El nombre de la letra hei aparece en el versículo: "Tomen (hei) por ustedes mismos, semillas".
"Tomen" (hei) expresa la revelación propia en el acto de dar de lo de uno a los demás.
Dando a los demás en la forma de autoexpresión, es el regalo definitivo del ser.
En el secreto de la letra guimel, el hombre rico da de si mismo al pobre en forma de caridad.
La forma más elevada de caridad, es cuando el dador se oculta completamente del receptor para no avergonzarlo, como está dicho: "el obsequio encubierto doblega el enojo".
Aquí, en el secreto de la letra hei, el regalo mismo es la relación y expresión del ser, bosquejando al receptor en la esencia del dador. Iosef, el que dice las palabras "tomen para ustedes semillas", corresponde a la sefirá de iesod, cuya función es expresarse en forma de dar semillas, como está explicado en cabalá.
Cuando Iosef le dió por primera vez grano a sus hermanos, no lo podían reconocer, como la dalet en relación a la guimel.
En su revelación a sus hermanos (y en consecuencia a todo Egipto), su entrega se volvió como la de la hei.
En vez de grano, ahora el da semilla.
El alma posee tres medios de expresión, "vestimentas" en la terminología de la cabalá y el jasidismo: pensamiento, habla y acción.
La vestimenta superior, el pensamiento, es la expresión del propio intelecto interior y las emociones hacia uno mismo.
El proceso del intelecto y las emociones al volverse concientes al pensar, es similar al darse a si mismo (el esencial dominio inconciente del alma) a otro (el propio estado de conciencia).
Las dos vestimentas inferiores, habla y acción, posibilitan expresarse a los demás.
Las tres líneas con las que se compone la hei, corresponden a estas tres vestimentas: la línea superior horizontal, al pensamiento; la línea vertical derecha, al habla; y el pie suelto a la acción.
La línea horizontal simboliza un estado de ecuanimidad.
El continuo y llano fluir del pensamiento, es la contemplación de cómo Di-s se encuentra por igual en todo lugar y en cada cosa.
En relación al prójimo judío, uno debe entender que cada uno de nosotros, posee un punto interior de bondad, y que todos los judíos son iguales en esencia.
Esta comprensión, el plano elevado horizontal de la propia conciencia en relación a otro, configura el "escenario" de las relaciones personales para todo individuo.
El punto de origen de la palabra, la línea vertical derecha de la hei está conectada directamente con la línea del pensamiento, y luego desciende para expresar los pensamientos propios, y los sentimientos interiores hacia otros.
La raíz de la palabra hablar, en hebreo es davar, que significa "liderazgo", como en la expresión "Hay un líder (dabar) en una generación, no dos líderes en una generación". Liderazgo implica jerarquía, posiciones relativas de arriba y abajo, y esto es representado por una línea vertical.
El Rey, y del mismo modo todo líder, rige a través de su poder de hablar, como está dicho: "Con la palabra del Rey está Su soberanía".
La separación de la acción, el pie izquierdo desconectado de la hei, del pensamiento, que es la línea horizontal superior, refleja una profunda verdad acerca de la naturaleza de la acción.
"Muchos son los pensamientos en el corazón del hombre, no obstante el consejo de Di-s seguramente se alzará".
El servidor de Di-s experimenta la brecha entre sus pensamientos y sus actos. A menudo él es incapaz de llegar a entender sus intenciones interiores; en otros momentos es sorprendido por sucesos inesperados.
En ambos casos siente la mano de Di-s dirigiendo sus acciones. Esta brecha es la experiencia de la Nada Divina, la fuente de toda Creación, haciendo algo de la nada.
Llegamos ahora a la culminación de la secuencia representada por las tres letras guimel, dalet, y hei, el proceso de dar de uno mismo a otro.
El obsequio, representado por el pie, el segmento desprendido de la hei, cuando se integra completamente con el receptor, se convierte en su propio poder de acción y entregar de si mismo a otros.
Más todavía, él ahora entiende completamente que en definitiva, el efecto y potencia de sus actos son en verdad la acción de la Providencia Divina.
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