismo (acto repetido por uno o varios grupos de personas con carácter religioso, o no, que le da soporte o validez en el inconsciente colectivo).
Son verdaderas llaves astrales que abrirán los lugares mas recónditos de nuestra mente, desentrañaran los mas grandes misterios y desvelaran muchas veces lo que nuestros mas agudos sentidos no pueden captar.
El verdadero cartomante, que conoce y que sabe de todo esto, respetara las cartas no solo por lo que estas pueden significar, sino porque entenderá que en ellas se halla en forma inmanente la fuerza y la sabiduría de los tiempos.
Habrá entonces una perfecta relación entre baraja y consultor que hará aun mas perfecta la lectura.
Recordemos que todo lo sensitivo (aptitud mediumnimica que se desarrollara aun mas veces cada vez que se utilice toda mancia) emite ondas magnéticas, irradiaciones que las cartas captaran y que devolveran en forma de información, guia y conocimiento.
Debe existir, por tanto, una comunión perfecta e indivisible entre los dos, por esta razón, se tendrá sumo cuidado en su trato, protegiéndolas contra toda vibracion indeseable.
Fuentes
Alfa Omega.es
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