La carta española, pese a ser un oráculo único y exclusivo, pertenece a un gran conjunto en el que se inscriben diferentes métodos adivinatorios que también utilizan las cartas.
Haciendo un poco de historia, debemos remontarnos a las famosas tabas o huesos utilizados por pueblos africanos y popularizados por los romanos para ver en ellos un primogénito sistema de juego y, por tanto, de adivinacion.
Los huesos junto con las piedras fueron los padres de muchos de los oráculos que existen en la actualidad.
En la antiguedad, para adivinar, se empleaban varios huesos de diferentes tamaños que en función de su caída ofrecían una u otra respuesta.
Poco a poco estos huesos toscos y rusticos fueron siendo moldeados o, mas bien deberíamos decir decorados.
Se redujo su variedad y se escogieron aquellos que tenían un tamaño parecido para inscribirles puntos o signos.
De esta evolucion mas tarde surgirian los dados, cuya versión en juego adivinatorio también encontramos hoy en las cartas.
Pero la evolucion continuaba paralelamente en otras latitudes.
Así, entre los pueblos vikingos, además de huesos se empleaban piedras.
En las piedras de rió o canto rodado se trazaban signos mágicos, códigos que podían ser interpretados como sistema adivinatorio o que se empleaban como parte de un lenguaje secreto.
En este caso nos estamos refiriendo a Las Runas que, curiosamente, hoy también podemos encontar transformadas en signos trascriptos en cartas.
De los elementos toscos como piedras y huesos, pasamos a nuevos soportes, seguramente creados en principio como entretenimientos y que serian los verdaderos padres de las cartas.
Nos estamos refiriendo a las cortezas de árbol sobre las que se trazaban signos y dibujos y que servían como elementos de ocio.
Otra modalidad se aprecia en pequeños listones de madera o laminas que después de ser pulidas servirán para realizar inscripciones.
A estos materiales deberemos añadir las pieles debidamente curtidas y materiales como los papiros.
Como vemos, la evolucion de los materiales hasta llegar a los naipes o a las cartas tal y como las conocemos hoy ha sido larga y variada.
Pero centrándonos mas en las cartas, veremos que si bien la baraja española,como la inglesa o la Francesa hoy esta debidamente popularizada y extendida por todo el mundo, casi con total seguridad antes de ella nació el Oráculo de Thot, un primigenio tarot que nos desvelaba los misterios del panteón mitológico y divino de Egipto.
No falta quien afirma que los egipcios importaron este conocimiento que hoy vemos plasmado en tarot de la mano de los talantes, aunque esa seria otra historia.
La verdad es que a partir del Tarot de Marsella, sin duda el primer tarot aceptado como tal, los franceses por una parte y los españoles por otra se ponen manos a la obra para diseñar un juego que no necesariamente debía ser adivinatorio, un juego que fuera practico, ágil y lo suficientemente entretenido para que las altas esferas sociales se divirtieran.
Tenemos que remontarnos al siglo XV para encontar los primeros vestigios de un oráculo formado por naipes y que tenga relación con España.
Sera a través del libro titulado Tratado de las especies de adivinacion, cuyo autor es Lope Barrientos, cuando se tengan noticias de un juego adivinatorio de cartas.
Lo que esta en claro es que la aparición de la Baraja Española esta relacionada con la Francesa.
Debemos recordar que en un principio los franceses disponían de una baraja de naipes compuesta por picas, tréboles, diamantes y corazones.
Los símbolos de la baraja francesa fueron españolizados y cambiados por otros que tuvieran mas relación con la vida y costumbres sociales, políticas y religiosas de la Península Ibérica.
De esta forma nacen cartas que representan al clero mediante las copas: a la nobleza y los guerreros, a través de las espadas como fuerza de poder, los oros en clara alusión a los comerciantes, y los bastos como representacion de los agricultores.
Para muchos investigadores la Baraja Española tiene mas importancia simbólica que otras, ya que manifiesta a través de sus cuatro palos elementos cotidianos y arqueotipicos a la vez.
En las copas podemos ver desde el receptaculo mágico en el que se recibe el conocimiento hasta el Santo Grial.
En las espadas podemos interpretar la visión de lo masulino así como la fuerza energética de la acción.
El oro, clásico material utilizado como moneda de intercambio, es el símbolo de transmutación y la búsqueda.
Y, finalmente, el bastón de mando, varita de poder o garrote, seria el basto.
De esta forma vemos que, curiosamente, quien diseño las cartas españolas no escogió los signos al azar.
Ahora bien, dejando a un lado las cartas españolas por un momento, no podemos pasar por alto otros oráculos antiguos y modernos que el buscador de nuevas fuentes de entretenimiento o conocimiento puede encontrar.
Nos estamos refiriendo a sistemas tan tradicionales como el juego de los gitanos, cuya popularizacion ha llevado al diseño de varios modelos de cartas y barajas diferentes.
El juego de las cartas gitanas nos propone, a través de imagenes y conceptos cotidianos, descubrir que pasa a nuestro alrededor.
Otro muy interesante es el oráculo del Mah Joongg, que en realidad es un juego de estrategia, lógica y azar y que también ha tenido su adaptacion en nuestros días como oráculo.
Avanzados en el tiempo, vemos que otros sistemas adivinatorios, también con naipes, inundan los centros especializados.
Se trata de las cartas de los ángeles, barajas vibracionales, cartas de los santos o incluso cartas de los chakras.
El hecho de mencionar todos los oráculos referidos no es gratuito, ya que deseamos llegar a una conclusión verdaderamente trascendente: lo que importa realmente no es la forma, sino el fondo.
Si en lugar de disponer de un juego de cartas españolas, poseyeramos sus símbolos en esferas de cuarzo o cantos rodados de rió, el oráculo funcionaria igual.
Entonces ¿donde esta el misterio?. Es muy fácil: en su "Simbología".
Todos los oráculos, sean vikingos como las runas orientales o el Mah Joongg u occidentales como la baraja española, poseen una simbología arqueotipica, un canal conductor de la energía que es lo que favorece al consultante y tarotista y que centren su atención en un logotipo, imagen o anagrama que les permita abrir su mente a nuevas fronteras.
Si nos fijamos un poco, todas las cartas que encontraremos a través de diferentes oráculos nos dirán algo, nos impactaran de una u otra forma.
Una copa, un rey, un ángel o un santo nos transmitirán unos símbolos, posturas, colores, tonalidades o acciones que despertaran en nosotros nuevas visiones del entorno, quizás nuevas ideas o pensamientos.
Y precisamente ahí esta el misterio de los oráculos, en la imagen que nos abre el sendero hacia lo desconocido.
Todo ello, con un poco de practica, sabiduría interior y buena disposicion, es lo que convertirá una baraja española en una útil herramienta para descubrir pasado, presente y futuro.
Fuentes Consultadas
Olga Roig
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