Zeus mantiene relaciones con lo y, para no levantar las sospechas de Hera, la transforma en vaca.
Hera, que advierte el engaño, pide a Zeus que le regale la vaca.
El padre de los dioses acepta y la diosa pone como vigilante del animal al gigante Argos de mil ojos.
Zeus pide a Hermes que recupere la vaca y éste utilizando la lira que él mismo ha inventado duerme al gigante y lo mata.
Entonces Hera envía un tábano que no deja de picar a lo, lo que la hace huir hasta llegar a Egipto donde da a luz a Épafo, el hijo que ha tenido con Zeus, y se la identifica con la diosa Isis.
En su huída dio nombre al mar Jónico.
Descendiente de lo, Dánao marcha hasta Grecia y en concreto hasta Argos con sus cincuenta hijas, las Danáides, huyendo de sus primos los Egíptidas, hijos de Egipto, hermano de Dánao.
Piden a sus primas en matrimonio y Dánao lo consiente pero con la orden de que ellas asesinen a sus maridos durante la noche de bodas.
Todas cumplen la orden, menos una, Hipermestra, que perdona la vida a su esposo Linceo.
Ambos sucederán a Dánao en el trono de Argos.
Al morir las Danáides son condenadas en el Hades a llenar de agua una tinaja agüjereada indefinidamente.
Su castigo sólo fue interrumpido por el canto de Orfeo cuando llegó al Hades buscando a Eurídice.
Descendiente de Linceo será Acrisio que recibe el oráculo de que su hija, Dánae, dará a luz un hijo que le expulsará del trono de Argos.
Para evitar que se quede embarazada, decide encerrarla en una prisión subterránea de bronce, pero Zeus, que se ha encaprichado de la joven, consigue llegar hasta ella transformándose en lluvia de oro y de esta unión nace Perseo.
Enterado el padre arroja a ambos en un cofre al mar y en él llegan hasta Serifos donde Perseo crece.
«....Cuando dentro del arca bien labrada
la arrastraban los soplos del viento
y el agitado oleaje,
se sintió sobrecogida de terror, y con mejillas húmedas
se abrazó a Perseo y le hablé:
‘¡Ah, hijo, qué angustia tengo!
Pero tú dormitas, duermes como niño de pecho,
dentro de este incómodo cajón de madera de clavos de bronce
que destellan en la noche,
tumbado en medio de la tiniebla azul oscuro.
No te inquietes por la ola que lanza
por encima de tus cabellos la espuma marina
ni del bramar del viento, recostando
tu bella carita en mi mantilla de púrpura.
Si para ti terrible fuera lo que es terrible,
ya habrías prestado oído ligero a mis palabras.
Pero te lo ruego, duerme, niño mío.
Que duerma también el alta mar, duerma la inmensa desgracia
0jalá se mostrara algún cambio,
Zeus padre, movido por ti.
Y si con alguna palabra atrevida
y al margen de lo justo te invoco, ¡perdóname!
Polidectes, el rey de Serifos, se enamora de Dánae y en una cena toma la palabra al joven que había asegurado que mataría a Medusa, la Gorgona.
Éste tiene que aceptar el reto ya que Polidectes amenaza con quedarse con su madre si no cumple su palabra.
Por consejo de Hermes y Atenea, Perseo marcha a visitar a las Greas, tres viejas con un solo ojo que podía verlo todo y un solo diente.
El joven, astutamente, se apodera de ambos y les dice que no los devolverá hasta que no le conduzcan hasta las Ninfas.
Las viejas, de mala gana le llevan ante ellas y Perseo les devuelve el ojo y el diente.
Las Ninfas le entregan a Perseo tres armas que le serán muy útiles: unas sandalias aladas, una alforja y el casco de Hades, que convierte en invisible a quien se lo pone.
Recibe, además, de Hermes una espada curva y de Atenea un espejo. Con todas estas armas Perseo llega hasta el país de las Gorgonas que se supone que estaba en el Occidente, esto es, en Hispania, junto a la ciudad de Tartessos.
Se planta ante las tres Gorgonas que estaban dormidas.
Las Gorgonas eran monstruos terribles con la cabeza rodeada de serpientes, colmillos de jabalí, manos de bronce, alas de oro y con el poder de petrificar a quien los miraba a los ojos.
Perseo se acerca con mucho cuidado y de espaldas utilizando el espejo para orientarse.
Cuando llega a su altura, le corta la cabeza a Medusa, que era la única mortal de las tres hermanas, ya que se cuenta que era una hermosa joven que se atrevió a afirmar que era más bella que Atenea por lo que fue castigada por la diosa a transformarse en Gorgona.
La introduce en la alforja y emprende el vuelo de regreso.
El estrépito despierta a las otras Gorgonas que no pueden perseguirle porque lleva puesto el casco que le hace invisible.
En su camino de vuelta encuentra primero a Atlas al que pide hospitalidad.
Éste se niega e intenta expulsarlo violentamente, así que Perseo le muestra la cabeza de Medusa que automáticamente convierte a Atlas en una montaña de piedra que es la que da nombre a la *cordillera del Atlas, que hoy existe en el norte de Marruecos y al océano que la baña, el Atlántico.
Este mito es contrapuesto al que veremos de Hércules, descendiente de Perseo, que engañará a Atlas cuando vaya a buscar las manzanas de las Hespérides.
Otro episodio en el camino de vuelta de Perseo es la liberación de Andrómeda.
Perseo divisa desde el aire a una hermosa doncella encadenada a una roca y se acerca a preguntarle quién es y por qué está allí.
La joven responde que es hija de Cefeo, el rey de Etiopía, y de Casiopea y que está allí como castigo porque su madre se ha vanagloriado de ser más bella que las Nereides.
Por petición de éstas, Posidón ha enviado un terrible monstruo marino que está asolando el país.
La solución al problema la ha dado un oráculo: que Andrómeda expíe la culpa siendo pasto del monstruo. Por ello está encadenada a una roca ya que el monstruo está a punto de llegar.
«Y aún no había terminado de contárselo todo, cuando retumban las olas y aparece, dominando el mar inmenso, un monstruo que bajo su pecho abarca la vasta llanura líquida. La joven da un grito; está allí su desconsolado padre, y con él su madre, infortunados ambos, pero ella con mayor motivo.»
Enamorado de ella, Perseo pacta con los padres, que están presentes, la mano de su hija si consigue salvarla y éstos aceptan.
Perseo utiliza la cabeza de la Gorgona con la que petrifica parte del monstruo marino y acaban matándolo con la espada curva. Felices por la muerte del monstruo celebran la boda de la joven con Perseo, pero durante la celebración aparece Fineo, tío de Andrómeda y hermano de Cefeo, a quien la joven estaba prometida antes de ser destinada al castigo.
«Aquí estoy yo, y dispuesto a vengar el que se me haya arrebatado a mi prometida.
Ni tus alas ni tampoco Júpiter convertido en falso oro te servirán para escapar de mi»
Perseo tiene que enfrentarse con Fineo y sus secuaces a los que derrota utilizando la cabeza de Medusa. Andrómeda y Perseo viven felices en Etiopía y tienen un hijo, Perses, que queda con sus abuelos puesto que ambos vuelven a Serifos.
Allí se enteran que Polidectes ha intentado violar a Dánae, por lo que petrifica a éste y a sus partidarios. Finalmente devuelve las armas a Hermes y la cabeza de la Gorgona a Atenea que la incorpora al centro de su escudo.
Perseo, Andrómeda y Dánae marchan a Argos en la que aún gobierna Acrisio, el cual, tras enterarse que su nieto vuelve, recordando el oráculo que le anunciaba la muerte a manos de él, huye a Larisa.
Allí acudirá tiempo después Perseo a unos juegos deportivos en los que participará como lanzador de disco.
Pero en uno de sus lanzamientos pierde el control del disco y va a parar a Acrisio que se encontraba en el estadio como espectador y lo mata.
Una vez más el oráculo se había cumplido.
Perseo descubre la personalidad del fallecido y apesadumbrado no quiere ocupar el trono de la ciudad de Argos y funda un nuevo reino en Micenas.
Siguiente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario