Los orixas se asientan sobre determinadas piedras, que son afanosamente buscadas en los lechos de los ríos, a veces antes de llegar a sus orillas, en la vera del mar o en lo alto de alguna montaña, en donde la energías fluye por el solo contacto con la naturaleza.
Estas piedras varían en color, en forma y en tamaño, dependiendo del santo u orixas a acentar en ella.
Reciben el nombre de
Según el pensamiento yoruba, todo es piedra, todo es fundamento, en ellas esta lo firme, lo estable, lo seguro.
Pero no todas las piedras, aun teniendo las formas, el tamaño y el color deseados, son las requeridas.
Para que así suceda, estas deben estar
Y así como uno debe tener afinidad con ella, la piedra debe tenerla con nosotros debe existir correspondencia, no habiendo rechazo, sino atracción.
Por decirlo de alguna manera, su espíritu debe ser afín con el nuestro.
El santero experto en estas artes, con solo tomarlas entre sus manos, apoyandolas sobre sus palmas (donde hay un centro de energía muy importante, el cual muchas veces no es considerado ni tomado en cuenta, excepto cuando se realiza la
Pero igualmente deberá consultar los caracoles si la misma es aceptada o no por los orixas, y luego si el santo a la que va destinada es de su agrado o prefiere otra para canalizar su energía.
Si es aceptada recibe tratamientos especiales, y es depositada en platos o soperas de loza de color o de barro, dependiendo esto del orixa a asentar.
Se la rodea de sus atributos, las herramientas de los orixas, objetos simbólicos para que los santos puedan trabajar y accionar mediante ellos en las diferentes áreas y asuntos en que tienen problemas.
Las soperas de color son las favoritas del santo y generalmente tienen guardas con algún símbolo que le pertenece, como por ejemplo estrellas de mar y peces para Iemanja, o corazones y flores amarillas para oxum.
Fuentes Consultadas
Editorial alfa omega
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