Hace muchos años atrás, vivía en Girona una mujer que se dedicaba al diabólico arte de la brujería, a fin de mostrar su odio a toda persona religiosa. Acostumbraba insultar a todo habitante que se le pusiera por delante, y a lanzar piedras contra las paredes de la Catedral.
Cierto día, durante las procesiones de Corpus, ella lanzó piedras al paso que se encontraba escenificando el acto, y todos los allí presentes pudieron oír una voz divina que le anunció:
- Piedras tiras, entonces de piedra te quedaras.-
La bruja se convirtió en piedra en el acto. Su aspecto era espeluznante, con la boca por siempre abierta a causa del miedo que sintió.
Entonces, los habitantes que allí asistían, la colocaron en la pared de la Catedral, como si fuera una gárgola, para que de su boca no saliesen más insultos, sino agua limpia de lluvia, mirando hacia el suelo para que nunca más pudiera ver el cielo.
Fuentes Consultadas
Georgina Palmeyro
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