18 de noviembre de 2017

Causalidad - Filosofia Hermetica Parte III


Meditemos un momento.
Si cierto hombre no hubiera encontrado a cierta mujer en la oscura Edad de Piedra, vos, que estáis ahora leyendo estas líneas, no estaríais ahora aquí.
Y si, quizá, la misma pareja no se hubiera encontrado, los que escribimos estas líneas tampoco estaríamos aquí.
Y el mismo hecho de que nosotros, por nuestra parte, escribamos, y de que vos leáis por la vuestra, afectará no solamente nuestras propias vidas, sino que también tendrá un efecto directo o indirecto sobre muchas otras personas que viven actualmente o que vivirán en las edades por venir.
Todo pensamiento generado en nuestra mente, todo acto realizado, tiene sus resultados directos e
indirectos, que se eslabonan coordinadamente en la gran cadena de Causas y Efectos.
Entre otras muchas, la principal es que ningún lado del asunto es completamente exacto, siendo en realidad ambos parcialmente verdad, de acuerdo con las enseñanzas herméticas.
El Principio de Polaridad demuestra que ambos aspectos son medias-verdades: los opuestos polos de la verdad. La verdad es que el hombre puede ser a la vez libre y limitado por la necesidad, dependiendo todo del significado de los términos y de la altura de la verdad desde la cual se examine el asunto.
Los antiguos escritores expresaban el punto diciendo que: «Cuanto más lejana está la creación del Centro, tanto más limitada está. Cuanto más próxima está del Centro, tanto más libre está».
Los hombres en su mayoría, son más o menos esclavos de la herencia, del medio ambiente, etc., y manifiestan muy poco libre albedrío.
Se ven arrastrados por las opiniones, costumbres y pensamientos del mundo externo, así como también por sus emociones, sentimientos y modalidades.
No manifiestan el menor dominio de sí mismo que merezca ese nombre. Y con indignación rechazan esa afirmación diciendo: «Yo puedo obrar ciertamente con plena libertad y hacer lo que se me dé la gana; hago precisamente lo que quiero hacer».
Pero no pueden explicar por qué o de donde viene el «necesito» y me «gusta». ¿Qué es lo que les hace querer una cosa con preferencia a otra?
¿Qué es lo que les hace «gustar» una cosa y no otra? ¿No hay ninguna «razón» para sus «gustos» y
«necesidades»?
El maestro puede transformar los «agrados y «necesidades» en otros en el extremo opuesto de su polo mental.
Puede y tiene la capacidad de «querer, querer» en vez de querer porque algún sentimiento, modalidad, emoción o sugestión del medio ambiente despierte en él una tendencia o deseo de hacer tal o cual cosa.


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