La recuperación del antiguo imperio provocaría el enfrentamiento con Muwattali, rey de Hatti, conflicto que se prolongaría por un periodo de 17 años.
Con el objetivo de concentrar todas sus fuerzas en este frente, Ramsés se apresuró en instaurar con firmeza su hegemonía en Libia y Nubia.
En el cuarto año de su reinado inició la expedición contra los hititas, llegando hasta Biblos con el fin de establecer bases marítimas de avituallamiento.
Mientras Muwattali había establecido una alianza con los príncipes del Asia Menor y Siria para enfrentarse a los egipcios.
El enfrentamiento de ambos ejércitos será en Qadesh, desarrollándose una importantes batalla hacia 1295 a.C. La batalla no tiene un vencedor claro, aunque Ramsés II se autoproclamó como el gran triunfador, según se desprende de las inscripciones encontradas en los templos de Luxor, Karnak y Abidos.
La reacción de Muwattali será establecer una poderosa alianza contra Egipto, involucrando especialmente a Benteshina de Amurru, tradicional aliado egipcio.
Durante doce años Ramsés se dedicará a reconquistar el imperio asiático y africano.
Las revueltas de Canaan, Moab y Edom fueron rápidamente sofocadas, recuperando Egipto la soberanía sobre estos lugares, logrando preservar el imperio asiático hasta el río Orontes.
El siguiente paso dado por Ramsés será aprovechar el momento de debilidad de los hititas, tras el fallecimiento de Muwattali y el enfrentamiento sucesorio entre Mursil y Hattusil.
Ramsés atravesó Canaan, tomando el puerto de Ascalón y la ciudad de Jaffa. Reafirmó el control sobre los puertos fenicios del Mediterráneo y penetró en la zona sur de Siria, tomando la ciudadela de Dapur, en el reino de Amurru. Tras asentar en cada una de las plazas tomadas una potente guarnición armada, Ramsés decidió ocuparse de sus posesiones en Africa.
Estableció una serie de colonias en las costas de Libia y construyó un amplio frente de fortalezas con el fin de tener vigilada a la población y evitar revueltas.
En el décimo año de reinado surgen nuevos incidentes en Asia por lo que Ramsés vuelve hacia Fenicia, recuperando algunas plazas que habían caído bajo soberanía hitita.
Para evitar entrar en un conflicto mayor, Ramsés regresó a su capital, para vivir un breve periodo de paz y prosperidad económica.
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