He disfrutado recreándome en Melpómene, pintándola bella, pero contenida y severa.
Es la Musa que inspira a los trágicos e interpreta sus teatros.
Esta vez no va coronada de vid como Dionisos, su tendencia al arrebato y a desatar fuerzas salvajes se demuestran en el gesto prudente y algo triste, no necesita de iconografía para representar a la diosa del drama, su disfraz es sólo un turbante y el resto su desnudez.
Envuelta de magia relata historias de héroes y dioses, odiseas y desdichas, tanto de la antigua Grecia como del presente, nos mira fijamente en el cuadro y en el dibujo cierra los ojos concentrada en su Tragedia, cuando la pinto junto a las otras musas, se acurruca a los brazos de su hermana mayor para recibir consuelo.
No es habitual en mí pintar algo triste, así que he buscado la manera de personalizar a Melpómene envuelta de magia como alternativa a la fatalidad y con gesto pacífico para representar ese arte difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa.
Los artistas trabajamos con el afán de comunicar, de revelar con nuestras herramientas emociones y mensajes, la honestidad en lo que contamos es fundamental y el oportunismo y la mentira no tienen cabida en el verdadero arte.
En mis obras suele haber una actitud optimista, positiva y encarada hacia la vida y con todo el respeto a las posturas oscuras y trágicas, me siento más cómodo y honrado representando a Melpómene con la seriedad justa, potenciando su belleza y disfrutando de su intensidad, pero como no sé qué ganas de transmitir tendré en un futuro, me echo a dormir sin saber qué pensaré mañana.
Siguiente
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu Comentario