Perseguida por Apolo, Dafne huyó hasta que, al punto de ser alcanzada, suplicó a su padre que la transformase.
Fue convertida en laurel, la planta predilecta del dios.
De hecho, Dafne significa "laurel" en griego.
Existe una variante laconia del mito.
Dafne era hija de Amiclas.
Amante de la caza y de carácter esquivo, no vivía en las ciudades y se pasaba el tiempo corriendo por los montes.
Era la favorita de Ártemisa. Leucipo, hijo del rey de Élide, se enamoró de ella y, para acercarse a ella, se puso un vestido de mujer y se mezcló con sus compañeras.
Dafne le cobró afecto bajo su disfraz, y jamás se separaba de él. Entonces, Apolo, que se sentía celoso, inspiró a Dafne y a sus compañeras el deseo de bañarse en una fuente.
Leucipo se resistía a desnudarse, pero sus compañeras lo obligaron, y al descubrir que se trataba de un hombre, se arrojaron sobre él con sus lanzas, pero los dioses lo volvieron invisible.
Apolo se precipitó para agarrar a Dafne; sin embargo, ésta consiguió huir y, a ruego suyo, Zeus la transformó en laurel.
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