La forma circular de la Samej simboliza la fe fundamental reflejada en todos los niveles de la Torá y la realidad: "Su final está incertado en el comienzo, y el comienzo en su final".
Esta comprensión y percepción de la unidad inherente entre comienzo y final, que al ser comprendida en profundidad implica ecuanimidad en todas las etapas del "ciclo infinito", es de hecho la manifestación de la Luz Trascendente de Di-s (sovev kol almin), que abarca por igual cada punto de la realidad.
Esta Luz Trascendental presente en todo momento, se denomina "El es la igualdad e iguala lo pequeño y lo grande".
En nuestro servicio a Di-s, esto implica que en relación a los fenómenos del mundo, todas las cosas deben ser relacionadas y aceptadas en forma igual.
Este es el atributo de ecuanimidad como fue enseñado por el Baal Shem Tov, en su interpretación del versículo: "Siempre puse [shiviti, de la raíz shavé, 'igual'] a Di-s delante de mi".
Mientras que en los niveles externos de conciencia, uno debe permanecer al margen de los eventos pasajeros del mundo; a niveles más profundos de conciencia, en relación a Almas y Divinidad, uno debe estar constantemente aspirando a lograr cada vez más altos niveles de apego y acercamiento a Di-s, y realizar Su Voluntad en la Creación a través de Torá y mitzvot.
En jasidismo, se explica que el dicho de los sabios: "¿Quién es rico? El que está contento con su porción", se refiere sólo a las posesiones mundanas, mientras que en relación a asuntos espirituales, no debemos estar nunca satisfechos con nuestras adquisiciones presentes, sino pugnar por obtener más.
No obstante, como nuestro afán tiene lugar dentro del contexto general de igualdad externa, también deviene como un círculo, un espiral, con un movimiento dinámico siempre ascendente.
De esta manera, el círculo dinámico existe dentro de otro círculo estático. Este es el secreto de la frase de la visión de Ezekiel: "la rueda dentro de la rueda."
Como se mencionó en nuestra discusión de la letra nun, la samej, que significa "apoyar", es el poder Divino de apoyar y alzar al "caído".
Dice un versículo: "ella ha caído y no se alzará, la virgen de Israel". En otro leemos: "Así como he caído, seguramente me levantaré".
La primera estrofa puede ser entendida como referida al servicio del círculo externo estático, el atributo de ecuanimidad verdadera en relación con todo fenómeno mundano. Uno puede caer a un más "bajo nivel de energía" de la realidad física, siendo incapaz de elevarse a si mismo, y confiar totalmente en la benevolencia de que la Divina Providencia lo sostendrá.
El segundo verso, implica una motivación interna y activa de levantarse, aunque dependa seguramente del soporte y la ayuda de la Divina Providencia, y puede ser entendido como el servicio del círculo dinámico e interno de la aspiración espiritual.
Como es el caso para dos círculos concentricos, la base del círculo exterior desciende por debajo de el del círculo interno, aunque su porción superior es más alta que el del círculo interior. Esta es en si misma la manifestación definitiva de "el final" se incerta en el "comienzo".
"El final" se refiere aquí al servicio del círculo externo.
"El comienzo", se relaciona con el objetivo último del círculo interior, la revelación de abajo, en los Mundos, de la Esencia misma de Di-s, presente en forma latente en la fé simple, inherente en el servicio mundano de ecuanimidad.
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