Que es la Psicologia?
Es la ciencia que estudia el comportamiento humano y los procesos mentales de este y los animales. La psicologia representa la empresa de la humanidad de comprenderse a si misma y ordenar sus propios asuntos de forma racional y logica.
La Psicología y la Vida
Todos somos en cierto modo psicólogos.
En nuestra vida diaria hacemos lo que un psicólogo hace en un laboratorio.
Observamos a nuestros compañeros humanos y escuchamos lo que dicen, Observamos cómo reaccionan ante lo que hacemos. Juntamos toda la información de nuestras observaciones y establecemos teorías (las personas de baja estatura son agresivas; las mujeres, nerviosas para manejar; los estudiantes de pelo largo fuman marihuana, etc.). Luego probamos estas teorías observando si nuestras predicciones son acertadas o buscamos alguna evidencia para apoyarlas. A menudo nos equivocamos, aun cuando no lo admitamos fácilmente.
Nuestro sentido común puede ser suficiente en varias situaciones y tareas, pero también nos puede llevar a falsas conclusiones y hacer inútil nuestro trabajo.
Muchas de nuestras ideas sobre la naturaleza humana, la personalidad o las influencias culturales pueden no ser más que simples prejuicios o estar basadas en suposiciones derivadas de nuestra propia naturaleza, personalidad y educación.
Posiblemente seamos malos observadores de los fenómenos, personas que no discriminan la información, o también carecer de una adecuada capacidad para asimilar las ideas complejas, y todo ello nos puede llevar a un mal empleo de la psicología, es decir, a “psicologisar”.
Resulta fácil tratar de explicar o entender el comportamiento, secundar argumentos falsos o demasiado simplificados para apoyar nuestras proposiciones. Decimos, tomando un ejemplo sencillo, que: “La violencia característica en las familias numerosas y pobres, se debe a las condiciones de hacinamiento en que viven”. ¿Por qué? Porque todos sabemos que si muchas ratas son puestas en una jaula pequeña, al final se atacarán unas a otras, llegando incluso a matar a las más débiles.
La idea es interesante, la inferencia, tentadora, pero los supuestos son incorrectos. Es cierto que algunas personas pueden reaccionar violentamente y que otras pueden sentir pánico o inquietud en condiciones de hacinamiento, pero la mayoría no lo hará. Aun para las que sí lo experimenten, podría haber muchas razones que explicasen su comportamiento evidentemente típico”. Las ratas no son iguales a los humanos y éstos no son iguales entre sí.
Las ratas almacenan sus alimentos, algunos gitanos también. ¿Son avaros todos los gitanos? ¿Matarían a sus hermanos en una caravana con demasiadas personas? No. Sin embargo, este proceso de simplificar el mundo en que vivimos, estableciendo analogías entre cosas sin relación alguna, puede dominar todas nuestras respuestas, incluyendo nuestro estilo de vida.
Cuanto más compleja o desconcertante es una situación, tanto mayor es nuestro deseo de simplificarla. Los psicólogos se estremecen ante esta tendencia. Alegan que mientras más complejas sean las situaciones a las cuales nos enfrentamos, tanto mejor, si es que estamos interesados en la verdad sobre nosotros y en nuestra forma de comportarnos. Cuanto más maduros seamos, menos tendremos que simplificar o psicologisar y mejor será nuestra adaptación a la vida real, lo cual no es sencillo. A esto se debe que los psicólogos intentan seguir los métodos científicos.
Descifrando los Misterios
Hace unos cien años, la idea de adoptar un criterio científico para el estudio de las personas fue
una emocionante novedad. En aquella época parecía un gran progreso el descubrir qué tan grande
tenía que ser la diferencia entre dos pesos para que una persona -cualquier persona- fuera capaz
de discriminar esa diferencia. Luego se descubrió que más o menos sucedía lo mismo cuando se
juzgaban diferencias en cuanto a la intensidad del volumen, color o longitud de las líneas. Este fue
un descubrimiento importante: implicaba que el ser humano se comporta en formas regularmente
repetibles y predecibles, para las cuales resulta apropiado un método experimental de
investigación.
Este desarrollo condujo directamente a los grandes progresos subsecuentes que tuvieron lugar por
el uso de métodos científicos para tratar de responder a la pregunta: “¿Cómo nos convertimos en
adultos competentes?”. Todos empezamos como niños indefensos: por lo menos una parte de la
nueva conducta, adquirida a lo largo del camino del desarrollo hacia la edad adulta, debe ser
aprendida: ¿cómo opera entonces el proceso del aprendizaje?
La primeras respuestas científicas fueron las del psicólogo ruso Pavlov y las del psicólogo
norteamericano Thorndike. Ellos demostraron que el aprendizaje se basa en la recompensa y el
castigo, pero sus descubrimientos fueron más sutiles de lo que sugiere este enunciado. No
cualquier recompensa, dada en cualquier momento, funciona: debe ser algo verdaderamente
deseado por el organismo a un nivel biológico y debe llegar rápido (aproximadamente medio
segundo) después de haber ocurrido la conducta que se debe aprender.
Ahora sabemos que el aprendizaje en realidad es un proceso mucho más complicado, pero esa
fue la semilla de donde surgió gran parte de la psicología. Un aspecto importante del trabajo de
Pavlov y Thorndike fue su experimentación con animales. Con otros innovadores, fueron capaces
de demostrar que el aprendizaje del comportamiento humano se puede relacionar confiadamente
con el mismo proceso de los animales inferiores. Esto no significa -como vimos en el ejemplo de
las ratas y los gitanos- que los humanos se comportan como los animales, sino que ambos
aprenden algunos de sus patrones de conducta de manera similar. En realidad, los humanos hemos
aprendido mucho acerca de nosotros mismos, al investigar metódicamente aspectos específicos
del comportamiento animal.
De este modo, a la psicología se le daba el nombre de “ciencia de la conducta”, o, en forma más
precisa, “ciencia del comportamiento de los organismos”. Pero una definición más antigua fue la de
“ciencia de la vida mental”. Muchos psicólogos modernos están regresando a esta definición que
hace de la “conciencia” un concepto central y propicia el estudio de los sueños, la fantasía, los
recuerdos, los procesos del pensamiento, las sensaciones, etc. -es decir, de todos los aspectos del
funcionamiento mental.
Los primeros psicólogos, en particular los primeros conductistas, negaban la importancia de
dichos fenómenos o los veían como tipos especiales de comportamiento. Argüían que, por
ejemplo, los pensamientos tienen muy poca relación con lo que la persona piensa, es o hace en
realidad. Un hombre puede considerarse a si mismo como un león, pero ser visto por sus amigos
como un ratoncito, como un apacible y gentil sujeto con ideas un poco ridículas. De acuerdo con
los conductistas, lo que hace es lo que en realidad importa a los demás y, a la larga, a él mismo.
Las acciones dicen más que las palabras.
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