Samhain es la más importante de las festividades del período pagano que dominó Europa hasta el advenimiento del Cristianismo.
Marcaba el final de la temporada de las cosechas que se realizaban en el periodo “claro” del verano, y con el periodo “oscuro” llegaba el año nuevo.
Celebrada el último día del octubre en el hemisferio norte y el último día de abril en el hemisferio sud, la fiesta de Samhain se encuentra en la mitad del camino entre Mabon, el equinoccio de otoño (21-22 de septiembre) y de Yule, el solsticio de invierno (21-22 de diciembre).
Pero para las viejas tradiciones germánicas el comienzo del año no se marcaba con Samhain sino con Yule, durante el cual se festejaba el solsticio de invierno y el fin del periodo “oscuro” del año con la Noche de las Madres.
La palabra “Samhain” viene probablemente del viejo idioma irlandés, “sam” por “summer” (verano) y “fuin” por “end, sunset” (fin, puesta del sol).
Etimológicamente, “sam” es una raíz lingüística indoeuropea, que también se encuentra en la palabra sánscrita “sama” que significa estación del tiempo, temporada.
Samhain quiere decir “fin del verano” y da el nombre al primer mes del año celta, que se llama “Samonios” en el lenguaje celta galo.
Sobre la religión de los Celtas no se sabe mucho porque no escribieron sobre ella, sino que todo se comunicaba oralmente de generación en generación.
Las festividades de Samhain duraban las "tres noches de Samonios" y finalizaban con una fiesta de los “espíritus”.
Con ella se terminaba al año viejo y nacía el año nuevo.
Algunos druidas, operando como médiums, se comunicaban con los antepasados muertos esperando ser guiados hacia lo imperecedero.
Se creía que los “espíritus” de los ancestros venían en esta fecha a visitar sus antiguos hogares y de ellos se podían conseguir consejos y ayuda.
Es por eso que se ornaban las casas con flores de la estación, con hojas de roble secas y con salvia. Pero también se trataba de ahuyentar los malos espíritus a los que se trataba de aterrorizar con hongos venenosos, figuras siniestras y objetos representando la muerte.
Después de la conquista de los territorios Celtas por los romanos, éstos influenciaron el mundo céltico y adoptaron ciertas festividades agrícolas asociando Samhain a Pomona, diosa de las cosechas.
Con el advenimiento del cristianismo las celebraciones paganas fueron consideradas como prácticas heréticas.
Los pueblos paganos libres fueron sometidos y sus creencias, consideradas demoníacas, fueron transformadas.
Así Samhain se convirtió en el día de Todos los Santos, del cual deriva el nombre inglés “Halloween”.
Ya en el siglo IV d.C. la iglesia Siria consagraba un día del año para conmemorar “Todos los mártires.
El Panteón de Roma, hermoso edificio de forma circular, era un templo pagano que no correspondía a la forma rectangular habitual. El edificio se salvó de la destrucción al principio de la Edad Media, porque en 608 el emperador bizantino Focas lo donó al papa Bonifacio IV, y éste, en 615, lo transformó en iglesia cristiana dedicada a Todos los Mártires.
Es el primer caso de un templo pagano convertido al culto cristiano.
Y por esta razón fue el único templo pagano de la Antigua Roma que permaneció intacto y en uso ininterrumpido.
Inicialmente la celebración de Todos los Mártires tenía lugar el 13 de mayo, pero el papa Gregorio III en 741 la cambió por el 1° de noviembre que era el dia de la “Dedicación” en la capilla de Todos los Santos en la basílica de San Pedro.
Y en 840 el papa Gregorio IV ordenó en esa fecha una fiesta universal de Todos los Santos.
Y como toda fiesta mayor, su preparación tenía lugar en la víspera, es decir el 31 de octubre.
Esta vigilia vespertina del día de Todos los Santos, en el ámbito de la Iglesia Inglesa se tradujo como: "All Hallow's Eve (Vigilia de Todos los Santos).
Con el paso del tiempo su pronunciación fue cambiando hasta llegar a la palabra que hoy conocemos como “Halloween” y su celebración se convirtió en una festividad puramente comercial.
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